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Sabor natural: Abonos orgánicos para floración

La evolución del autocultivo de cannabis tiende hacia la producción orgánica o biológica. Cada día más y más cultivadores se pasan al bio y dejan de utilizar fertilizantes de síntesis química. Son dos los motivos principales de esta nueva moda en el cultivo. En primer lugar, se va extendiendo el rechazo hacia los fertilizantes químicos por los grandes problemas ecológicos que provoca su uso excesivo. Y, en segundo lugar, los cultivadores se han ido dando cuenta de que la marihuana cultivada orgánicamente suele tener mejor sabor.

Edición Nº28 – Agosto 2009

 

Por José T. Gállego

 

Para abonar orgánicamente lo mejor es mezclar los distintos productos con la tierra o el compost meses antes del cultivo, para que las bacterias y microorganismos presentes se vayan descomponiendo y liberen los nutrientes. Aunque algunos fertilizantes orgánicos son solubles en agua y rápidamente asimilables por las plantas, la mayoría requieren tiempo para actuar. Especialmente, las harinas de hueso o de rocas deben mezclarse con la tierra varios meses antes de que los nutrientes sean necesarios, ya que se descomponen muy lentamente. También se pueden mezclar con el montón de compost y esparcirlo sobre las macetas.

2-FLORACIONLas plantas necesitan absorber los nutrientes de floración tiempo antes de empezar a echar flores. Lo más recomendable es preparar desde el principio una mezcla de tierra que contenga todos los nutrientes necesarios, aunque los más importantes son el nitrógeno para el crecimiento y el fósforo y el potasio para la floración.

Resulta muy difícil que la tierra de un macetero contenga los nutrientes necesarios para toda la vida de la planta. A no ser que se utilicen maceteros de cincuenta litros o más y se prepare una mezcla de tierra muy fértil, lo más seguro es que haya que administrar nutrición extra durante la floración. Lo mismo pasará en los cultivos en el suelo si la tierra no se fertilizó antes de plantar.

Para completar la nutrición sin dejar de utilizar productos biológicos, se utilizan concentrados y fertilizantes líquidos que se diluyen en el agua de riego. En el momento de escogerlos conviene fijarse bien en la etiqueta, ya que la mayoría de los abonos comerciales de floración son químicos. Incluso algunos de los que se llaman biológicos, orgánicos o ecológicos incluyen químicos en su composición. Todos los abonos con la indicación PK 13-14 llevan sales químicas, independientemente de que, además, contengan algún abono orgánico. Si se quiere cultivar de forma completamente orgánica, hay que evitar esos fertilizantes y utilizar sólo productos cien por cien orgánicos.

A continuación listamos algunos de los productos orgánicos más frecuentemente utilizados para nutrir y fortalecer las plantas durante la floración.

 

Algas marinas: contienen potasio, oligoelementos, fitohormonas, vitaminas y aminoácidos. Se deben lavar, secar y triturar antes de mezclarlas con la tierra. Existen varios concentrados líquidos a la venta basados en algas marinas y cuyos nutrientes están disponibles inmediatamente.

Caliza dolomita: es un polvo de roca que sirve para estabilizar el pH o aumentarlo si es muy bajo. Es útil en tierras ácidas, pero no tanto en zonas calcáreas Se compone de calcio y magnesio. Ayuda en la floración.

Ceniza de madera: tiene mucho potasio pero también un pH muy alto. En lugares donde llueve mucho y la tierra es ácida resulta una buena fuente de potasio. Sin embargo, puede incrementar el pH en exceso en zonas más áridas. La ceniza de madera dura tiene el doble de potasio que la de madera blanda.

Decocciones e infusiones: mucho más fácil de hacer que un purín, la decocción consiste en hervir una hierba en agua, mientras que la infusión consiste en verter agua casi hirviendo sobre las hierbas, sin dejar que hiervan. Aportan micronutrientes y hormonas que estimulan el crecimiento y la floración. Mejoran la salud general de la planta. La decocción de cola de caballo va muy bien durante la floración, ya que dificulta la aparición de botritis. La de consuelda aporta potasio, mientras que la de manzanilla refuerza las plantas.

