Decir Los Jaivas es recorrer la música chilena en sus últimos 50 años. La banda se presentará el domingo 29 de noviembre en la Expoweed 2015, y antes nos hablan del rol de la cannabis en el debate social, y cómo la hierba ha cambiado desde el hippismo setentero hasta los fumetas del siglo XXI.
Por Juan San Cristobal / Foto Rony Belmar
En un país alejado de la lectura, la música y la tradición oral surgen como embajadores de una cultura anterior. Los Jaivas ejemplifican ese testimonio con 52 años de carrera ininterrumpida. Son la banda de música más popular, con una trayectoria sin pausas ni divisiones, y hoy una fundación extiende el legado de esta institución musical.
El grupo nació en los sesenta, poco antes del reventón de mayo del ’68, la revolución de las flores y el hippismo. Pero su volada fue verídica y autóctona, con una raigambre latinoamericana que hasta hoy suena vanguardista. En medio siglo vieron el apogeo del cannabis hasta ubicarse en la lista de drogas más peligrosas. No obstante, la postura siempre ha sido a favor de quienes impregnan sus conciertos del verde aroma: “Son buena onda la gente que fuma, siento que hay una lealtad especial. No fumo, pero lo observo, me llama la atención, hay un lazo superior”, dice Mario Mutis, el bajista histórico de esta agrupación.
A la conversación se suma también Claudio Parra, pianista, el músico que atraviesa toda la historia de Los Jaivas hasta estos días, un incesante viaje musical.
En el año 2015, luego de 52 años, ¿qué reflexión surge sobre la banda?
“Es una identidad, si los niños mapuche tocan con nosotros, se identifican con un concepto común. Pasa también en otros países de América, pero no en Europa o Estados Unidos. En América Latina la experiencia musical es recíproca de lo que recibimos desde la gente. Cuando tocamos huaynos en Perú, se entiende un sentido de americanos, pasa en todos los países americanos, feedback, una identidad natural”.
Respecto de la misión de Los Jaivas, después de 50 años, el bajista no se detiene, y apunta que “los principios son los mismos, no han cambiado. Promovemos unidad y hermandad, ‘Todos Juntos’ es un manifiesto, tenemos que ser fraternales y respetar la naturaleza, nuestros pueblos originarios y países vecinos. Tenemos un pasado común y la música llama a la unidad. Nuestra música tiene sonidos de toda América, un espíritu americano permanente”.
¿Cómo se mira desde la banda el contexto que vive el país hoy?
“El contexto está enredado, hay muchas propuestas y no nos ponemos de acuerdo. Ojalá exista consenso para la salud gratuita y la educación gratuita para una mejor sociedad. La mayoría está de acuerdo en esas reformas, es un buen proceso como sociedad, pero se espera un consenso y no alterar el acontecimiento de las cosas”, señala Mario Mutis.
Claudio Parra sale al paso, quien señala que “primero, nos consideramos ciudadanos del planeta y a través de la música descubrimos nuestro origen, nuestro continente. Nuestro país es América sin fronteras, ese ha sido nuestro mensaje. Pero uno vive acá y uno está inmerso en la cultura de este país. Vivimos en Argentina, eso nos marcó, el hecho de estar en Francia te muestra Europa, pero sentirnos chilenos es estar en un país con todos sus detalles. Hay ahora mayor participación ciudadana, yo vivo en el centro y veo mucha actividad, organizaciones, información en la calle”.
A la hora de hablar de la despenalización de la marihuana, surgen en el diálogo otras convicciones sociales que también buscan un espacio en el debate; el aborto, la discusión por las reformas, y siempre el consenso aparece esquivo. Claudio Parra reflexiona que “nuestra idiosincrasia tiene algo que nos lleva más atrasados. Hay una discusión nacional pendiente, de todos los actores que influyen, a uno le gustaría superar las barreras más rápidamente”.
