Sustratos: de la tierra a tu paladar
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Sustratos: de la tierra a tu paladar

Archivos Cáñamo. Fecha original de publicación agosto de 2017, edición N° 112

Desde hace cientos de años que el cultivo de cannabis se va especializando, ya sea para fines recreacionales, terapéuticos y/o industriales. Y existen distintas ramas o escuelas de cultivo que buscan sacar el máximo beneficio en producción, sabores, efectos y desarrollo del fenotipo de la planta. Una de estas técnicas de cultivo es la que se fija en la relación sustrato-planta, tanto como medio de cultivo inerte como sustrato vivo. En este artículo revisaremos algunas características básicas de los sustratos, así como los tipos que existen, y terminaremos con los casos teóricos de cultivo en sustrato.

Sustrato, ¿qué es?
El sustrato se define como el medio de fijación o anclaje de las raíces. De la calidad y constitución de éste depende el éxito y velocidad del enraizamiento. De esta manera, un sustrato bien preparado deberá proporcionar un buen enraizamiento y garantizar un medio de alimentación, ya sea a través de un sistema de fertilización o siendo en sí mismo la fuente de alimentación de la planta.

Características
En el cultivo de cannabis existen al menos una decena de sustratos distintos. Sin embargo, los principales son aquellos que cumplen con tres reglas básicas de todo sustrato: materia orgánica, retención de humedad y aireación. Cada una de estas características cumple un papel importante a la hora de cultivar, y son la base de todo tipo de sustrato para el cannabis.

Materia orgánica: se refiere a aquellos sustratos que son ricos en nutrientes o materia orgánica, se abrevia con la sigla M.O. La principal fuente de M.O. para el cannabis en estos momentos es el humus de lombriz, también están el compost, la turba, guanos y otros sustratos minerales como la dolomita o la zeolita. La M.O. es muy importante a la hora de escoger un medio de cultivo, debido a que será la principal fuente de alimentación de la planta. Un sustrato rico en M.O. proporcionará un crecimiento vigoroso, sano y frondoso; en cambio, un sustrato con baja M.O. dará como resultado un cultivo con raquitismo o plantas desnutridas con pocas hojas o con fenotipo poco desarrollado.

Retención de humedad: se refiere a la capacidad de un sustrato para conservar humedad en sí mismo, de manera que la planta va consumiendo el agua que se encuentra reservada en los sustratos con capacidad de retenerla. Estos sustratos destacan en su mayoría por ser inertes, debido a que su estructura no requiere una cantidad de M.O. para lograr esta característica. Por ejemplo, la fibra de coco es un sustrato ideal para usarlo como retenedor de agua en cultivos donde la sequía abunde. Asimismo, otros sustratos como la vermiculita tienen una granulometría más gruesa (como arena) pero retienen más de 100 veces su peso en agua, lo que permite un ahorro importante a la hora de regar. La retención de humedad es tan importante en el cultivo de cannabis porque permite a las plantas crecer nutridas y sin carencias hídricas durante todo su periodo de cultivo, lo que se traduce en plantas mucho más estables y dóciles a las podas al estar bien hidratadas, aumentando su capacidad de absorber lúmenes y CO2.

Aireación: esta característica es de vital importancia a la hora pensar en un cultivo sano. La razón radica en que una buena aireación garantiza un desarrollo saludable de las raíces, de esta manera la planta se alimentará mejor y libre de estrés. Los principales sustratos que aportan aireación son la perlita, la turba, la vermiculita y la fibra de coco. La mayoría de estos sustratos son inertes, debido a su estructura liviana y fibrosa. Un sustrato que no entregue buena aireación en sus propiedades físicas está destinado a ser un sustrato duro y compacto, como el compost o la tierra de hoja, donde la falta de aireación provoca estrés por sofocación en las raíces, haciendo más lentos todos los procesos. De esta manera, es importante que el porcentaje de aireación en un sustrato sea mayor a un 30% para garantizar un cultivo saludable.

Tipos de sustratos
Dentro de los distintos tipos de sustratos encontramos principalmente dos clases que se usan para el cultivo de cannabis: las mezclas y los inertes. Ambos sustratos comparten características físicas similares, sin embargo, a la hora de entregar M.O. distan mucho de ser parecidos.

