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Matías Jair Toledo: “Si no hubiese crecido en Puente Alto no sería la persona que soy”

Integrante de la Coordinadora Social Shishigang, director de la ONG Centro Abierto Rayito de Luz, militante por el Partido Igualdad y ahora candidato a la alcaldía de Puente Alto, Matías Toledo, o Matujo para los más cercanos, se ha comprometido en un nuevo reto por su comuna. Esa en la cual nació y creció, donde conoció a los que hoy son sus amigos y amigas, compañeros y compañeras, en los desafíos sociales en los que se ha embarcado.

Por Diego Ovalle N.

Hoy con 31 años, y más de 10 años de experiencia en la lucha social, Matías emerge como una alternativa que viene de las mismas entrañas de Puente alto, Villa Primavera. El punto de partida en una serie de desafíos en los que se ha aventurado desde que fue dirigente estudiantil en la “Revolución Pingüina” del 2006, como también partícipe de las movilizaciones del 2011 junto a organizaciones como Radio Enrique Torres, el actual Frente Fotográfico, Acción Propaganda y el Colectivo Hijos de la calle.

En la actualidad, Matías se encuentra enfocado en el proyecto nombrado Alcaldía Colectiva, en el cual participan casi una treintena de organizaciones de la sociedad civil con el fin de impulsar a un candidato que asegure el rol protagonista de agrupaciones que han estado relegadas por años. Así que nos sentamos a conversar de este nuevo proyecto comunal y acerca de lo que sucede a nivel país junto a Matías Toledo, el candidato a alcalde que viene desde el mundo de las organizaciones sociales.

¿Cómo fue crecer y criarse en Villa Primavera, parte de una comuna de la periferia de la Capital?

Fue algo bonito porque crecí en un ambiente sano, al menos por un par de años, y también fue algo nuevo, porque como son viviendas sociales había gente de todos lados. Entonces, tuvimos que aprender a hacer comunidad con los vecinos y las vecinas. Pero con el paso del tiempo se puso más complejo, algunos amigos murieron, empezó a haber robos, delincuencia, drogadicción, y harta ausencia del Estado. Yo creo que formarse en cualquier espacio tiene su subjetividad, hay contextos sociales que crean ciertos espacios de vulnerabilidad en todos lados, pero a mí me gustó mucho crecer acá. Vivir en Puente Alto es tener identidad. El puentealtino tiene su propia plaza, su propia historia, su propio espacio. A mí me dicen “¿usted es de Santiago?” y yo les respondo “no, soy de Puente Alto. Si no hubiese crecido acá no sería la persona que soy.

Uno de tus primeros desafíos sociales fue como dirigente estudiantil para la “Revolución Pingüina” del 2006, ¿de qué forma te marcó ese compromiso social en tu vínculo con la política?

Yo estudié en el Colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez de la Fundación Educacional Belén Educa, que en ese tiempo el eslogan era “educación de calidad para niños pobres”. Ellos tenían un proyecto que era bueno porque formaba personas, no trabajadores o aparatos técnicos, pero después empezó a precarizarse. Cuando llegó esta contingencia, donde todos empezaron a tomarse las escuelas, nosotros y nosotras, sin formación política, dijimos “hay que tomarse el colegio”. Nuestra visión política era súper vaga entonces teníamos una actitud súper paternalista, esperábamos que nos tiraran los lineamientos desde las aplicaciones y desde el nocional. Yo me di cuenta de esto cuando salí del colegio y entre a la Radio Enrique Torres, que fue mi espacio de formación política.

¿En qué sentido te formó la Radio Enrique Torres?

Es una radio creada por el Movimiento Juvenil Lautaro, en la comuna de La Granja. El primer programa donde participamos con los y las chiquillas, era el Ascurre Wuaxo donde se hablaba de contingencia nacional y política sin tirarte encima el capital de Marx, sino que hablándote en palabras que uno entendía, en coa. Ahí tenía que leer diarios todos los días, cuando yo no leía nada, y así empezó mi formación política. Y también con la ayuda de don Cristian Fuenzalida, un ex PC, quien fue la persona que nos formó y eso no sirvió mucho como aprendizaje político.

¿Participaste en las movilizaciones estudiantiles del 2011?

