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Labsun, una mirada científica al cannabis

“Una idea novedosa, atractiva y ambiciosa”, así se define Labsun. Un proyecto científico especializado en el estudio de componentes naturales que se encuentran en diversas plantas medicinales. Así, el laboratorio se plantea el desafío de investigar, definir y demostrar cómo estas moléculas interactúan con nuestro cuerpo, rescatando la herbolaria nativa y tradicional de Chile.

Por Diego Ovalle N.

Labsun, o Laboratorio Sustentable Natural, es una empresa chilena de investigación, desarrollo e innovación dedicada a productos que promuevan el bienestar de las personas y del medioambiente, mediante procesos sustentables y de alta tecnología. Así lo señala el representante y fundador del proyecto, Sebastián Pino: “Nosotros como laboratorio inventamos propuestas de valor que tengan en consideración el medio ambiente y que sean 100% naturales”.

La idea principal del proyecto Labsun, nace hace tres años atrás dentro de una búsqueda por un un espacio productivo de investigación, donde se entendiera al cannabis como una alternativa efectiva a la industria farmacéutica, e ir más allá del uso medicinal.

Sebastián indica que el proyecto responde al interés que tuvo desde pregrado por identificar al cannabis como un gran elemento para el siglo XXI tanto en economía como en la ecología del país. Además, agrega que al tener separadas las moléculas del cannabis se dieron cuenta del potencial industrial de la planta, empezando a utilizarla no solo en productos farmacológicos, sino que también cosméticos y biopolímeros.

En la actualidad, el laboratorio está integrado por profesionales y alumnos de la Universidad Federico Santa María. Institución con la cual tienen un acuerdo de colaboración científica que les da al equipo la oportunidad de publicar en revistas científicas los avances realizados con el proyecto de Labsun. Aunque la universidad no los financia, Sebastián asegura que es un gran respaldo tener a una academia como parte colaborativa para las instancias de publicación e investigación.

¿Dónde nace la motivación para trabajar con extractos y productos naturales?

Por el nivel de sufrimiento que tiene la gente, la forma en que actualmente vemos la medicina y la salud pública es netamente sintética o mercantilizada. Bajo este paradigma no veo factible un modelo de salud pública de aquí al 2050 basado en elementos sintéticos. Creemos que la naturaleza tiene los principios medicinales para poder solventar la salud pública de los pueblos, como ocurre con el pueblo mapuche.

¿Cómo este trabajo contribuye o aporta al problema medioambiental actual?

Es fundamental el tema sustentable y de medio ambiente en nuestra empresa. Creemos que el futuro se escribe con los servicios ecosistémicos sanos, no enfermos. Por tanto, nuestro deber es producir valor y a la vez cuidar el planeta por las futuras generaciones.

¿Qué les otorga a sus producciones la calificación de productos con un alto grado científico?

Nosotros luego de tener los principios activos de la naturaleza, realizado con tecnología de punta, tenemos que validarlos científicamente. Estos pasan un análisis clínico que demuestra la concentración de los principios activos para que sean dispuestos de manera eficiente en los pacientes y en los clientes. Nosotros no podemos vender un producto sin analizarlo químicamente, y ese análisis químico es de alto grado. Es decir, no es una cromatografía comparativa, sino que analítica.

La pandemia del covid-19 ha expuesto la falta de confianza, por una parte de la población, hacia la ciencia, ¿cuál es tu diagnóstico acerca de este problema?

Son paradigmas que no tienen bases sólidas científicas para sustentarse. Solamente es un sentir popular por la falta de conocimiento. Esto tiene que ver con que las generaciones no están educadas y no se han dado el tiempo de educarnos de forma profunda. Como laboratorio creemos que esta respuesta de grupos negacionistas viene por la carencia de un pensamiento crítico, y por una educación mercantilizada y neoliberal.

Considerando la falta de políticas públicas y financiamiento en el sector científico, además de la mirada prohibicionista sobre el cannabis, ¿cómo se las han arreglado para avanzar con el proyecto?

