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Por qué te drogas, Simón Espinosa

A los 15 fumó por primera vez marihuana, pero no era marihuana, era caca de vaca. Así fue el torpe inicio en la odisea cannábica del sommelier, periodista y creador del sitio envolá.cl, Simón Espinosa. Este año publicó «Historias En Volá», su segundo libro con el cual reflexiona, entre la ficción y la realidad, sobre el consumo responsable de marihuana y la prevención de consumo en menores de edad. Hoy, con 30 años, es autocrítico, asume sus culpas, pero sabe que el reconocimiento es el principio de algo más.

Por Paulo Matus González / Fotos: Felipe Mellado

Simón Espinosa (30) trae en sus manos un moledor, papelillos, boquillas y un frasco con cogollos a la sala de reuniones de En Volá. Acá, en el último piso de un edificio que da a Luis Thayer Ojeda; una de las calles del principal barrio de negocios de la capital, el llamado Sanhattan. En la mesa, y entre los dos bongs de vidrio que están sobre ella, dejo mi libreta, el celular que funciona como grabadora e «Historias En Volá», el segundo libro publicado por el sommelier de marihuana que, en su primer mes, se posicionó entre los más vendidos de Chile.

Es más. Será anecdótico, pero el fin de semana, antes de reunirnos para esta entrevista, encontré su libro pirateado en el persa Bío Bío.

Y es que Simón Espinosa pasó a ser una celebridad de la cultura cannábica por fumar marihuana en un sinfín de parafernalia que luego reseña para los 87 mil suscriptores del canal de Youtube de En Volá. La agencia de comunicaciones que creó junto a sus hermanos Joaquín y Pascual para promover el consumo adulto responsable, pero que comenzó cinco años atrás como un sitio web de humor sobre marihuana. Espinosa, a pesar de su rol de empresario como director en En Volá, gerente en Quema Smokeshop y CEO en Fauna Pipes, se tituló de Periodista en la Universidad del Desarrollo. Pasó por el The Clinic, colaboró en el diario La Segunda, fue guionista en el prime de Chilevisión «Perros de la Calle» y en el área creativa de «El Club de la Comedia». ¿Su última aventura? El 2017 viajó a formarse en el Trichome Institute en Denver, Estados Unidos, donde obtuvo la certificación como el primer sommelier de marihuana en Chile.

Ahora, este lunes por la mañana, y luego de repartir instrucciones al resto de la oficina, Simón se da una pausa y se sienta a responder sin rodeos ni tapujos mientras, y sin distraerse, enrola un caño. ¿Encendedor?

En tu libro dices que «lo único importante es que quizás la vida se construye a partir de las pausas que te das para recordar los momentos que te hacen sentido». A tus 30 años, ¿cuál es la reflexión de esos momentos?

Es una frase significativa porque supongo que todo está ocurriendo. Que no hay tiempo, que estás siempre atrapado en tu propia proyección de futuro, en tus ambiciones. Esa ha sido mi gran batalla en la vida, pero es como una batalla de los cuicos. Porque si hubiese sido pobre mi batalla habría sido comer o educar a mi hijo.

¿Y ahora cuál es tu batalla?

Siempre he peleado harto con la ansiedad. Es como un monstruo con el que trato de combatir. Y lo hago con los pitos, no siempre, pero una de las maneras para ayudar a poner la cabeza en pausa y pensar realmente con calma y meditar sobre qué es lo que ha pasado en tu vida, qué es lo que son las cosas importantes por las que te gustan vivir. Creo que eso se logra con pausas.

En las reseñas para En Volá vemos que fumar pitos es parte de tu pega, ¿también son parte de tus pausas?

Me encanta mi pega y fumar pitos, como ahora que estoy enrolando uno. Pero fumar es algo que hago como tomar café o agua. Porque esta pega es intensa: es revisar estados financieros, proyecciones, flujos de caja, liderar siendo un buen líder y no un jefe culiao. Ganarte el respeto de la gente y no pedir que te deban respeto. De eso también se trata mi pega, de poder conectar a la industria de la marihuana con los consumidores de marihuana de una manera que agregue valor a la cadena y no sólo hacer publicidad.

¿Y qué significa eso de «agregarle valor» a la cadena entre la industria y los consumidores?

Son varias partes. Lo primero es que mi hermano estudió audiovisual, el otro estudió ingeniería comercial y yo periodismo. Antes de esto no habíamos sido nunca empresarios y teníamos una idea conflictiva sobre lo que significaba. Porque si querís ser un hueón que compra hueás baratas y después las vende cara es un negocio, no es un emprendimiento. Es un mea culpa que tú tenís que hacer en algún momento, que en verdad es vivir en contradicción.

¿Y el valor agregado?