Emulsión de pescado: contiene nitrógeno, fósforo, potasio y oligoelementos. Huele mal pero a las plantas les encanta. No se recomienda para interior pero va muy bien en exterior. Su fuerte olor puede atraer a animales como perros y gatos, que podrían escarbar y dañar las plantas. Se usa diluida en agua y tiene mucho nitrógeno disponible con rapidez.

Estiércol: la riqueza en nutrientes del estiércol varía según el animal del que provenga. El de vaca es muy flojo, parecido al de caballo. El de cabra, conejo y oveja es más fuerte y más denso pero bastante rico y equilibrado. El de gallina, paloma y pato tiene más fósforo y es muy rico en nitrógeno, por lo que puede llegar a quemar las raíces si se usa en exceso.

Fosfatos en roca: ricos en fósforo pero de liberación lenta, por lo que no están disponibles inmediatamente. Cuanto más finamente molida esté la roca, más rápidamente se liberará el fósforo.

Guano: es un gran abono orgánico, compuesto de deyecciones de pájaros. Su alto contenido en fósforo lo hace muy adecuado para la floración. El mejor guano es el de murciélago, y cuanto más viejo es, más fósforo contiene. Entre los cultivadores orgánicos es el abono preferido para la floración. Se diluye fácilmente en agua y los nutrientes se pueden absorber enseguida. Es importante fijarse en la etiqueta, ya que algunos productos comerciales basados en guano tienen una concentración de nutrientes muy baja. Los guanos a la venta en los grow shops suelen ser mejores.

Harina de huesos: es rica en fósforo y nitrógeno. Los huesos viejos contienen más fósforo.

Lombricompost: también conocido como humus de lombriz, es uno de los mejores abonos orgánicos que hay. Es más útil en crecimiento que en floración, ya que contiene nitrógeno pero poco fósforo y potasio. Además, cuenta con numerosos oligoelementos y una importante colección de bacterias y microorganismos beneficiosos. Junto con el guano es la combinación preferida por muchos cultivadores bio.

Potasa en roca: rica en potasio pero al igual que los fosfatos de roca tarda en liberarlo.

Purines: para hacer un purín basta con llenar un cubo con la planta troceada y completar con agua hasta el borde. El cubo se deja tapado, pero no del todo, durante una o dos semanas, en realidad hasta que el purín deje de echar espuma, para que los restos de las plantas se descompongan y liberen sus nutrientes en el agua. Pasado este tiempo, se filtra el purín y se aplica en forma de riego (diluido en diez partes de agua) o pulverizado sobre las hojas (diluido en veinte partes de agua.) Los purines más afamados son el de ortiga y el de cola de caballo. El purín de ortiga es rico en nitrógeno y microelementos, potencia el crecimiento, así como la salud y la vitalidad general de la planta. Se puede aplicar mediante riego o pulverización pero no conviene abusar; dicen que no se debe utilizar más de tres veces. El purín de cola de caballo es muy rico en sílice, un mineral que la planta absorbe y utiliza para reforzar las paredes de sus células, dificultando así el ataque de los hongos. Se usa mucho durante toda la vida de la planta como preventivo frente a los ataques de botritis y otros hongos. El purín de consuelda aporta potasio.

Tés de compost o lombricompost: se preparan echando un poco de compost o lombricompost en una regadera y dejándolo reposar veinticuatro horas. Al cabo de este tiempo, la mayoría de los nutrientes se habrán disuelto en el agua y podremos usarla para regar las plantas. Los restos que quedan en la regadera se pueden echar sobre la tierra directamente. No hay que abusar con las cantidades, uno o dos puñados son suficientes para una regadera de diez litros. Los tés de compost aportan nutrientes a las raíces de una forma muy rápida, pero también se agotan rápidamente, por lo que hay que aplicarlos más a menudo.

