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Javier Ruano de Medical Seeds: La primera persona para quien creo una variedad es para mí

 

Ha creado variedades emblemáticas y premiadas como Jack la Mota o Mendocino Purple Kush. Ni hablar del prestigio que tiene la Y Griega dentro de los cultivadores. Todas sus hijas -como él las llama- son distribuidas por el banco Medical Seeds, que creó hace más de una década. Sin embargo, y más allá del éxito internacional que ha alcanzado en la industria, Javier Ruano disfruta cultivar y se le nota cada vez que habla del tema. Incluso dice que empatiza más con las plantas que con las personas. Revista Cáñamo conversó con él y pudo conocer algunas de sus concentrados y cogollos que protege obsesivamente del clima seco de Santiago. Nos deja contemplarlos, pero bajo la misma mirada que tiene un coleccionista para sus piezas. Eso sí, nos confiesa que, como buen old school español, siempre preferirá el tabaco con hachís.

Por: Carlos Martínez R. Fotos: Jorge Rosales.  Edición 140. Diciembre 2018.

Circula un mito por internet donde se le atribuye a los esquimales una larga lista de nombres para cada tipo de nieve y que, esta variedad lingüística, se debe a que son capaces de reconocer diferentes tipos de blancos.

Pienso en eso cuando Javier Ruano habla de la marihuana y le da una calada tras otra al tercer «peta» que le acaban de armar y que se apura en prender para volver a intentar una buena foto.

Me vuelo aún más y me imagino que Javi es un esquimal y que la marihuana viene a ser la nieve para él. Incluso, me atrevería a decir que cada una de las diferentes variedades que ha ido desarrollando durante años, no son otra cosa que su especial capacidad de reconocer entre diferentes matices y sutilezas cannábicas, algunas tan imperceptibles que solo unos pocos pueden entender y disfrutar.

Y, sin duda, esa conexión con la planta es lo que a Ruano le ha permitido desarrollar una dilatada carrera en la industria cannábica mundial.

Sus inicios como cultivador en los 90 en España, su trabajo colaborativo con marcas como CANNA, su extenso trabajo de investigación para descubrir y optimizar procesos para realizar extracciones cannábicas y la capacidad de tener un negocio exitoso en el rubro, lo hacen tener una mirada autorizada sobre el panorama en el que se encuentra la marihuana hoy.

Por eso quisimos hablar con él.

«La verdad es que nadie se imaginaba hace diez años que al día de hoy íbamos a llegar hasta aquí, y bueno, ya es una realidad. A eso súmale que en el corto espacio de tiempo, que han sido cinco años, ha habido un cambio brutal aquí en Chile», nos recalca Javi, quien ve en el activismo medicinal un camino concreto por donde transitarán los marcos regulatorios del cannabis.

«Yo creo que lo que puede hacer más presión es la necesidad real de las personas. No fumarte un caño para divertirte con tus amigos. He visto casos de aceites caseros donde la madre se lo daba a su hijo con epilepsia refractaria y las convulsiones se detenían. Entonces ¿cómo están prohibiendo esto? Si le puede beneficiar a algún tipo de enfermedad, algo que tú te puedes fabricar o hacer prácticamente con tus manos en tu casa; con lo que nos están sacando los gobiernos y las farmacéuticas que lo único que quieren es enfermos crónicos y tenernos pillados ahí, sería un revés para ellos, pero económicamente para el usuario sería una ventaja. Tampoco digo que cada uno se ponga a hacer lo que le dé la gana, pero que de alguna manera está regulado a través de los clubs y más cerca del usuario».

Javier se anima a polemizar sobre el tema pero nos advierte que Chile no es una isla en el mundo cannábico. Ese cambio profundo que él ve en nuestro país con respecto a la normalización del uso del cannabis, es muy similar -según nos explica- a lo que sucedió hace un tiempo atrás en España.

«Es bastante parecido al proceso español lo que sucede actualmente en Chile. Lo que pasa es que el camino que tomó la legalización en España fue a través de los clubes de consumidores de cannabis y los dispensarios. Me gusta que no son gigantescos, sino que son bastante regulados y que no son de miles de personas, sino que son de cientos. No sé hacia dónde irá la legalidad, pero lo más lógico es que crezca, no hacia más dispensarios, sino que haya menos dispensarios y sean un poco más grandes. Pero todo dependerá de qué manera legalice el gobierno, si legaliza para dispensarios que reúnan a no más de 100 personas o hace dispensarios en donde puedan entrar 1000 personas. Esto dependerá mucho de cuánto cedan las autoridades».

