Nelson Garrido (1952) fotógrafo venezolano, es lo más cercano a lo que se podría llamar un «impresentable» por su larga trayectoria en el medio cultural latinoamericano; premio Nacional de Artes Plásticas (1991), dueño de un inconfundible sello político en sus imágenes, muchas veces controversial y un fiel defensor de «la estética de lo feo».
Por Paula Merlo / Fotos: Tania Quezada
Miembro de la ONG que lleva su nombre (Organización Nelson Garrido) y que tiene sede en Argentina, Venezuela Madrid y ahora en Chile. Motivo que lo trajo a nuestro país, donde presentó «De lo profano a lo sagrado» una exposición en conjunto a dos artistas también de Venezuela. Además de impartir talleres en Atacama, realizar conversatorios en torno a la imagen, junto al fotógrafo chileno Ricardo Portugueis en la Perrera Arte.
Nelson pareciera no tener tiempo, nos cuenta que vino por un mes a Chile que se convirtieron en dos, por una larga amistad con este territorio y un sinfin de actividades que fueron surgiendo en el camino. Siempre amable no se abstiene de fumar una cosita con nosotras, aunque confiesa que le pone algo nervioso, ya que debe terminar su maleta, y partir a la media noche rumbo al aeropuerto de vuelta a Caracas, donde la situación esta cada vez más compleja en su opinión. -Ahora vuelvo a mi país después de dos meses y en él ha pasado de todo-.
Garrido obtuvo el premio Nacional de Artes en 1991, posterior al denominado «Caracazo» producto de una crisis económica en el gobierno de Carlos Andrés Pérez que trajo consigo una serie de medidas, que el pueblo estuvo en desacuerdo, reaccionando en protestas, disturbios que concluyeron en un fuerte enfrentamiento contra las fuerzas armadas.
Su primera reacción ante el premio fue de rechazo, ya que agrega que nunca ha trabajado con la motivación de adjudicarse algún fondo, menos un premio -Los premios son para comprar el silencio- advierte.
Se convierte así en el primer fotógrafo en recibir un premio nacional
de Artes plásticas, donde se quedaría sin el apoyo del gremio, ya
que es rechazado por los artistas plásticos al ser fotógrafo y viceversa
por los fotógrafos – cada obra debe ser un riesgo frente al poder, que
altere al poder y al artista-. Por otra parte más que artista siempre se
ha considerado un «hacedor de imágenes»
La ONG Caracas
El fotógrafo asume el desarrollo de su obra al margen de las instituciones y de los grandes salones de fotografía, cuenta que las veces que lo han invitado a museos, siempre expone lo que esté trabajando en ese momento, nunca se ha dejado llevar por las tendencias de los curadores. Como lo presentado en el salón Arturo Michelena donde hizo un scanner de su propio mojón, junto a un decálogo de todo lo -en que se cagaba-, entre esos el presidente y el salón que fue exhibido.
Cuenta que siempre se ha visto en la necesidad de crear redes, en
espacios no alienados, más bien autogestionados, donde la consigna es
«El Estado no esta capacitado para solucionar los problemas que nosotros
tenemos», entonces se agrupa de forma independiente y orgánica fuera de
las políticas estatales. Así arma la ONG Caracas (2002) un espacio
dedicado a la formación artística desde el pensamiento fotográfico.
Lugar que hoy en día se encuentra en un estado de «resiliencia», por la
profunda crisis que sufre Venezuela.
Estado Fallido
Dentro de las cosas que empaca Nelson Garrido, hay una maleta llena de medicamentos ya que mucha gente le ha pedido fármacos y no podría decirles que no.
La situación actual que vive el país bolivariano es de un estado fallido, hay escases en lo que respecta a las necesidades básicas, junto a una inflación de un 15.000% lo que es ilógico para un país petrolero. Por otra parte, las instituciones están resumidas al estado, quien se asume como el único pensamiento que rige; la violencia es pan de cada día desde 2014 a la fecha. Hay un registro no oficial de más de doscientas personas asesinadas en protestas.
«Estoy contra el fascismo ya sea de derecha o de izquierda. Este gobierno es fascista dictatorial, con una máscara de democracia pseudo izquierdista, pero es un estado de forajidos y narcotraficantes.»
Sin asumir ninguna postura política es un trato indigno para cualquier habitante, menos podría tener alguna justificación ideológica.
«No puede ser que los venezolanos estemos comiendo de la basura y que los niveles de violencia se hayan ido donde están».
