Penas de dictadura: El «narcotest» pone al usuario medicinal en la misma bolsa que el consumidor de drogas duras
Sin cifras que respalden la medida, el nuevo control de narcóticos expone al usuario de cannabis medicinal, ya sea automovilista o ciclista, a penas que aún en su expresión más leve son peores que las que fiscalizan a los conductores ebrios
El manejo bajo la influencia de sustancias es un tema que, cada tantos años, vuelve a la consciencia colectiva chilena como un mal sueño. En 2012, la Ley Tolerancia Cero buscó moderar nuestro consumo de alcohol tipificando penas según el grado de influencia, haciendo una distinción entre «Bajo la influencia de alcohol» y «Estado de ebriedad». Dos años después, la muerte de la bebé Emilia Silva Figueroa a causa de un conductor ebrio condujo a la promulgación de la Ley Emilia, que agrava las penas para conductores que protagonizan siniestros bajo la influencia del alcohol.
Hoy, el tema es el manejo bajo el
consumo de sustancias estupefacientes o psicotrópicas, que ha vuelto a
los titulares gracias al nuevo narcotest.
¿En qué consiste?
Un
equipo portátil de detección de narcóticos, el narcotest, comenzó a ser
utilizado desde mediados de abril de este año por el Servicio Nacional
para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol
(Senda) y Carabineros, con el objetivo de controlar caminos y
carreteras. En un plazo de 6 a 10 minutos, este equipo detecta hasta
cinco drogas: cocaína, opio, marihuana, metanfetamina y anfetamina. De
dar positivo, un oficial de Carabineros acompaña al conductor a una
ambulancia situada en el lugar de control, donde un paramédico y un
médico realizan un examen físico, finalizando con una extracción de
sangre que es transportada al Servicio Médico Legal.
¿Qué pasa con el cannabis medicinal?
Si bien los efectos del cannabis solo duran cuatro horas, el médico general Greiker Lozano afirma que «son 15 días que vas a ver el THC en la sangre y 10 días en la orina». Esto puede resultar en un problema para pacientes que se medican con cannabis para el dolor crónico, o para quienes consumen antes de dormir por problemas de sueño, pero que el día siguiente están en perfectas condiciones para manejar al trabajo.
La papeleta final que arroja los resultados del control no muestra los nanómetros de influencia. No hay una distinción entre «levemente volado» o «pegadísimo», ni distinción entre los efectos de las distintas drogas. Solo una respuesta de sí/no: El conductor está o no bajo los efectos de algún psicotrópico.
Carlos Charme, director del Senda, explicó a Emol que esto se hace sobre la base de «los mismos estándares que se ocupan en todos los países de Europa que miden con este tipo de tecnología».
Actualmente, Carabineros cuenta con 17
aparatos «narcotest» y 6.500 kits de pruebas para todo el país. Cáñamo
trató de comunicarse con Carlos Charme, pero desde Senda informaron que
estaba indispuesto para una entrevista.
¿Gravedad justificada?
Esta falta de especificación de los estados alterados se agrava al observar las penas, configuradas por la Ley de Tránsito promulgada en dictadura, en 1985. A diferencia de las leyes que controlan el manejo bajo la influencia del alcohol, estas penas no gozan del mismo grado de matices. Bajo la Ley Tolerancia Cero, la primera vez que un conductor es atrapado «bajo la influencia del alcohol», sin daño ni lesiones, arriesga tres meses de suspensión de licencia.
Una diferencia notable frente a las penas que sufriría un conductor si diese positivo en cannabis medicinal sin daños, lesiones, o solo lesiones leves o daños materiales:
La primera vez, arriesga presidio menor en grado mínimo (61 días a 540 días), una multa de 2 a 10 UTM y suspensión de la licencia para conducir vehículos motorizados por el término de dos años.
La segunda vez, arriesga presidio menor en grado mínimo (61 días a 540 días), una multa de 2 a 10 UTM y suspensión de la licencia para conducir vehículos motorizados por el término de cinco años.
La tercera vez, arriesga presidio menor en grado mínimo (61 días a 540 días) y multa de 2 a 10 UTM junto con la cancelación de la licencia (art. 196 del Código Penal).
Las penas aumentan hasta llegar a su máxima expresión en el caso de ocurrir lesiones graves gravísimas (si el afectado de las lesiones queda demente, inútil para el trabajo, impotente, impedido de algún miembro importante, notablemente deforme o muerto). En este caso, el culpable arriesga presidio menor en grado máximo a presidio mayor en grado mínimo (3 años y 1 día a 10 años), multa de 8 a 20 UTM, además de la inhabilidad perpetua para conducir y el comiso del vehículo.
Cabe preguntarse acerca de la utilidad de incluir el cannabis en la misma lista de drogas sujetas a semejantes penas. Una corte federal en Leipzig, Alemania, por ejemplo, determinó que a los conductores que sean atrapados manejando bajo la influencia del cannabis ya no les serán suspendidas las licencias inmediatamente. En lugar de esto, las autoridades deben primero determinar si el consumidor estaba en condiciones para conducir.
