Se juntaron las Autoridades: nueva reunión de la Organización de los Estados Americanos para hablar de drogas
Durante los últimos días de abril se reunió en Washington la Organización de los Estados Americanos (OEA) para debatir sobre el problema de drogas en la región. Allí se presentó, a través de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), el Informe del uso de drogas en las Américas 2015.
Más allá de los aspectos relacionados con las estadísticas de consumo de drogas en cada país, que la propia organización considera poco fiables y poco equiparables entre países, debido a las diversas metodologías utilizadas para obtener los datos, el informe no aporta nada novedoso. Ante la realidad de la región, con el experimento legalizador en Uruguay y Estados Unidos, y las diversas despenalizaciones en varios países, podría esperarse del informe mayor profundidad en el análisis de las políticas llevadas a cabo hasta ahora, o en las que deberían tomarse en el futuro. Pero las conclusiones del informe, que podrían haberse escrito hace treinta años, son un claro ejemplo de la inmovilidad de estas instituciones: “Se confirma la necesidad de contar con políticas públicas bien diseñadas, correctamente implementadas y con criterios de evaluación claros”.
Pero, al margen del informe, algunas de las intervenciones en la cumbre latinoamericana sí que permitían vislumbrar los cambios que están teniendo lugar en la región, y que probablemente se acelerarán en los próximos años. El secretario de la OEA, José Miguel Insulza, pidió profundizar en los enfoques de salud pública, en vez de centrarse en la persecución criminal: “Tenemos más de tres millones y medio de personas en las cárceles de nuestro hemisferio y por lo menos un tercio de ellos están en prisión por las drogas. Debemos ser capaces de reducir una situación que vulnera los derechos humanos”. Los representantes de México, un país especialmente castigado por la violencia del narcotráfico, apostaron también por ir abandonando las políticas centradas en la represión de los consumos, y aceptaron discutir la despenalización, la regulación o la legalización de drogas como la cannabis.