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Mayo a toda marcha

Disculpen la autorreferencia pero, como verán, mayo es un mes especial para nosotros. Hace 14 años, el 3 de mayo del 2005 para ser precisos, este pasquín, el primero de su tipo en Chile y Latinoamérica, vio la luz.

Mucha agua ha pasado bajo el puente y mucho humo se ha difuminado en el aire en estos más de 15 años de pega. En lo que respecta al cannabis, créannos, mayo del 2005 era algo radicalmente distinto al mayo del presente. Partiendo del hecho de que internet no tenía el nivel de penetración que tiene hoy. Es más, muchas de las redes sociales actuales ni siquiera existían en esa época. De ahí que imprimir la revista, distribuirla y venderla, era una cuestión de vida o muerte para el proyecto.

Si la sola idea de hacer una revista sobre psicoactivos y cannabis -algo desconocido en la región- era descabellada en sí misma, hacer la primera en Chile parecía simplemente un disparate que no podía tener otro fin que la cárcel. Tal cual lo leen. Recordemos que en febrero de aquel 2005 se promulgó la famosa ley 20.000 de drogas. Cuando conocimos el texto, un escalofrío recorrió nuestra espalda. Dependiendo de quién aplicara el nuevo cuerpo legal, Revista Cáñamo podía estar violando prácticamente todos los verbos incluidos en la ley (promover, facilitar, inducir, etc.).

Más encima, 12 días después del lanzamiento de Cáñamo, ya estábamos convocando a la primera manifestación pública y pacífica exigiendo una nueva política de drogas y una nueva regulación para el cannabis, evento que representa un hito en la emergencia del activismo cannábico chileno y que con el tiempo se consolidaría a través de Movimental, organizadores de la actividad hasta la fecha. Este próximo sábado 18 se realizará la 15ª versión de la marcha Cultiva Tus Derechos y ahí estaremos, junto a Fundación Daya y Expoweed, apoyando con todo a Movimental.

Sería lindo encontrarnos ahí con nuestros contemporáneos de aquel entonces, que hoy tienen entre 32 y 45 años, y que no la podían creer cuando vieron asomarse en los kioscos de Chile, entre la revista Caras y el Condorito, una revista que se llamaba «Cáñamo» y que traía en portada una descarada planta saliendo de un closet o que asistieron a la primera marcha en el Parque Forestal y que por primera vez también podían reconocerse en y con otros de manera masiva, pública, a cara descubierta, sin ser apuntados con el dedo ni ser perseguidos, cobijados por algo que pretenciosamente en ese entonces llamábamos «cultura cannábica». Seguro más de alguno va con sus hijos ahora.

También nos gustaría reencontrarnos con los que ahora tienen 30 y que, en una de esas, hace 14 años atrás, tuvieron las patas para ir a la primera marcha siendo unos pendejos o se dieron maña para comprar la Cáñamo número 1 que acababa de salir (a pesar de que era para mayores).

Y, obviamente, queremos ver los más nuevos, a los que van por primera vez acompañando a sus papás, abuelos o tíos; a los veinteañeros que ya tienen un par de marchas en el cuerpo.

El sábado 18 nos ponemos en marcha nuevamente porque falta (a nosotros nos falta al menos). Aún hay viejas y nuevas urgencias por resolver. Hemos avanzado, es cierto, pero el oscurantismo no ha sido superado (y probablemente nunca lo sea del todo). Aprende de sus derrotas y de nuestras propias debilidades. Ayer el prohibicionismo se vestía de «drogas=enfermo=delincuente», les ganamos. Hoy utiliza a los niños como escudo humano para volver a la carga invocando la «guerra contra las drogas» que creíamos superada y lo hace con nuevos dispositivos como los narcotest y controles de identidad.

Sin paternalismo ni soberbia a los más nuevos les decimos que, les parezca mucho o poco, el Chile que viven hoy en materia de cannabis no era así, que esto no nos lo regaló nadie. Se construyó, lo construimos. A pulso. Costó sudor, lágrimas, plata, tiempo, riesgos, y en muchos casos, libertad.

Y a los más viejos, les confirmamos que sí, que motivos para sentirnos legítimamente orgullosos de esta historia sobran, pero como hemos dicho antes, nuestro tema no es el pasado. No el nuestro al menos. Lo que nos quita el sueño, lo que nos mueve y convoca, es el futuro, uno que no está para nada claro, que aún es promesa.

Este 18 de mayo, en la marcha Cultiva Tus Derechos, mirémonos de nuevo entre nosotros y a nuestro alrededor. No partimos de cero, pero aún no hemos llegado a ese lugar que queremos habitar. El viaje continúa.