¿Y qué dice la Asociación Médica de California?
El mediático rechazo del Colegio Médico al uso de cannabis medicinal provocó una ola de críticas por el retroceso en la materia que supone volver a los años del CONACE. La ceguera frente a los cientos de testimonios que provienen de organizaciones de la cultura verde, la obstinación por rechazar el concepto de «cannabis medicinal» y la estrategia prohibicionista son algunas de las particularidades que promueven obviar una segunda lectura. En especial, porque otros organismos internacionales, como la Asociación Médica de California, han avanzado desde principios de la década en propuestas para respaldar el uso integral de la droga más consumida en el mundo.
En la mañana del primer día de julio, decenas de manifestantes de múltiples organizaciones cannábicas en Chile se reunieron al exterior del edificio del Colegio Médico en calle Esmeralda. Sobre los adoquines se alzaron las banderas y lienzos criticando la postura conservadora del gremio de colegiados, que días antes publicaba un extenso documento rechazando el actual proyecto de Ley Cultivo Seguro, el que propone modificar el Código Sanitario para incorporar el uso medicinal de productos derivados del cannabis.
Una respuesta similar hubo en medios digitales y a través de redes sociales, donde usuarios medicinales advertían la ignorancia de la institución por la falta de observación a la evidencia empírica recogida en la última década y la inconsistencia de la organización profesional, que basó su argumento ultraconservador en el «escaso o nulo valor terapéutico» de los productos derivados del cannabis. En el documento con la posición del Colegio Médico de Chile sobre el proyecto de ley y tras una investigación que vinculaba cifras del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), se afirmó que «dado que la evidencia científica no ha demostrado de manera convincente la utilidad clínica del uso de cannabis o sus componentes, la indicación de esta planta no estaría dentro de una buena práctica clínica».
Pero lo cierto es que mundialmente otras organizaciones e instituciones competentes también han realizado una reflexión en torno a la droga más consumida en el mundo. Por ejemplo, en el año 2010, la Asociación Médica de California (CMA, por sus siglas en inglés) ordenó la formación de un comité técnico para recomendar políticas sobre la legalización, reglamentación y la educación adecuada sobre el cannabis. De esta manera, el Comité Asesor Técnico (TAC, por sus siglas en inglés) reconoció que la ilegalidad federal y la criminalización del cannabis son políticas de salud pública fallidas, y que no contemplan el creciente impulso de la despenalización del cannabis: En Estados Unidos el consumo es legal en 10 Estados, ha sido despenalizado en 18 Estados y se garantiza el cannabis medicinal en 29 Estados.
La Asociación Médica de California es una organización profesional que representa a más cuarenta y cuatro mil médicos en todas las modalidades de práctica y especialidades en el estado de California, con el objetivo de beneficiar el desarrollo de verdades científicas frente a los desafíos de la profesión. Mientras tanto, el Colegio Médico de Chile, que solo agrupa a veintiocho mil profesionales, ha establecido una estrategia con un sesgo tradicional y prohibicionista, sin interés en incidir en las políticas públicas del país.
El documento que publicó la asociación norteamericana en el año 2011 reconoció un punto clave que ha sido enfatizado por otros actores sociales y políticos cuando se debate sobre el uso de cannabis medicinal. Tras la revisión bibliográfica, la CMA aseguró que la investigación en torno al cannabis se ha mantenido limitada durante años debido al estado de la marihuana como una sustancia restringida.
La Convención única sobre Estupefacientes de 1961, enmendada por el Protocolo de 1972, clasifica a la planta de cannabis en la lista I, que contiene las sustancias consideradas como adictivas y perjudiciales, y en la lista IV, que contiene aquellas con propiedades particularmente peligrosas y de poca o ninguna utilidad terapéutica; restringiendo así su uso.
En la misma lógica, el informe del Colegio Médico distingue una segunda información de contexto sobre la regulación del cannabis que considera lo siguiente: «Los tratados internacionales exigen mayores requerimientos para el cannabis en comparación con otros medicamentos que no están bajo control internacional. Entre estos requisitos se encuentra que el gobierno debe crear una agencia nacional reguladora que controle la producción y distribución de la marihuana con fines médicos, que el uso médico de cannabis y sus derivados debe ser supervisado por médicos y que la droga debe ser dispensada bajo receta médica».
Por lo anterior, el gremio subraya que el proyecto de ley Cultivo Seguro, impulsado por las organizaciones Fundación Daya y Mamá Cultiva, no garantiza medidas de control y no propone una entidad reguladora como lo requieren los convenios internacionales. En ese sentido, y sin la ambición de sugerir una propuesta significativa para el desarrollo de políticas públicas, el informe del Colegio Médico concluye que «es por esto que este proyecto de ley corre el riesgo de transformarse en una legalización de facto del autocultivo de marihuana para cualquier fin, involucrando en ello al gremio médico».
