(Artículo publicado en la edición 106 de Revista Cáñamo (02/2015)
Con casi 7 mil plantas de cannabis, el nuevo cultivo medicinal de Fundación Daya, el segundo que la organización consigue levantar después de su exitosa experiencia en La Florida, se convertirá en la plantación legal más grande de Latinoamérica.
Ubicado en una hectárea del sector rural de Colbún, en la tradicionalmente conservadora región del Maule, el cultivo cuenta con el respaldo de 20 municipios del país, desde el norte grande al sur austral. Su primer objetivo es proveer las flores secas suficientes para crear un fitofármaco cannábico en formato de aceite que –distribuido por los mismos cabildos– aliviará el dolor de 4.000 personas con cáncer, epilepsia refractaria y otras enfermedades crónicas.
Un día histórico
El 18 de enero fue su presentación oficial, una tarde que los asistentes catalogaron de histórica y con razón. En medio de una atmósfera cargada con el olor de nuestras plantas favoritas, por primera vez en Chile se cortaba una cinta tricolor tan importante para la causa cannábica en general, y para su uso medicinal en particular.
Además del equipo de Fundación Daya, el acto contó con la participación de activistas, organizaciones de usuarios medicinales, autoridades políticas, técnicas y municipales. El arte también estuvo presente gracias a la música de la banda Travesía, encabezada por Miguel Tapia (ex baterista de Los Prisioneros).
Más verdes que nunca
El suboficial Ernesto Fuentes Riquelme llegó a la ceremonia en representación de Carabineros. En una imagen inédita, el uniformado se paseó por el megacultivo y se dio el tiempo para fotografiarse y conversar con los asistentes.
La seguridad es una tarea no menor e incluye, entre otras medidas, un doble cierre perimetral, rondas permanentes por parte de Carabineros, vigilancia de día y noche a cargo de guardias privados, un panóptico, cercos eléctricos y cámaras de seguridad. Asimismo, el Servicio Agrícola y Ganadero del Maule (SAG) hace inspecciones periódicas para fiscalizar que todo evolucione según lo acordado.
Jacqueline Ruz, máster en fitoterapia y directora de Desarrollo Químico-Farmacéutico de Knop Laboratorios, la empresa que elaborará el primer fitofármaco, reconoció que estaban esperando una fuente de obtención legal de la hierba para poder desarrollar un medicamento con sus componentes. Los estudios clínicos estarán a cargo de tres instituciones públicas que cooperan con el proyecto: el Instituto Nacional del Cáncer y los hospitales Las Higueras de Talcahuano y San Borja Arriarán.
La marihuana más barata del mundo
Tras la aprobación del SAG, la siembra de más de 6.900 semillas se llevó a cabo en noviembre del 2015 y se estima que la cosecha se realice entre marzo y abril de este año. Se plantaron 16 variedades de cannabis sativa e índica, unas con fines de producción medicinal y otras con propósitos investigativos. Se espera que, en promedio, lleguen a medir dos metros de altura.
El riego se realiza por goteo (cada mata es alimentada por dos goteros) y demanda la dedicación exclusiva de 12 trabajadores, quienes cuidan del cultivo siete días a la semana con gran esmero, esfuerzo y profesionalismo. Su principal encargado es Pablo Meléndez, activista y constructor civil. Según él, será la cannabis más barata del mundo, con un valor de 350 pesos el gramo.
Voces
“Mi entrada acá fue pura emoción, sentir ese olorcito de un trabajo que venimos haciendo hace rato. (…) Ver estas plantas es ver vida y futuro. Saber que vamos por el camino correcto es una emoción que nos llena como madres”. Andrea Bello, representante de Mamá Cultiva en la región del Bío-Bío.
“Yo creo que la personas que se oponen a este tipo de cultivos son personas que no han visto lo que nosotros estamos viendo hoy. (…) Si quieren plantar 200 hectáreas me dicen nomás y les vendo toda la comuna, no nos hacemos problemas. La cerramos allá y acá y nos quedamos todos adentro”. Pedro Pablo Muñoz, alcalde de Colbún.
“Estamos muy contentos de poder participar. Recordemos que Antofagasta es una de las ciudades que tiene los índices más altos de cáncer y tenemos personas que sufren todos los días porque no responden a los tratamientos convencionales del dolor. (…) Lo que estamos haciendo es ayudar a mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos”. Karen Rojo, alcaldesa de Antofagasta.
“(…) Decidimos venir porque hay que cambiar los paradigmas de una sociedad media cartuchona que prohíbe ciertas cosas y liberaliza otras de una manera exacerbada”. Claudio Segovia, alcalde de Graneros.
“Queremos ser parte del cambio cultural y de la transformación de nuestra sociedad, nosotros no estamos para administrar lo que hay, estamos para empujar los límites de lo posible; por abrir la mente y por abrirle espacio a estos proyectos. (…) Somos partidarios de la despenalización y del autocultivo, siempre lo hemos dicho. Lo medicinal por cierto que es un eje importante, pero nosotros creemos que hay que ir mucho más allá”. Fernando San Román, alcalde de Tocopilla.
“En el mundo entero vemos un proceso de redescubrir de la mano de la ciencia aquello que hace ya 5.000 años los antiguos conocían: el potencial terapéutico de esta increíble planta medicinal. Volvemos nuevamente la vista hacia la sabiduría de la naturaleza y desde el rigor de la ciencia hoy nos encontramos con el inmenso servicio que le puede brindar a la humanidad. (…) Queremos aportar para que la cannabis pueda desarrollarse ya no dentro de la lógica tradicional del mercado, donde corre el riesgo de convertirse en un producto de lujo que no esté al alcance de todos lo que la necesitan, queremos que este nuevo desarrollo se haga desde la lógica de la economía del bien común. (…) Creemos en la colaboración con un objetivo común: aliviar el sufrimiento humano, sin con ello arruinar los bolsillos de nadie”. Ana María Gazmuri, presidenta de Daya.