Entrevistas y ReportajesEstilo de VidaMedioambienteNacionalReportajesSociedad

SCOBY el «Hongo» que puede ser plástico, cuero o papel

¿Te imaginas rolando un caño en un envoltorio de SCOBY?, ¿Reemplazando el cuero animal por esta simbiosis?, ¿incluso detener la tala indiscriminada de árboles y crear papel a partir de este elemento? Seguramente nuestro planeta lo agradecería.

Para aclarar SCOBY no es un «Hongo», es una colonia; se trata de una simbiosis entre 3 principales elementos que componen este pedazo de tejido conocido como zooglea; lo integran bacterias, levaduras y celulosa. En inglés significa: Symbiotic Culture Of Bacteria & Yeast (SCOBY), en español Colonia Simbiótica de Bacterias y Levaduras. El nombre fue dado por Len Porzio, un científico contemporáneo que se dedica al estudio de la naturaleza de SCOBY y de la fermentación que genera una bebida conocida como la Kombucha.

SCOBY, popularmente se lo relaciona con la Kombucha (brebaje), que es una bebida ancestral que tiene su origen hace 2000 años. Proviene del lejano oriente, se puede saborizar con jengibre, naranja, berries, etc, y mantener en la hielera o en su exterior por un periodo determinado de tiempo, incluso genera su propio gas durante la fermentación. Sin embargo, los diferentes usos experimentales que se le dan al SCOBY hoy en día, abren cientos de posibilidades que podrían resolver problemas medioambientales.

Algunas de las características de SCOBY nos sorprenden. Por ejemplo, se reproduce asexualmente generando otros SCOBYS con las mismas propiedades (se sugiere regalar SCOBY para su propagación); pueden crecer según las dimensiones en donde esté retenida (en envases de vidrio de 1; 5 hasta 20 litros o más, SCOBY es capaz de crecer y engordar); tienen la capacidad de fermentar el té y convertirlo en el té de kombucha, dándole todas sus enzimas, vitaminas, ácidos y compuestos esenciales.

El LABVA, Laboratorio de Biomateriales de Valdivia, es un laboratorio de ciencia ciudadana, lugar en el que realizan experimentación y prototipado de nuevas materialidades a partir de organismos como micelio, SCOBY de kombucha, entre otros.

En la ocasión conversamos con el equipo integrado por María José Besoain (Coordinadora Laboratorio), Alejandro Weiss (Coordinador Prototipos) y Valentina Aliaga (Coordinadora comunicación y diseño) quienes comentaron que «siguiendo protocolos de libre acceso buscamos generar un cambio en los paradigmas en torno al modelo de economía lineal y sus materiales representativos – principalmente el plástico – que dominan nuestro entorno: objetos de alto impacto en su producción, de una corta vida útil, que son desechados con facilidad y utilizando materiales que no son biodegradables».

Es en este contexto, el equipo LABVA promueve la generación de nuevos materiales 100% biodegradables, reincorporando desechos locales de fácil acceso a la línea de producción, potenciando economías distribuidas en el territorio y creando un modelo de economía circular.

Durante el tiempo se han encontrado diferentes usos para los SCOBYS, más allá de sus propias capacidades para fermentar la Kombucha, se menciona en algunos foros de internet sobre su uso como un excelente regenerador de tierra de cultivo, que habría que experimentar y comprobar, al igual que el uso como mascarilla para suavizar la piel, o su uso comestible en ensaladas que -incluso- reemplazarían la textura del pulpo.

Por su parte el equipo LABVA comenta que «Nuestra experimentación con SCOBY se basa en el trabajo con variables tales como Espesor, que determinarán la rigidez, flexibilidad y translucidez del material; color, a través del uso de tintes naturales en el mismo medio de cultivo; deshidratado, según condiciones de temperatura y humedad en el proceso de secado; y Texturas, que dependiendo de la superficie de secado del material obtendremos una superficie rugosa o más bien lisa. Así, las definiciones de cada una de estas variables modificará el cultivo y cosecha de SCOBY, logrando características particulares en cada caso».

Del mismo modo agregaron que «los resultados que hemos obtenido de esta experimentación nos han dejado maravillados con el potencial que este biomaterial puede tener tanto en la generación de nuevos objetos, en la industria textil e incluso en el ámbito de packaging. Del mismo material puedes hacer papelillos (fumar), papel vegetal, puedes hacer un textil, plástico, cuero, etc, tantos resultados como exploraciones».

SCOBY es una inagotable vía de exploración, gracias a su rápida reproducción permite que se pueda propagar y regalar con el objetivo de beneficiar a más personas en el uso y experimentación, como lo hacen los bosques, que sostienen una constante comunicación a través de sus raíces con motivo de traspasarse información. Esta acción la realizan los árboles más viejos a los árboles más jóvenes.

Para LABVA el interés sobre SCOBY «radica en la la versatilidad del biomaterial. No sólo es fácil de cultivar con insumos de bajo costo (té y azúcar) y reproducir de manera casera sino que además requiere cuidados básicos de temperatura y alimento. En ese sentido, es un material que posibilita una democratización y fácil transferencia de conocimiento para generar conciencia y cambios en lo que respecta a nuestro impacto medioambiental».

