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¡Se escucha la Casaparlante!

Bienvenidos a su casa. El proyecto nació hace dos años de la creativa cabeza de un grupo de seis principales miembros: Andrés, Mauricio, los dos Felipes, Hugo y Erick. Una plataforma para los artistas y público que permite dejar registros de todas aquellas farras que, por pasarla bien, no guardamos en nuestros dispositivos.

En medio del centro de Santiago se escucha. Por fuera del edificio ubicado en el centro de Santiago todo está tranquilo, pero dentro de esas paredes, todo se escucha, se siente y se vive.

Es el turno de una sesión especial, que lleva como nombre «Solo negros», y que contará entre sus invitados con la presentación de Bufalo Dit.

Son cerca de las 21:00 horas y ya todo está listo para empezar. Una de las plataformas más populares de la música urbana en Chile dará inicio a otro capítulo.

¡No se escucha la Casaparlante!, se oye desde el fondo.

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Andrés Masilla es el director del proyecto. Estudió dirección en cine, pero su rubro ha sido la televisión. «Me he desempeñado más en televisión. Dirección en foto, camarógrafo, director, montajista. Ahí fui adquiriendo mi experiencia, para hacer este proyecto lo más lejos de la televisión posible», precisa.

Respecto de la estética de Casaparlante, explica, «consideramos una edición más millennial. El público objetivo del proyecto es de 13 a 34 años».

Felipe, un joven rasta con hábiles capacidades en el plano tecnológico, se encarga del área de digital en Casaparlante. «En estos momentos ha sido más manejar las masas. Los comunicados. Mantener posicionando la marca, más que algo visual. Ahora pronto vamos a empezar ese otro lado con la página web. Este año nos enfocamos solamente en las redes», afirma.

Hugo Alvear siempre tiene la talla a flor de piel. Es el productor técnico de este proyecto. «El encargado de que nuestras cámaras, intercomunicadores y las luces estén funcionando. La persona que también grita y alienta al público. ¡No se escucha la Casaparlante!», cuenta entre risas el hombre oriundo de Recoleta.

«Esos ruidos generan ambiente y atmósfera, porque la gente en Chile es media tímida. Si no los empujas no saltan», agrega Mauricio Toledo, más conocido como el Mauro, productor general de Casaparlante.

«Los chilenos, cuando están en piño, todos los hueones lo pasan bien. Si pillas a una persona sola está superpiola», repara Alvear. «Esto nace de esa energía que se siente, de que tú estás en una casa y así te sientes. Yo te convido mi copete, tú tus caños. De eso se trata ese grito. De un pasémosla bien todos», agrega.

Uno de los miembros clave en la creación y unión en esta iniciativa es Felipe Riveros. «Yo soy el productor ejecutivo. Con mis compañeros acá cumplimos todos una misma misión: sacar este proyecto a flote, que no se hunda, y poder tener retribuciones para que esto pueda seguir», asegura.

«Cada vez se ha ido sumando más gente. Estamos felices con el equipo», precisa.

De Auto a la Casaparlante

«Yo soy el productor general del programa. Mauricio Toledo es mi nombre. Mi historia con el proyecto y este formato empezó por mi cercanía con la música. Era ver y saciar la necesidad al artista. Yo me paré varias veces en un escenario y quedé bastante pegado. La producción en Chile deja bastante que desear. No hay preocupación por hacer ver y hacer sentir al artista como un artista y el capitán (Andrés Mansilla), lo interpretó muy bien visualmente», relata Mauro, músico y miembro del grupo Esencia Maestra.

En medio de esta conversación los seis se ponen felices. Un llamado los impacta. Andrés Mansilla, «El capitán», recibe un llamado. El anuncio es de Wom, empresa que se suma como uno más de sus importantes auspiciadores, entre otros como Natural Farm y Natural Magic.

Erick Valero es el director de arte del proyecto. Fue él quien creó el diseño del logo de la iniciativa, que en un inicio era un auto y al voltearlo, quedó como una casa, la Casaparlante.

«Nos conocíamos todos por distintos lados y nos unimos», cuenta el gráfico entre risas.

Casi todos vienen del área audiovisual. Fotografía, periodismo, diseñador. Mauro es músico. Son adultos cumpliendo el sueño de adolescentes. Todos tienen entre 32 a 37 años.