El 2011 tuvimos más una labor formativa y de apoyo. Con la radio participamos de un grupo que hoy se llama Frente Fotográfico, y así empezamos a cubrir y participar de las marchas. También hacíamos talleres de circo, cine, fotografía y documental con los centros de estudiantes de muchos colegios. También nos llamaron del Colegio Raúl Silva Henríquez para una reunión. Entonces ahí llegamos a organizarlos y que aprendieran de los errores que nosotros también habíamos cometido en la toma del 2006.

Desde esa experiencia, ¿cuál es tu diagnóstico de lo sucedió el 18 de octubre?

Creo que lo que pasó el 18 de octubre responde a las malas lecturas políticas que han hecho tanto los gobiernos de turno como los partidos políticos. Claro que están los problemas que todos conocemos, como la desigualdad, exclusión, y la corrupción. Pero creo que hay otro factor y es que no existe una lectura de los políticos y organizaciones de izquierda con respecto al contexto histórico en el que estamos. Se ve que no hay una conexión, sólo llegan a intervenir espacios y no a construir proyectos desde los espacios. Por eso nosotros y nosotras, desde la Coordinadora Social Shishigang y desde el Centro Social Rayito de Luz, trabajamos en base a esa diversidad que existe en nuestro pueblo trabajador. Esa diversidad de ser flaite, profesional, de estar detenido, de ser alcohólico, de ser independiente, de ser emprendedor. Hay que entender al sujeto político como diverso y no perfecto.

Desde tu trabajo territorial, ¿cuáles son las principales dificultades que identificas en las organizaciones sociales?

Que en este momento las organizaciones no tienen voz ni voto en las principales decisiones que se están tomando con respecto al territorio donde ellos viven. Esas decisiones las están tomando personas que ni siquiera conocen las distintas realidades de los vecinos y vecinas de Puente Alto.

¿Qué piensas del trato que se les da a las organizaciones sociales de sectores menos acomodados en discusiones políticas y medios de comunicación?

Tenemos un montón de vecinos y vecinas que llevan años trabajando en el territorio y que jamás se les ha dado tribuna en un medio de comunicación. Nosotros como Coordinadora Social Shishigang tenemos bastantes seguidores y podemos darle visibilidad a estas personas, pero seguimos siendo un medio pequeño. Por eso, aunque tenemos nuestro propio candidato a constituyente, hemos realizado en vivos a través de redes sociales con otros constituyentes para que así la gente conozca otras opciones.

En ese sentido, ¿qué valor le entregas a los proyectos de alcaldías colectivas?

Decidimos nombrar la alcaldía como alcaldía colectiva ya que nosotros lo que hacemos es un trabajo colectivo, trabajamos con organizaciones, juntas de vecinos, con los comités, ollas comunes, etcétera. Lo que queremos es un trabajo colectivo. Ojalá hubiese un mínimo para dirigir la comuna de Puente alto y que ese mínimo fuera vivir en Puente alto, soñar en Puente alto, sufrir en Puente Alto, saber lo que es vivir en la comuna, y que desde ahí eligiéramos para adelante a nuestros candidatos y candidatas alcalde o consejería.

¿Puede una eventual llegada de las alcaldías colectivas entregarles más protagonismo a las organizaciones sociales?

Claro, esa es la idea. Lo que nosotros y nosotras proponemos es una alcaldía colectiva donde las organizaciones puedan de una vez por todas tener un poder dentro de la toma de decisiones. Queremos conversar con las comunidades y que ellos puedan decidir en qué invertir los recursos. No que venga un grupo de expertos y que ellos decidan cuáles son nuestras prioridades y cuáles no. Eso es lo que queremos hacer, ser una especie de vocería de las organizaciones sociales.

¿Cuáles son las principales metas como alcalde, algo que sí o sí quieres conseguir como edil de Puente Alto?