Ahí despunta la reforma educacional: “Mi generación estudió con una educación garantizada por el Estado, en Argentina hay jóvenes chilenos que se van porque allá la universidad es gratuita. Hay cosas de la dictadura que están pendientes, no solo la Constitución, sino siquiera la información de los Desaparecidos, temas que nuestros países vecinos han solucionado. Tenemos esa dificultad para tomar decisiones importantes que nos permitan avanzar en bloque”, enfatiza.
¿Es propicio el momento para una discusión global, definir nuestra identidad?
“Este país tiene muchas influencias relacionadas con el mercado que son extranjeras, entonces a la gente ya le cuesta encontrar la identidad. Cuesta encontrarse en el país de uno, que uno sea de acá. A mí me llama la atención la publicidad en inglés, todo en inglés, y así como eso, tantas cosas que uno en la vida cotidiana ve que invaden de información y entorpece esas ganas que uno tiene de identificarse con un lugar. Debemos establecer un país donde nos sintamos cómodos, contentos e identificados. En Chile siento que sin interferir en la libertad de las personas, se discuten los conceptos. Por ejemplo el 20% de la música chilena, quienes se oponían apelaban a la libertad de una persona de escuchar 0 o 100%, pero era necesario establecer un espacio para reafirmar nuestra identidad”, señala el histórico pianista en la banda.
“Como siempre, los jóvenes se adelantan y piden cambios. Nosotros en la juventud hicimos lo mismo, rompimos barreras y creamos propuestas nuevas. Algunas fueron acogidas, pero luego vino el Golpe Militar y se fue todo a la punta del cerro”, reconoce Mario Mutis, cerrando una idea certera, pero luego argumenta que “la juventud va en la vanguardia y hay que saber respetar y dialogar, es lo que la sociedad debe hacer, salir a las calles y no quedarse en la casa mirando televisión”.
Qué rol plantean hacia la música en la situación que vivimos hoy…
La música desarrolla sensibilidades en los niños, cosas que son importantes que sirven a cualquier persona. La experiencia de estar cercanos a la música te permite ser más humano, a nivel neuronal te produce emociones y despierta botones que de otra manera quedan dormidos. Uno ve personas duras o individualistas, no se despertaron ciertos botones que activa la música.
(subtítulo) “Es evidente despenalizar”
“Yo no fumo yerba ni tomo drogas, pero entiendo la gente que lo hace”, plantea Mario Mutis sin, justamente, inmutarse. “Apoyo el uso de la marihuana, pero no podría tampoco sacarme una foto si ni fumo”, se excusa ante el foco de Cáñamo.
Los Jaivas vivieron todo el hippismo, y en ello el uso de sustancias psicoactivas estimuló una experiencia lisérgica. Mario Mutis destaca que “algunos abrieron la puerta y compartimos la información. Un mundo que comprendimos y quisimos”.
En general, la experiencia de ver a Los Jaivas se asocia al hippismo y la hierba…
“Claro!”, apunta el bajista, “si a veces el olor llega hasta el escenario, se ve el humo jaja, hay conciertos que se siente con mucho olor, otros que no se siente nada. Hay conciertos donde hay música en vivo y la experiencia incita que estén todos, los que fuman y los que no, todos en el mismo cuento. La música te puede acercar, independiente de tu orientación”.
“Cuando apareció la marihuana, no es el mismo ambiente cincuenta años después. A todo nivel ha cambiado. La gente anda a los balazos, pero cuando esto apareció todo era más libre, no había una posesión, un mercado”, señala Claudio Parra.
Luego, compara que “todo era compartido, la marihuana produce un efecto positivo, entonces crea un ambiente de bienestar y de compartir. Eso fue cuando lo conocimos. En los conciertos todo el mundo llega con pitos y se comparte y no había riesgo. Hoy el consumo de drogas está asociado a daños colaterales, esta percepción se ha mezclado y eso confunde a la gente”.
Desde siempre, la cosmovisión psicoactiva impregna el mensaje de Los Jaivas.