«Cabe señalar que SCOBY permite trabajar con variables como espesor (según temperatura y tiempo de cultivo), color (tinturas en el mismo cultivo), textura (es posible generar patrones) y dimensiones (crece según la forma del recipiente del cultivo) para lograr una infinidad posibilidades como nuevo material». Destacan desde LABVA.

Alejandro Weiss comenta que los talleres que realizan, entre ellos el de SCOBY, tratan principalmente sobre su cultivo, propagación y cosecha, «para luego pasar a revisar referentes actuales que trabajan con SCOBY y posteriormente una Matriz de Exploración en donde mostramos experimentos ya realizados por nosotros previamente. De esta manera podemos explicar cómo llegar a esos resultados».

Del mismo modo, destacan el seminario de biofabricación que realizaron en Valdivia en conjunto con @biofab.uc «realizamos un conversatorio con experiencias Americanas en la biofabricación. En el conversatorio estaban presentes experiencias de México, Estados Unidos y Ecuador. Lo más interesante fue el compartir lo local en torno a la biofabricación».

Weiss agregó que «en lo que respecta a bioplásticos en Chile, biofabricamos principalmente con algas, mientras que en México biofabrican con Ágave (planta de la cual proviene el Tequila) y en Ecuador con yuca (arbusto del cual se extrae la raíz que es una especie de tubérculo parecido a la papa)».

«Entender que en la biofabricación un componente importante es el territorio y los recursos disponibles y eso va desde lo que se extrae, lo que se cultiva, hasta lo que se recicla. Si el biofabricar comienza a generar una huella de carbono importante, pierde sentido el hacerlo. En ese caso el SCOBY es cosmopolita, en cualquier lugar que haya té disponible y azúcar, este se puede cultivar. En Argentina por ejemplo ocupan yerba mate para alimentar el cultivo», subraya Alejandro Weiss.

Como dato anecdótico y que se repite cada vez que los niños tienen una aproximación a SCOBY como material, es que en etapa de cultivo su aspecto y textura asemeja a la de la piel humana. Esto genera un cierto rechazo e incluso asco, pero SCOBY rápidamente termina cautivando la curiosidad de los niños cuando trabajan con el material deshidratado. En ese sentido, se termina transformado en la mascota de la sala, que deben cuidar y hacer crecer para luego transformarla en un material de trabajo en clases.

Laboratorio de Biomateriales de Valdivia (LABVA) no sólo trabaja con SCOBY, abarcan la desde la creación de bioplásticos a partir de algas, experimentación con micelio de hongos para generar materiales que pueda reemplazar por ejemplo al plumavit y materiales biocompuestos. Los biocompuestos son creados a partir de la reutilización y recuperación de desechos locales y aquellos provenientes de la agroindustria como por ejemplo conchas de moluscos, cenizas de la combustión lenta y bagazo de cerveza, todos recursos abundantes en el territorio Valdiviano.

Té de Kombucha

Hay variedades de kombucha, entre ellas la de marihuana, jengibre, manzana, mandarina, mental etc.

La kombucha se prepara principalmente usando té negro o té verde, y una fuente de azúcar como el azúcar de caña o incluso la miel que servirán de alimento para las bacterias probióticas que se introducen en el té en forma de colonia simbiótica de bacterias y levaduras llamada SCOBY.

Durante el proceso de fermentación, la kombucha empieza a producir las sustancias beneficiosas, como probióticos y vitaminas B. Este proceso también produce vinagre y compuestos ácidos, niveles muy mínimos de alcohol, y gases que la convierten en bebida carbonatada.

La kombucha puede prepararse con una cantidad infinita de frutas y hierbas, entre las que se incluye el cannabis. Además es recomendable preprarla en lugares limpios y libres de bacterias, por este motivo el alcohol desinfectante es indispensable para preparar la kombucha.

Receta
Ingredientes:

• 1 taza de azúcar orgánica
• 4 -6 bolsitas de té (verde, o negro)
• Cultivo de kombucha iniciador- SCOBY
• 1 taza líquido iniciador (de otro té de kombucha)
• Jarra de vidrio para elaboración
• Trapo o tela (recomiendo el filtro de café)
• Elástico (siempre ponerle alcohol para que no se contamine)


Instrucciones:

• 4 tazas de agua a hervir
• Apague el agua, añada las bolsas de té ~ permita absorber durante 10-20 minutos
• Añada 1 taza de azúcar orgánica
• Deje que el té se enfríe completamente
• Cuando se haya enfriado, viértalo en la jarra de vidrio
• Añada el líquido iniciador y el SCOBY
• Cubra la jarra con la tela y asegure el cierre con la liga
• Colóquelo en un lugar oscuro fuera de la luz del sol
• Manténgalo reposando durante 7 días, incluso hay quienes prefieren 14 días.
• Después de ese periodo pruebe su kombucha con un popote o una cuchara. Si sabe demasiado amargo entonces se procesó demasiado tiempo. Si es demasiado dulce vuelva a colocar la tela con la liga y déjelo reposar más días probándolo hasta que quede a su gusto.
• Póngalo en el refrigerador directamente o llene envases más pequeños hasta casi llenarlos y déjelos para una segunda fermentación para más carbonación, se sugiere tapa corona o corcho.
• Puede darle sabor a su kombucha con fruta orgánica fresca o congelada, miel, jengibre, hierbas.