Por otro lado, el TAC también reconoce el uso de cannabis recreativo como una preocupación directa del CMA, para así abordar los posibles beneficios y riesgos de la planta y de sus componentes químicos. Así, el documento destaca que es necesaria una supervisión y un control de calidad, dirigidos a proteger la salud personal y pública, que pueden lograrse con la legalización y regulación estatal. Así ocurre con el alcohol, el tabaco y los productos alimenticios; principio que no considera el informe del Colegio Médico, que se inclina por la estrategia de la prohibición, poniendo como argumento las cifras del programa de tratamiento para niños, niñas y adolescentes con consumo problemático de alcohol y otras drogas, elaborado por el área de Tratamiento y Rehabilitación del SENDA.
Entonces, la asociación de médicos californiana enumera diferentes aspectos que demuestran cómo la criminalización del cannabis es una errada estrategia pública. Entre ellos: la desviación de recursos económicos limitados a los costos judiciales por sobre otros usos, como la financiación de atención médica, de educación o transporte; la destrucción social de grupos familiares cuando se encarcela y criminaliza a consumidores medicinales, en lugar de ofrecer tratamiento y asistencia social; y el fracaso e incapacidad de disminuir los suministros de fuentes criminales y no reguladas, y las limitadas acciones de los gobiernos contra la prohibición de las drogas.
El estudio de CMA usa como ejemplo la experiencia sobre la política de drogas utilizada en Portugal para ilustrar una medida alternativa en la reducción de daños. De esta forma, la despenalización del cannabis podría consistir en una serie de medidas, como la reducción de sanciones por delitos relacionados, estrategia que se aplicó en Portugal y lo convirtió en el primer país europeo en despenalizar la posesión personal de cannabis, cocaína, heroína y metanfetamina en 2001, ofreciendo apoyo con terapias en lugar de sanciones penales por posesión de drogas. Cinco años después de implementar aquellas políticas de despenalización, la sociedad portuguesa había disminuido el consumo de cannabis en adolescentes a un 10?%, el más bajo dentro de la Unión Europea.
Por último, la Asociación Médica de California concluye que la ilegalidad del cannabis ha perpetuado la prohibición y ha impedido el desarrollo de políticas públicas sobre el cultivo medicinal o la fabricación y etiquetado de productos medicinales derivados de la marihuana. Por aquello, señalan que se debe retirar el cannabis de su lista actual para realizar nuevas investigaciones clínicas, como cualquier producto farmacéutico, contribuir con información que actualmente no está disponible, y determinar la utilidad y los riesgos asociados a la planta de marihuana. Porque una política que criminaliza usuarios de cannabis solo apuesta por un gasto fiscal. Pero, por otro lado, provoca la oportunidad de que exista un movimiento social que busque la legalización.
En Chile, a comienzos del 2005, la manifestación «Contra el narcotráfico, cultiva tus derechos», convocada por la organización autónoma Movimental, invitaba a marchar por la despenalización, la tenencia, acceso y abastecimiento de cannabis. En ese entonces, se reunieron al menos siete mil personas que dieron el primer paso en instalar la conversación en la sociedad sobre la búsqueda de políticas públicas para regular la planta de marihuana. Quince años después, el proyecto de organizaciones, fundaciones, activistas y pacientes de cannabis medicinal es por una nueva política de drogas y regulación para el cannabis. Un objetivo de relevancia nacional del cual se restaron los veintiocho mil doctores y doctoras que pertenecen al Colegio Médico.
Hoy, en países que avanzan en la materia, los médicos y profesionales de la salud que apoyan y validan sus beneficios terapéuticos se han convertido en «guardianes». De hecho, la CMA cree que la labor de los médicos debe resguardarse hasta que se cumplan los requisitos legales internacionales, como la modificación de la categoría del cannabis en la Convención única sobre Estupefacientes de 1961. Por el contrario, el informe del gremio de colegiados de la salud en Chile propone y destaca tajantemente que «como médicos, no estamos dispuestos a recetar la planta de marihuana con un fin medicinal, ya que no poseemos el respaldo científico para hacerlo con seguridad y las condiciones técnicas más elementales para saber qué es lo que realmente estamos recetando en términos de dosis y concentración».
La postura del Colegio Médico supone el rechazo no solo al concepto de «cannabis medicinal», sino que a observar los avances sociales y participar hacia una política de salud pública nacional. Aun así, cada año múltiples organizaciones, fundaciones, dispensarios o profesionales de la salud han sumado más testimonios de pacientes medicinales que aprovechan los beneficios terapéuticos de la planta y que para cada marcha Cultiva Tus Derechos repletan las calles del país exigiendo un proceso regulatorio para la despenalización del cannabis.