Entonces, el monstruo que se nos apareció cuando iniciamos la empresa, era un poco ese: pensarlo densamente, qué opinamos de lucrar, qué opinamos de vender cosas, qué opinamos de comprar productos en EEUU o en China. Porque después en lo que derivó esta empresa es en que había una importadora y una comercializadora de productos para el consumo de marihuana. Entonces, simultáneamente, estaba el otro lado feliz, en que nosotros publicamos contenidos en redes sociales y transparentamos la situación de una manera superamigable: esto es una publicidad y lo vamos a decir. Nos jactamos harto de que decimos la verdad; no ahueonaos, ni poco estratégicos en los negocios, pero transparentes. De decir: hueón, esto es un comercial, nosotros estamos haciendo publicidad, esta es nuestra página que vende los productos que nosotros compramos. Es un poco una declaración de principios.»

Eres padre de un hijo pequeño. ¿Cómo ves que será tu tarea a la hora de educarlo sobre el consumo de marihuana?

Sí, pero todavía no me toca. Es un problema hueón, es un problema. Porque cómo decirle a mi hijo que le hará mal fumar pitos hasta después de que se termine de desarrollar su sistema nervioso central. Me atormenta un poco la hueá. Es como que le estoy pavimentando su camino para que él sea un consumidor prematuro de drogas. Así que creo que la crianza va a ser un trabajo en conjunto en que yo me tengo que desprender de mis tabúes para no traspasárselos a él. Ah, y no tiene permiso para fumar.

¿Qué edad tiene tu hijo?

Tiene dos años.

Ah, falta todavía

Sí, falta, obvio. Y ojalá que cuando sea el momento ya no existan esos tabúes. Yo creo que ya no.

¿Y cómo ves la legislación en relación al consumo de la marihuana durante este gobierno?

Oh, gobierno culiao.

Porque con Piñera es probable que la marihuana se legalice primero por su negocio que por su consumo medicinal.

Bueno, sí. De hecho, los gobiernos de derecha han sido mucho más pro legalización que los gobiernos de izquierda. Porque vemos que fue el CONACE de Michelle Bachelet el que puso la marihuana en lista 1. Entonces, quizás me equivoque, pero lo que va a pasar es que se abrirán oportunidades para empresas que comercialicen productos de marihuana, pero no así con el espacio a los competidores. Y, quizás, si tenemos suerte, se puede despenalizar el autocultivo con receta en esta nueva ley que se está discutiendo en el Congreso.

¿Qué inquietud quisiste resolver antes de escribir?

Me encargaron el libro los editores, que son el Gonzalo Veltech y el Daniel Campusano, eran amigos de carrete y en ciertas oportunidades les había contado hueás que me habían pasado. Ahí dije «ya, lo voy a hacer, pero no sin mi mensaje». No quiero convertirme en esa persona que fue nefasta para la sociedad y que provocó que más gente fumara marihuana, sino al revés: disminuir el consumo adolescente. La idea es reflexionar del por qué nos drogamos.

¿Y ser un consumidor responsable?

Pero el consumo responsable las hueás. No es una responsabilidad. Lo importante es pensar «por qué me estoy drogando». ¿Me quiero reír, me quiero relajar, quiero olvidar, quiero protegerme de una sociedad que considero hostil? ¿Por qué la gente se droga?, es una pregunta compleja y para cada persona habrá una respuesta, pero hay que tenerla.

Exceptuando tu detención en Argentina, en «Historias En Volá» no se habla mucho de tus problemas con la ley.

Me han parado varias veces los pacos con pitos y me los quitan, pero nunca me han allanado la casa, ni mucho menos. De todas formas hemos sido cuidadosos. Hemos plantado poco, lo suficiente para que se entienda que fumo pito solamente.

¿Y alguna falta?

Tampoco. Igual fumo en la calle, pero no me han parado. Casi que me haría bien, sería buena publicidad que me pararan los pacos.

¿Entonces no vas con esa preocupación?

No me da miedo irme en cana porque sé que no soy narcotraficante, por lo que tendrían que comprobar lo contrario. Se armaría un caso muy bonito para las redes sociales y le haría muy bien al movimiento cannábico que me llevaran preso. Lo que me preocupa es hacerle daño a más gente, como a mi familia. Me imagino que para mi hijo que lo molesten en el colegio porque al papá se lo llevan preso debe ser penca.

Aunque pareciera que siempre la represión por el consumo y los decomisos son de Plaza Italia para abajo.

Obvio, si todas las leyes son para los pobres. La legislación, la coerción, los pacos, es todo para los pobres. Martín Larraín atropelló curao a alguien y no está preso. Longueira estafó y defraudó al fisco por millones de dólares, hizo leyes con copy-paste en el caso Corpesca y no está preso. Los políticos son corruptos y el aparato político chileno es corrupto. Acá las leyes son solamente para corromper al estado. Los cuicos tienen todo el poder y siempre lo han tenido.