Respecto a registros de accidentes automovilísticos a causa de drogas, Charme dijo: «no tengo cómo responder, porque no existía el narcotest, no sé cuántos accidentes han habido. Tienen que haber accidentes muy graves para que a través de la sangre yo saber».
Sin embargo, el último reporte
de siniestros emitido por el CONASET, el 2017, sí se refiere a esta
categoría. Denominada «Drogas y/o Fatiga en Conductor», su cifra de
siniestros era de 750, mientras que la de siniestros a causa de alcohol
en el conductor era de 6.981.
Fiscalización de drogas legales
Igualmente
serán controladas las personas que utilicen medicamentos tradicionales
basados en drogas que detecta el «narcotest», como opiáceos. «Una cosa
es que médicamente usted esté autorizado por algún facultativo para
tomar ese remedio y otra cosa que lo habilite para conducir», dijo
Charme a Emol, y recomendó «consultarle a su médico o ver las mismas
cajas de remedios, que son súper específicas, donde algunas prohíben la
conducción». Según el doctor Lozano, sin embargo, esa clase de
advertencia depende del laboratorio que emite el medicamento. Sin
embargo, este arguye que, efectivamente, las drogas legales pueden ser
mucho más graves para el conductor en comparación con el cannabis. «Hay
personas que sufren de cáncer terminal y están todo el día tomando
Tramadol», dice. «Los efectos del Tramadol son mucho más potentes que el
del cannabis, si tomas Tramadol vas a estar todo el día somnoliento y
esa persona es mucho más vulnerable conduciendo que un usuario que tiene
cinco años consumiendo cannabis». De todas maneras, el médico
recomienda a sus pacientes que se mediquen con cannabis que se abstengan
de manejar.
¿Qué pasa con las bicicletas?
Otro aspecto controversial del narcotest involucra a las bicicletas. Al ser estas también consideradas como vehículos bajo la reciente Ley de Convivencia Vial, los ciclistas arriesgan penas de la misma gravedad. Carolina Oyarzún, directora del Movimiento Furiosos Ciclistas, no hace reparo alguno a que se les penalice de la misma manera: «Si hoy en día el auto está siendo fiscalizado y tiene ciertas normas respecto a lo que tiene que ver no solo con el consumo del cannabis sino en general con el alcohol y otro tipo de droga, tenemos que estar claros que vamos a entrar a ese tipo de fiscalización».
Quienes observan el «narcotest» con preocupación son los miembros de la organización Cleteros Weed: un grupo que reivindica la relación entre el ciclismo y el consumo de marihuana. Con 7.156 seguidores en Facebook, esta organización reúne hasta 150 participantes en sus recorridos. Desde viajes por el Cajón del Maipo hasta jornadas de camping en zonas fronterizas, esta organización coordina rutas de ciclismo de diversas dificultades que pueden llegar a los 180 kilómetros de viaje. Una vez que llegan al destino, los viajeros se relajan, consumen cannabis y escuchan una charla organizada por el grupo, generalmente acerca de temas de interés general.
«Desde el inicio del grupo siempre estuvimos al borde de la ley», dice Sebastián. «Un growshop puede vender de todo excepto marihuana, así que tratamos de ocupar vacíos legales como esos». Entre las medidas que tomará la agrupación está no publicar las rutas completas en sus redes, sino que reservar esa información a los participantes que se inscriban.
Populares grupos como
Cleteros Weed no son los únicos que desafían la creencia de que el
manejo de bicicleta y el cannabis son una combinación peligrosa.
¿Realmente el cannabis afecta al manejo en bicicleta?
Esta misma pregunta se hizo Benno Hartung, doctor en medicina jurídica de la Clínica de la Universidad de Dusseldorf, Alemania, quien realizó un estudio acerca de la influencia de sustancias en el ciclismo.
Primero, su equipo observó los efectos de una resaca en el manejo de la bicicleta, lo cual definieron como 0,3 g/kg de concentración de alcohol en la sangre. Salvo por casos aislados, se encontró una habilidad decreciente en la habilidad de manejo. Después pasaron a la marihuana.
«Nuestra hipótesis era que los efectos agudos de un cigarrillo de marihuana serían comparables a los efectos de alrededor de 0,5g/kg de concentración de alcohol en la sangre». Los sujetos de prueba consumieron hasta 3 cigarrillos de marihuana. Sin embargo, apenas hubo cambios en el modo de manejo: «Solo unas cuantas fallas se observaron después del tercer cigarrillo».
Donde sí hubo deficiencias fue en el simulador de automóvil, «encontramos un aumento significante de fallas en el manejo, cuando los sujetos se sintieron intoxicados y afirmaron que por lo general no manejarían un auto en ese estado».