Nosotros y nosotras tenemos un programa de 84 páginas que sigue en proceso y que lo estamos construyendo desde las organizaciones sociales, los comités de las juntas de vecinos, las ollas comunes. La mayoría de los espacios tiene un problema relacionado con el abandono de deberes más que con necesidades de proyectos transformadores. Así nace el proyecto de soberanía alimentaria donde proponemos que nuestras áreas verdes no solamente tengan pasto y árboles, sino que también haya huertos comunitarios y árboles frutales. Acá en Puente alto necesitamos un mall de emprendedores de la comuna, no un mall plaza Arauco. Tenemos un gran desafío que es la bolsa de trabajo de Puente alto, dejar de ser una comuna dormitorio. Necesitamos una bolsa de trabajo mínima del 80 o 90% de las personas que trabajan en la municipalidad o en organismos del sector, sean puentealtinos o puentealtinas, no personas de otras comunas.

En Chile se mira muy mal a la “clase política” a la que estás entrando, ¿cuál crees que es la forma en que la ciudadanía se vuelva a encantar con la política?

Hace falta la calle, sacarse el discurso izquierdoso, el discurso perfecto, ir a intervenir. Ensuciarse las manos, tener terreno y hablar en un lenguaje cotidiano. Entender que estamos en un nuevo ciclo político en el cual “las palomas”, los llamados telefónicos y los afiches en las casas pasaron de moda. Hay que reinventarse para hacer política. Estamos en otra época política y no podemos seguir levantando las mismas banderas de antaño. Hay que actualizarse, si no vamos a seguir cometiendo los mismos errores y la gente va a seguir desencantándose.

¿Crees que el peso de German Codina como adversario recae en su labor como alcalde o por sus apariciones en TV?

Completamente por su aparición en medios. De hecho, Codina venia súper mal. A él lo levantó la pandemia ya que era el presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades que le decía cosas a Mañalich. Entonces, se presentó como la oposición a Piñera y la gente lo identificaba como la persona que le decía lo que nadie le quería decir, pero antes de eso venía mal. Imagínate que para el estallido nunca lo vimos acá y la vez que lo vimos dijo que “había personas del MIR involucrados en la revuelta”. Algo que nunca fue así, sino que eran los vecinos los que salían a protestar, pero él no conoce a los vecinos porque nunca ha vivido acá.

¿Has trabajado con organizaciones ligadas al mundo del cannabis?

Hemos trabajado con growshops para ayudar a las personas que están pasándolo mal a través de canastas de alimentos y hemos trabajado en diferentes campañas solidarias con la Conejajaja, una embajadora de diferentes medios que tienen que ver con el cannabis.

¿Cuál es tu mirada con respecto al cannabis y su regulación?

He ido aprendiendo mucho con respecto a las conceptualidades. Yo no estoy en contra de la marihuana, creo que se debiese legalizar y despenalizar el autocultivo. Hay que garantizar que las personas que lo necesitan para el uso medicinal lo tengan y que pueda autocultivar en sus casas. Tiene que haber una regulación con respecto a la ley de drogas y hay que sacar a la marihuana del mismo grupo de la cocaína. Todavía vivimos en una sociedad de prejuicios y el que fuma marihuana todavía se ve como un delincuente. Eso hay que cambiarlo.

¿Proyectos como plantaciones reguladas o dispensarios municipales son posibles en esta alcaldía colectiva?

En ese sentido, nosotros y nosotras desde la alcaldía colectiva estamos totalmente abiertos a que estos tipos de espacio, como cultivos medicinales o dispensarios, los hicieran desde las organizaciones que están involucradas en este tema. Yo no sé nada de eso, pero confío en mis vecinos y vecinas que sí lo saben y que puedan realizar un trabajo en esa área. Entonces, estamos totalmente de acuerdo con levantar estos proyectos y dar estos espacios a organizaciones que trabajen y sepan de estos temas.

Para finalizar, ¿cuál es tu opinión del proceso constituyente, hay más esperanzas o incertidumbres?

En todas las listas de independientes hay algo bueno, pero hay muchas listas, entonces el voto popular se va a dividir en aquellas. Yo veo más esperanzas en regiones, no en La Metropolitana, en los distritos pequeños, pero lamentablemente en la Metropolitana levantas una piedra y te sale un constituyente. Lo que podemos hacer es acercarnos al modelo boliviano donde las organizaciones, los pobladores y las pobladoras, desde las calles impulsan los cambios en la Constitución. Y por tomarse las calles no me refiero a estar todos los días protestando, sino que empezar a hacer organización en los territorios.