“Hay toda una historia. A finales de los años ’60 cuando el mundo estaba revolucionado, pasaron los sucesos en Europa, los estudiantes salen a las calles y el mundo cambió de forma radical. Ahí dejamos los High-Bass y pasamos a Los Jaivas, el ‘Gato’ Alquinta se fue de viaje al norte y llegó hasta Ecuador. De alguna manera, fue el receptor de una cosmovisión distinta, era una época conservadora y Gato tiene esta vivencia con pueblos originarios de América y entiende el estrato superior, entregado a los dioses y la naturaleza, la parte más esotérica; luego el plano real, donde está el hoy y el nosotros, quienes estamos alterando la naturaleza; y el tercer elemento más oscuro, de la muerte, los muertos y los espíritus. Gente que no existe pero que deja un legado, nuestros antepasados. Con una visión originaria, esta visión abre tu percepción. Ahí entra la marihuana, o la ayahuasca, elementos rituales. No tomar ayahuasca por entretenerse, sino una comunicación con el estrato superior. Esa puerta de conexión abre sentidos y te trae al hoy el plano de ayer, te comunica y muestra cosas que no están a simple vista. No es pa’ tomar ayahuasca todos los días. Es un puente cultural en distintas fases del ser humano que son beneficiosas. Es un elemento que existe por siempre, la cosa está en cómo el humano la asimila.
En esa línea, ¿cómo se entiende la hierba en el grupo de las drogas más peligrosas?
“El alcohol no te transporta a otro plano positivo, pero te lleva a un estado de adicción. Hay otras sustancias que tienen una diferencia fundamental, también hay un contexto económico. Si se permitiera el autocultivo, la plantita en tu casa, se acaba el negocio y termina el microtráfico, se van los malos, las peleas y esas cosas. En la libertad de una plantita en la casa no hay violencia”.
En ello, siempre la cuota de cordura marca la pauta, lo que desde Mutis se subraya al indicar que “reconozcamos también lo que es fumarse veinte pitos diarios, quedai pegao en el más allá, tenís que bajar también poh jajaja. Hay que equilibrarse y la gente es capaz, pero faltan herramientas. Ahora es casi lo prohibido, y ese es un carácter distinto”.
No hemos aprendido…
“Debemos respetar más lo que nos enseñan los pueblos originarios, somos nacidos acá, de este lugar y acá hay pueblos que viven mucho antes que nosotros, que tienen una cosmovisión diferente y anterior, de la cual debemos aprender y sacar lecciones”.
Y cual es la postura ante la despenalización.
“Se ha comprobado el uso medicinal, hay una evidencia de despenalizar”.
EXPOWEED
Los Jaivas son el plato central de la Expoweed 2015, en el Parque O’higgins. El grupo no evade el carácter de esta cita y surgen risas ante un ambiente cannábico.
Ante la convocatoria para una feria dedicada a la planta, Mario Mutis declara que “es una expresión popular, una libertad de expresión. Y nosotros estamos por eso, no tenemos ningún prejuicio en este tema. Hay que regularla y que la ley sea algo útil para la sociedad y no un cagazo. Entonces es bueno incluir visiones, para crecer en conjunto”.
¿Qué valor otorgan a estas instancias de participación?
“El movimiento ciudadano ha tomado un poder súper importante, eso no hay que dejarlo de lado, hay que consultarle a la ciudadanía. La discusión está a alto nivel político y no hay acuerdos, entonces es coherente pensar que en la consulta ciudadana se resolverían estos temas. Uno elige a los senadores para que lo representen a uno, pero eso no pasa, no se siente uno representado en el Parlamento, entonces la consulta debe pasar a la ciudadanía”, indica Claudio.
Claudio Parra ejemplifica: “Hay un grupo boliviano que se llama Huaras, quienes tienen un tema que se llama ‘La Coca no es Cocaína’, esa frase lo dice todo; una cosa es el cultivo y otro distinto es el narcotráfico. Es difícil tomar decisiones al respecto en Chile, el Congreso debe tomar decisiones y demora en promover sus leyes”.