Una situación aparentemente antiimperialista, pero que sencillamente
no afecta el negocio de las petroleras, es por esto que E.E.U.U nunca va
a intervenir, porque las petroleras funcionan perfectamente. La
ineficiencia del estado es tan grande, que hasta el día de hoy siguen
sin asumir su responsabilidad.
�Cuál es la salida que ves?
«A mi parecer la situación de Venezuela va terminar en una guerra civil, porque ellos están poniendo todo tipo de trancas a una salida democrática. Si hubiesen dejado que sus instituciones fueran creíbles, de pronto la salida era electoral. Tampoco va a ser una salida armada, porque no hay armas desde la oposición, sino que va a ser una guerra civil, una matanza horrible.», subraya Garrido.
«No quiero ser profeta del desastre, pero estas son nuevas formas de
fascismos, mucho más cínicas. La democracia no puede ser sólo el derecho
al voto, ya que el voto no te garantiza nada, un estado democrático te
garantiza derecho a la vida, al estudio, a la alimentación y derecho a
la salud.»
Cultura del Narcotráfico
A pesar de la diáspora que existe en Venezuela y las posibilidades para emigrar del fotógrafo, el prefiere quedarse y hacer resistencia al igual que la mayoría de la población quienes están en desacuerdo al gobierno.
«Existe un clientelismo por una parte de la población, porque si no estas con el gobierno simplemente no comes.»
«Lo peor del Chavismo es que no ha existido una cultura chavista. Si
tú hablas de Cuba te guste o no te guste, piensas en la trova cubana, en
la gráfica, el cine, lo mismo en el Chile de Allende y la Unidad
Popular, estaba la gráfica en las calles con las brigadas, la nueva
canción chilena. En Venezuela no se ha generado nada culturalmente, ya
que es un gobierno del narcotráfico. Lo más parecido al chavismo es el
narcotráfico, ellos tienen esa estética, la nueva burguesía o la
«boliburguesia» que es como le llamamos nosotros, que es la burguesía
chavista de anillos, garrotes, etc.»
La estética de lo feo
Para Garrido la fotografía es pensamiento, confiesa que hoy en día consume más literatura que fotografía. En sus últimas series se puede encontrar citas a grandes relatos, tal es el caso de la versión de Venezuela con «La balsa de la medusa» por medio de la metáfora habla de sus procesos de investigación y de las cosas que lo angustian.
«Yo utilizo lo que llamo la «estética de lo feo», mi interés es el kitsch lo popular, lo feo me parece natural, lo barroco, aterrizándolo a los temas de mi interés que en este caso, es el caos del lugar donde vivo.», destaca Garrido.
Desde la obra que fotografía a perros muertos en las calles le
surgió la incertidumbre que lo feo esté asociado a lo malo y lo bello a
lo bueno. Por otra parte, desde pequeño, debido a sus estadías en
Europa, comienza a crear lo que menciona como una codificación de
defensa, al sentirse diferente del resto, una búsqueda de una estética
propia, versus la estética dominante.
Chile y la Marihuana
Hijo de padres exiliados vive en Chile durante dos años en su más tierna adolescencia, desde los quince a los diecisiete años de edad. Ahí comienza su militancia política en el periodo previo a Salvador Allende
«Las pre revoluciones siempre son maravillosas, pero cuando llegan al poder son un desastre.»
«Ahí tuve amistades que me marcaron toda la vida, desde Nicanor Parra a quien fotografié, tuve la suerte de vivir una época de florecimiento cultural. En medio de todo esto, justo en el año 1967 fue cuando fumé mi primer faso, con un gran amigo mío (ríe), ya que justamente en este viaje se reunió con él -un reconocido artista visual y crítico de arte- a recordar antiguas andanzas.»
Ya no fuma marihuana pero si lo hizo durante mucho tiempo, además defiende el derecho de las personas a utilizarla, por sobre todo el uso medicinal.
«Yo soy pro al derecho de fumar, ya que no creo en las prohibiciones, el problema que no legalicen la marihuana es lo que crea todo ese rollo de narcotraficantes y de mercado.» Subraya el fotógrafo quien remata diciendo:
«Creo en la libertad del derecho a que la gente consuma cannbis, pero de ahí a ir a marchar, creo que hay cosas más esenciales. Creo en la necesidad que todo se acabe y que hay que contaminar para que se acabe el mundo.»