En 1958, el autor de Un Mundo Feliz, la famosa novela en la que los personajes son obligados a consumir ‘soma’, una droga destinada a adormecer la conciencia y a brindar inmediata sensación de placer, concedió una entrevista para referirse a la irrupción de la industria farmacéutica y a los efectos psicoactivos del cactus.
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