«Lo que nosotros estábamos haciendo era un programa llamado Autoparlante, hace dos años más o menos. Una especie de productora para ganarnos la vida, y entre eso hicimos videos para gimnasios, de trajes electrónicos para trotar. Hicimos el videoclip de One love, grupo de Mauro. Lo que sí teníamos claro es que queríamos hacer un programa de música, donde los artistas pudieran ir a hacer una versión única de su tema más conocido. Cómo lo hacíamos. Como el típico programa de auto, Mauricio conducía y cantaba, y entrevistaba al artista. éramos como un Uber musical. Pasábamos a buscar al artista y lo llevábamos a un local donde un público lo estaba esperando y lo rodeaba, y hacía su sesión en vivo y versión única. Hicimos dos capítulos con Pedro Foncea y Maxi Vargas. Iba todo funcionando bien, y por otra razón tuvimos que pintar el grafiti para un video clip de Maxi Vargas y dijimos: oye y por qué no aprovechamos este lugar», relata Mansilla.

Felipe Riveros explica: «Teníamos una premisa que siempre la vivíamos en los carretes, que cuando están carreteando los músicos, es típico que no quieren tocar hasta que entran en confianza. Al otro día te levantas y dices, puta la hueá, nadie grabó la hueá de anoche, hueón. Nosotros somos esos hueones, los que graban ese momento. La mejor versión de ese momento y no hay más».

En este contexto, el director del proyecto asegura que son «una sesión de música, no una fiesta. Sesiones de música en vivo. Es público que viene a ver el show y viene a disfrutarlo y a su manera».

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Casaparlante se desarrolla en la casa de Andrés. La sala de reuniones es su habitación y living. Ahí está su cama y sus sillones. Su cocina y sus tazones. Los miembros se reúnen allí dos veces por semana, aunque a veces, o la mayoría de las veces, toda la semana.

En relación a los vecinos, Mansilla señala que «en un principio hubo problemas, pero ahora terminamos los eventos a las once de la noche, once y media máximo».

«Los pacos tampoco pueden hacer nada porque está todo dentro de los reglamentos. Es un carrete en nuestra casa. Nosotros no cobramos, lo que hay dentro lo regalamos. No hay boletas, facturas. No necesitamos patente», argumenta.

Carla es maquilladora y peluquera. No es su primera vez como invitada en Casaparlante. «Este proyecto me encanta. Lo encuentro innovador, diferente, entretenido. Me gusta la música urbana, es muy urbano. De lo que se está escuchando ahora: trap, rap, pop. Aquí mezclan muchos estilos», afirma la joven. Además, una de los detalles que más le gusta del lugar donde se realiza este evento es la escenografía. «Me fascinan los rayados y lo flúor», agrega.

Más de cien. Un éxito inesperado

Para el capitán Andrés Mansilla «Casaparlante es una plataforma. Partimos buscando qué hacer para llegar al público, cómo llegar a él y hacer cosas que le gusten».

«Es una plataforma al artista, que saca la mejor versión del artista», agrega Mauricio.

Según reflexiona Mansilla, el foco del proyecto cambió. «Lo empezamos haciendo para la gente, pero nos dimos cuenta de que es para el artista, porque finalmente eran ellos los que necesitaban una plataforma donde mostrarse. De mostrar su mejor versión en vivo. Eso es superimportante. Tocan entre dos, cuatro a seis canciones», señala.

Felipe, el director de arte, sube fotografías al Instagram de Casaparlante. Es callado, pero observador. «Tenemos más de 100 capítulos, más de 100 artistas. 20 extranjeros», comenta.

Para Mansilla, «Paloma Mami fue el punto de inflexión. Lo que estábamos esperando que pasara para despegar, que nos conocieran fuera del underground. Nos llevó hasta Estados Unidos», asevera. Para el productor ejecutivo, en cambio, la sesión que lo marcó fue la de Pablo Chill-E.

«La de Saturno y Quique Neira fue increíble, loco. La de Saturno, cuando vamos en el auto mi hijo me dice, papi ponte esa, porque esa es wena», comenta Hugo. Duki, DrefQuila y Akapellah también fueron importantes.

Para el director de tecnología, la invitación de artistas de esta índole y relevancia, repercute en el «número de visitas y suscriptores nuevos» de Casaparlante.

Son todos raperos y un rockero. Mientras que para Mansilla su banda favorita es Deep Purple, el rock clásico de los 70, a Hugo le gusta Snoop Dogg, al igual que Riveros, quien también escucha trap.

Si bien comenzaron esta aventura hace dos años, y el proyecto es ampliamente reconocido en la escena musical, los creadores de Casaparlante proyectaron su éxito y apuntan a que queda mucho todavía. «Queremos ir a otros países», alude Andrés Mansilla.

«Si bien no nos comunicamos, no hablamos a través de nuestras redes, no opinamos, sí tenemos un mensaje que son las voces de lo que hacía falta. Somos una plataforma para comunicar. Comunicar lo que le hacía falta a la industria», sentencia Mauricio.