Una de las formas de consumo de cannabis más tradicionales en el mundo es la del hachís. Este polvo marrón, a veces rojizo y hasta verde, se obtiene del manicurado y secado de las flores de la planta hembra de la marihuana y ha estado presente en su evolución y transmisión por generaciones. Una mujer con espíritu aventurero y amante del hachís, cambió las cosas para siempre en la industria del cannabis.
Los primeros antecedentes documentados de su consumo provienen de la India, lugar en el que se domesticó la planta en sus inicios y de la que existen los registros más antiguos, cerca del año 900 a.C. La tradición asiática-africana ha hecho mutar las técnicas para obtener estos tricomas y unirlos en estas masas compactas típicas y cuyo consumo se ha masificado, además, en Europa.
Pero para que este método de consumo de cannabis se popularizara en occidente tuvieron que pasar algunas cosas. Como, por ejemplo, que las formas de extracción del material estuviera al alcance de cualquier cultivador y no necesariamente de quienes se encargaban de la cosecha de grandes cultivos industriales, especialmente en Marruecos o la India.
Una mujer holandesa, nacida en Inglaterra, que decidió emprender un viaje a fines de los 60 desde su natal Europa hasta Asia, es la piedra angular para explicar el desarrollo del hachís en tiempos del auge de la planta en la cultura de occidente. Mila Jansen, la Reina del Hachís, es la responsable de todo esto.
Mila partió en 1968 junto a su pequeña hija Miloes, de 4 años en ese entonces, su travesía hacia India completamente a dedo. En seis meses llegaron hasta el enorme país asiático, con vasta tradición cannábica. Allí se quedaron durante 3 años, viviendo como sadhus –monjes austeros de la tradición religiosa hindú- en algunos templos.
Desde su llegada a Ámsterdam en 1964, Mila solo había consumido hachís, lo que más se encontraba en aquellos años de extremo prohibicionismo. Tras llegar a la India, la forma de consumo no varió. Los miles de años de tradición, hacen del hash uno de los íconos insignes del cannabis asiático, original.
Así, Mila elaboraba su propio hachís por medio de los tardicionales métodos ancestrales, sacudiendo las flores secas sobre un filtro, acumulando los tricomas caídos durante varias horas para obtener algo de hachís. Pasó 14 años en la India junto a sus 4 hijos, acumulando experiencias como emprendedora textil y como consumidora de hachís.
Su retorno a los Países Bajos, en 1988, coincidió con el explosivo aumento de los coffee shop. Mila comenzó a trabajar en la incipiente industria del cannabis como cultivadora, junto a otros socios. Pero no fue hasta 1994 que la historia de esta fanática del hachís quedaría para siempre en los anales de la historia de la marihuana en el mundo.
En medio de su ajetreada vida como madre soltera y emprendedora cannábica, una situación cotidiana abrió los ojos de Jansen. Mientras observaba como una secadora de ropa cumplía con sus propósitos en su casa, una idea iluminó su cabeza y le permitió comprender y desarrollar una nueva forma revolucionaria de obtener mecánicamente el hachís que tanto le gustaba.
Al observar el proceso de la secadora, cayó en la cuenta de que era, a mayor escala, lo mismo que ella realizaba cuando sacudía la materia vegetal de la marihuana sobre un tamiz. Compró una vieja secadora de ropa, le quitó el mecanismo de calefacción, envolvió el tambor con una malla de filtro y puso marihuana en su interior.
Tras activar el modo lento de la secadora, habían pasado solo cinco minutos y el fondo del aparato ya estaba lleno de cristales. La materia que se une y forma las masas compactas de hachís. Así, Mila ideaba la primera máquina mecánica productora de hachís. La Pollinator.
El desarrollo de su invento le permitió comenzar a ganar dinero con este y, además, mejorar técnicas. Luego inventó las bolsas Ice-O-Lator, funcionales para métodos de separación de tricomas glandulares por medio de agua fría y que, actualmente, es el método universal para producir hachís mecánicamente.
Toda esta historia fue plasmada en su libro autobiográfico “Cómo me convertí en la Reina del Hachís”, publicado en 2018 y que relata su experiencia como madre, viajera y emprendedora. Una historia que vale la pena conocer, sobre uno de los íconos del cannabis mundial.