Mezclas: son sustratos conformados por dos o más sustratos distintos que en conjunto entregan propiedades ventajosas para el cultivo. En sus primeros libros, Jorge Cervantes recomienda la mezcla universal o HTP, un sustrato basado en humus de lombriz, turba y perlita. Esta mezcla garantiza una base de M.O., además de una buena retención de agua con la turba y una buena aireación con la perlita. Hoy en día, sin embargo, es posible encontrar distintas mezclas para distintos fines. Por ejemplo, la adición de vermiculita o zeolita ayuda a aprovechar los fertilizantes líquidos que se vayan a emplear en el cultivo, debido a que estos sustratos tienen una característica en común llamada CIC (Capacidad de Intercambio Catiónico), que es la propiedad de retener nutrientes líquidos y entregarlos de manera progresiva a la planta. De esta manera, los fertilizantes se aprovechan mucho más.

También hay mezclas ricas en M.O. que no requieren fertilización externa. Estas se basan principalmente en humus de lombriz, compost y guanos, que son fuentes ricas en nutrientes principales como nitrógeno, fósforo o potasio.

En el mundo podemos encontrar distintas mezclas dependiendo del contexto del cultivo. Por ejemplo, en los países tropicales es común encontrar distintas variedades y calidades de guanos: de ave, murciélago, mono, etc. En los países más industrializados se pueden encontrar distintos materiales para mezclas: turba, arena, fibra de coco, perlita, vermiculita, lana de roca, etc.

Por lo general, las mezclas más técnicas son las basadas en fibra de coco y vermiculita, debido a que al ser sustratos inertes o con ausencia de M.O., sus características van por el lado de hacer un buen puente entre nutrientes y raíces, además de brindar excelentes propiedades como retenedores de agua, aireación, porosidad, etc.

Inertes
Los sustratos inertes, como mencionamos, son aquellos que no entregan nutrientes o tienen muy poco valor nutricional en el contexto del cultivo. Sin embargo, entregan grandes propiedades físicas que ayudan a mejorar el proceso: alta retención de humedad, excelente aireación y filtración del agua o porosidad. Estas características son muy importantes a la hora de cultivar cannabis con un sustrato adecuado, debido a que sin retención de humedad tendremos problemas de sequía que atraen plagas como arañas rojas. Si tenemos problemas de aireación tendremos raíces apretadas y planta poco arbustivas.

De esta manera, los sustratos inertes ayudan a mejorar el rendimiento del agua, de los fertilizantes y de la misma planta en general gracias a estas propiedades físicas. Los sustratos inertes más conocidos son la fibra de coco, la perlita, la vermiculita, la lana de roca, la arlita, el sphagnum, la turba rubia, la arena y las gravillas. Hoy en día, el cultivo moderno usa los sustratos inertes mezclados con sustratos con alta M.O. como el humus de lombriz o el compost, garantizando así un equilibrio perfecto para la nutrición de la planta.

Los sustratos inertes también se pueden usar en sistemas de cultivo hidropónico, tal es el caso de la arlita o la fibra de coco, que como medio de cultivo hidropónico son excelentes sustratos, aunque requieren de manera obligada el apoyo de fertilizantes en crecimiento y floración que sean especiales para el cultivo hidropónico.

Técnicas de cultivo en sustrato
Cuando hablamos de técnicas de cultivo en sustrato nos referimos a los métodos empleados para conseguir un fin deseado. Por ejemplo, algunos cultivadores prefieren la producción, mermando los efectos o sabores, y otros cultivadores prefieren disfrutar de los sabores o buscar un efecto deseado. En cualquier caso, el sustrato cumple un rol fundamental a la hora de fijarse la meta en un proyecto.

Diferenciaremos dos técnicas básicas de cultivo en sustrato: con fertilización externa y sin fertilización externa.

Cultivo con fertilización externa: nos referimos a los cultivos donde vamos a apoyar con fertilizantes líquidos o sólidos las etapas de crecimiento y/o floración. Los fertilizantes ocupados en esta etapa son aquellos ricos en nitrógeno, por lo que el sustrato no debe contemplar una adición muy alta de sustratos ricos en M.O. como el humus. En este tipo de sustratos se recomienda usar un máximo de 20% total de sustrato rico en M.O, el 80% debiera contemplar drenadores y aireadores.

Cultivo sin fertilización externa: este tipo de cultivos requiere un sustrato rico en M.O y, dependiendo del proceso, requerirán usar dos sustratos en vez de uno. Esto es porque en crecimiento la planta requiere nutrientes que en floración no necesita. De esta forma, para evitar el uso de fertilizantes debes asegurar un sustrato de crecimiento rico en nitrógeno y un sustrato de floración rico en fósforo y potasio. Los sustratos ricos en nitrógeno son el humus, los compost vegetales y algunos guanos; para floración usaremos sustratos como compost de frutas, guano de murciélago, guano de ave, melaza, etc.