Hemos levantado el proyecto a costa de deudas personales. Hemos tenido la opción de tomar créditos y deudas con bancos y personas que nos han prestado plata. No nos hemos abierto a la idea de que nos financie una gran farmacéutica porque queremos hacer otro trabajo. Trabajo de base. Un trabajo en concordancia con la naturaleza, donde sabemos que las utilidades son importantes, pero más importante es el quehacer de la empresa.

¿Cuáles han sido los principales obstáculos para el desarrollo de las investigaciones?

Los elementos limitantes son la dificultad científica, por lo difícil de acceder ahora a otros laboratorios por la pandemia. También el capital, porque no contamos con los recursos económicos para poder desarrollar grandes cantidades de productos. Sino que lo que hacemos es validar hipótesis y luego esperamos que la gente, cuando conozca lo que hacemos, nos apoye. Con eso podamos ir desarrollando más inversiones, propuestas e investigaciones que promuevan un bienestar para el siglo XXI.

¿Qué desafíos han identificado al trabajar con cannabis?

Los principales problemas que hemos tenido en investigación de cannabis es la obtención de flores. Actualmente, la legislación no está hecha para que una empresa investigue a baja escala. La legislación está hecha para qué solo grandes empresarios del cannabis puedan desarrollar. Otro problema es que el mercado valore lo que son los desarrollos a nivel local. Para que el público y el mercado vea, observe y cuantifique el valor que tiene producir en Chile un producto como, por ejemplo, la extracción por fluidos supercríticos.

Generalmente el uso de CBD esta normalizado para temas médicos, ¿pero qué hay del THC?

Hemos validado que el THC si es un elemento medicinal y terapéutico, el tema es en qué proporción y acompañados con qué terpenos lo usamos. Nosotros hemos realizado investigaciones tanto en CBD como en THC, porque el efecto analgésico y antiinflamatorio está presente en las dos moléculas. Nosotros sí creemos que el THC, por más que tenga elementos psicoactivos, también se le puede reconocer y validar los principios terapéuticos que tiene.

Según un estudio de Fundación Eutopía, casi un 50% de la ciudadanía cree que la industria del cannabis podría ser un nuevo polo de desarrollo en Chile. En tu mirada, ¿cuáles crees que son los beneficios de un mercado regulado en nuestro país?

Creemos que la regulación debe ser democrática, que no venga a consagrar los derechos solamente de grandes capitales o grandes productores. Debe consagrar el derecho al autocultivo, derecho al cultivo colectivo y el derecho a un cultivo industrial. Algunos de los beneficios serían poder postular a fondos estatales y público-privado, postular a concurso y dar a conocer nuestras inversiones en el ámbito más normal de lo que es el emprendimiento en Chile. Es decir, participar con Corfo o Sercotec, lo que sería una gran ayuda para nosotros.

¿Hay potencial industrial en Chile en cannabis?

Chile tiene un potencial único en Latinoamérica para potenciar una industria cannábica por su ecosistema, por la capacidad hídrica, por la calidad del suelo y por la experiencia práctica en cannabis de nuestros consumidores. Esto hay que capitalizarlo de forma democrática, permitir que todos tengan acceso libre y regulado al uso de cannabis y fomentar una industria con una cancha igualada tanto para grandes como pequeñas empresas.

¿Cuáles son los desafíos a futuro para Labsun?

Este año queremos presentar un recetario magistral para establecer con bases científicas un elemento natural para cada enfermedad. Además, creemos que este año es el momento para presentar todos los avances y proyectos que estamos haciendo para concretar alguna alianza y así sacar adelante el proyecto. A largo plazo, queremos crear una empresa que levante el cannabis como un motor productivo para el siglo XXI en Chile. El cannabis junto con la agroecología pueden ser una gran solución en desmedro del agroexportador extractivita que tenemos ahora. Hay que producir productos de alto valor cuidando el territorio, más que devastar para vender barato al extranjero.