4-FLORACION

Fases de la floración del cannabis y necesidades de abonado

La floración del cannabis atraviesa por cuatro momentos a partir de la aparición de las primeras flores en la planta, y en cada uno las necesidades nutritivas son diferentes.

En la primera, llamada fase floral prematura, la planta tiene pequeños grupos de flores recién formadas y con los estigmas aún frescos y blancos. El crecimiento de la planta sigue y las hojas empiezan a reducir el número de foliolos hasta quedarse en tres y posteriormente en uno. En este momento las plantas no tienen casi THC. En la fase floral prematura el cannabis necesita grandes aportes de nitrógeno, fósforo y potasio. La planta crece mucho en poco tiempo (se puede doblar en tres semanas), por lo que requiere una gran cantidad de nitrógeno y acumula fósforo y potasio para utilizarlos en las siguientes fases de la floración.

Cuando la planta cesa de crecer entra en la fase floral temprana, en la que aumenta el número de flores y los cogollos van creciendo y engordando con rapidez. La mayoría de las hojas nuevas tienen tres foliolos. Los cálices de las flores más tempranas se empiezan a hinchar y a recubrir de glándulas de resina. En este momento la planta ya es contiene algo de THC, aunque los niveles de cannabinoides continúan siendo muy bajos. Durante esta fase hace falta fósforo, potasio y magnesio, y las necesidades de nitrógeno disminuyen.

El cogollo principal deja de estirarse cuando entramos en la fase floral cumbre, durante la cual los cogollos engordan al máximo ritmo y las glándulas de resina aumentan su tamaño con rapidez. La mayoría de los estigmas siguen frescos, aunque cada día hay más marchitos. Es el momento en que una planta polinizada estaría madurando sus semillas, pero cuando la planta se mantiene sinsemilla sigue produciendo nuevas flores sin parar, aumentando el grosor y la densidad de los cogollos. Las glándulas de resina son transparentes, ya que siguen produciendo más resina. En esta fase floral es cuando los cogollos contienen menos CBD (cannabidiol) y CBN (cannabinol) en relación con el THC, por lo que su psicoactividad es muy limpia y cerebral, aunque el contenido total de cannabinoides es menor que en la siguiente fase. Algunas variedades se cosechan en este momento. Sin embargo, hay muchas plantas que continúan produciendo flores mientras entran en la última fase floral. Durante esta fase se abona fundamentalmente con fósforo y potasio en gran cantidad, necesarios para la producción de flores y resina. Durante los últimos días de esta etapa, las plantas no se deben abonar, para que consuman los restos de nutrientes que tienen almacenados y su sabor mejore.

La fase floral tardía ocurre cuando ya ha pasado el momento óptimo de reproducción de la planta. Las flores comienzan a marchitarse y la salud de la planta se debilita. Sólo quedan unos pocos estigmas blancos y muchas hojas grandes amarillean y caen. Los cogollos están recubiertos de una gruesa capa de glándulas de resina. La resina comienza a perder su transparencia y va cambiando su color al ámbar. El peso de los cogollos es máximo y, aunque son más potentes que durante la fase floral cumbre, su psicoactividad es más narcótica y menos cerebral. Dependiendo del gusto del cultivador y de la variedad escogida, se recogerán las plantas entre el final de la fase floral cumbre y las primeras semanas de la fase floral tardía. En esta fase ya no se abona, con el fin de mejorar el sabor final del producto.

 

Factores que mejoran la calidad final de la cosecha

  • Una buena semilla: la genética de la planta.
  • La luz: con un fotoperiodo de 12 horas se produce el doble de THC que con uno de 10 horas. Cuanto más intensa sea la luz y más horas de sol haya, mayor producción de resina.
  • El calor: favorece la secreción de resina, seguramente para evitar la deshidratación de las flores. En zonas frías, los cogollos contienen menos resina.
  • Ambiente árido: si hay poca humedad en el aire se favorece la producción de THC pero las plantas tienen que tener humedad en las raíces.
  • La salud general de la planta: que esté fuerte y vigorosa.
  • Abonados adecuados y espacio suficiente.
  • Aire fresco y buena ventilación.