Pero al comienzo de la entrevista te paraste en la vereda de los cuicos, ¿crees que te beneficie serlo?

No, pero está bien. Está bien que a la gente le caigan mal los cuicos porque son los que han explotado las clases sociales para mantener su status quo. Tenles rabia y tenles miedo porque los cuicos son peligrosos. Si pueden cagarte, te van a cagar. Porque imagino que para que yo fuese a un colegio privado, mucha gente debe haber ido a un colegio de mierda. Ahora bien, yo en lo personal no quiero ser una mala persona y estoy tratando de hacer lo posible. Mentira, no estoy tratando. Creo que quiero que hacer lo mejor posible, a veces no lo hago y a veces trato.

Entonces, ¿cómo crees que has logrado tu reconocimiento?

He trabajado y me he sacado la chucha, pero es como un privilegio de clases. Esa es una trampa que hacen los cuicos. Como que suelen decir «yo he trabajado tanto, me he saco la chucha, me levanto temprano y la hueá». Sí, pero es lo mínimo. Hay otros que se levantan más temprano y que trabajan más que tú y tienen mucho menos. El mérito es espuria en un país tan desigual. Yo no sé si hubiese logrado lo que logré si toda la gente tuviera las mismas oportunidades. No hay mérito. Un poco haberle achuntado, no sé, quizás.

¿Eres de los que responde lo que se cuestiona?

Lo mejor es hacer buenas preguntas, las respuestas no existen. Porque si te preguntas muchas hueás llegas al abismo, querer morir, al desastre; Heidegger. Tuve un poco de formación en filosofía y sociología y aprendí una pincelada de esas grandes preguntas que son importantes. Te ayudan a entender que la vida es super complicada y que a ti te tocó fácil, y decir «conchetumadre, si la mía es fácil cómo será la de los demás seres humanos». La marihuana te pone en perspectiva.

A lo largo de tu libro también reflexionas sobre la muerte.

Es que es muy atractiva la muerte. En un libro de Borges, creo que en Ficciones, hay un prólogo muy entretenido que dice «le pido perdón a los lectores si estas ideas eran de ellos antes, yo solo las estoy escribiendo». Yo escribí de la manera más honesta posible porque me imagino que eso le iba a ser sentido a la gente. Porque son cosas que también les pasan. Pensar sobre la muerte, querer morirse, sentir culpa, auto reprobarse, no estar contento o estar insatisfecho.

Ahora, si te proyectas, ¿cómo le das sentido a la idea de promover el consumo responsable?

Primero es consolidar el proyecto que significa conseguir la inversión necesaria para ser un medio de comunicación oficial y rentable. Luego está el proyecto futuro que es En Volá, educación por el consumo responsable y la prevención del consumo en menores. Eso es lo más importante en términos de responsabilidad social y es lo que a mí me satisface. Sé que todo partió muy empresarial, que nunca fue el espíritu, pero lo que realmente quiero es abrir un centro de terapia contra el estrés.

¿Estás tratando de lograrlo?

Igual creo que ese libro es un principio de algo. Que haya generado más buena onda que odio es porque igual, quizás, hay algo. Además, los videos en Youtube y tener contenido para la prevención del consumo en menores también son pedacitos de algo mucho más grande que aporta al entendimiento del consumo. Es como «a ver, estos hueones están fumando pito y todavía no han matado a nadie». Es un pequeño aporte y no corresponde adjudicarse ningún título triunfalista, pero sí hay algo.

El fin de semana vi tu libro entre los más vendidos en el ránking de El Mercurio y también pirateado en el Bío Bío, ¿eso sí es un triunfo?

Sí, muy loco y me hace muy feliz. Ha sido una buena experiencia. Es bacán publicar un libro. Está toda la parte del ego que te hace sentir bien, pero hay que ser cuidadoso con eso. Aunque es cierto que uno se siente bien cuando lo validan.

¿Pensando en un «Historias En Volá 2»?

Sí, obvio, más vale. Detengo la grabadora y salimos al balcón para fumar lo que Simón enroló al inicio de la entrevista. Eso sí, no sin antes invitar al resto de la oficina con nosotros.

Entonces, el rostro de En Volá saca su encendedor, da la primera calada y hace correr el caño hacia la izquierda. De fondo se ve el conservador y tradicional sector oriente de Santiago y el brillo del sol que se refleja en los ventanales de los rascacielos del barrio Sanhattan. Me imagino si el resto de los empresarios de acá nos estarán observando y anhelando una pausa así para liberar la angustia. O al contrario, criticando el aumento y la normalización del consumo en Chile.

De todas formas, en ambos casos da lo mismo porque, como remata Simón Espinosa en las últimas páginas de «Historias En Volá», Santiago huele a marihuana igual no más.