 

El botiquín de Javi

Después de una fallida primera reunión en su oficina nos programamos para juntarnos en su hogar. Ayudo al fotógrafo ensayando posibles fotos, mientras Javi nos sirve jugo y comenta sobre la luz del atardecer que entra a su departamento y conversa con el fotógrafo sobre los lentes macros. Nos cuenta que es le gusta la fotografía.

Dicho eso, camina hacia el refrigerador desde donde saca un pequeño cooler rojo y blanco. Parece un botiquín de asistencia médica. Javi lo coloca en la mesa de centro y comienza a sacar de su interior las más diversas extracciones cannábicas. Trato de tocarlas pero Javi me detiene cortésmente. Después él preferirá manipular con un guante azul los diferentes tipos de concentrados cannábicos. Además, nos advierte que no los exhibirá mucho tiempo y los volverá de dejar en el refrigerador para que no se dañen con el clima.

«Cuando empecé con lo de las extracciones no había información. O sea, era como mucha prueba. Haciendo con rangos muy cortos de diferencia para hacer la sintonía fina, para afinar todo ese tipo de procesos. Bueno, seguramente fumaba muchas muestras en el proceso que estaban sin purgar. Hay un gran riesgo en todo tipo de concretados si no se hacen de la manera y con material adecuado ni por las por las personas con los conocimientos adecuados, pues pueden derivarse en extracciones que pueden ser perjudiciales para la salud. Se hacen extracciones con solventes que, si no se tienen los equipos adecuados para purgar, ese tipo de solventes evidentemente quedan en las extracciones», nos advierte Javi.

La misma advertencia sobre los concentrados queda explícita en su libro «Extracciones Cannábicas», del que es coautor junto a Jak Sostoa.

«Hay unos capítulos de riesgos y prevención, para intentar acercar el tema a la gente, que son los que aconsejo más leer. Sobre los peligros, lo inflamable, lo explosivo, lo nocivo, los solventes; hay otro tipo de extracciones que salen en el libro que son mucho más seguras, como pueden ser las extracciones cannábicas que las extracciones terapéuticas, por así decir, en donde sí se puede ocupar este tipo de solventes. Puedes poner marihuana a macerar con aceite de oliva que es mucho más natural, con un riesgo menor; puedes hacer una extracción mecánica y luego mezclarlo con aceite de oliva o aceite de almendras, según lo que vayas a hacer. Entonces, el libro es orientativo, y lo importante es que hay que ver un poco más allá».

Le preguntamos sobre el trabajo con extracciones que se viene realizando en Chile. Nos comenta que «se está mejorando la calidad de las extracciones, pero luego, con las extracciones con solventes será la gente que tiene acceso a equipos profesionales la que obtendrá un resultado mucho más profesional; pero la inmensa mayoría no tiene acceso a esos equipos, por lo que están haciendo extracciones de baja calidad, mal purgadas o contaminadas. Por eso creo que el rosin como concentrado ha sido tan exitoso. Porque es una extracción mecánica y la máquina la puedes adquirir en un grow. Entonces, ha habido una revolución aquí. Pero los equipos con solventes para hacer productos más refinados son más caros y, por lo tanto, no han tenido ese éxito».

De seguro te lo han preguntado un montón de veces. ¿Cuál es tu extracción favorita?

Soy fan número uno del water hash, de las extracciones al agua y hielo, y puedo aceptar como cercanamente algún dry o algún static, pero sobre todo es el hachís y el bubble Hash lo que más me gusta porque consigo extracciones increíbles, con una pureza muy potente, muy concentrado. Simplemente con agua y hielo. A ese bubble Hash que hago, le acercas una prensa de rosin a bajísima temperatura y el aceite se sale por la malla. Es espectacular.

 

«Las variedades las hago para mí»

El trabajo por el que más ha sido reconocido Javier Ruan tiene relación directa con el cultivo de la planta. Ganador de innumerables copas con sus variedades que se han convertido, para muchos cultivadores, en clásicos.

«A principios de los noventa empecé a cultivar con unos amigos en exterior, y ahí empezó una afición que años después se convertiría en mi trabajo», ha comentado Javier Ruano en otras entrevistas que circulan en la red.

Lo cierto es que el camino que ha recorrido este destacado brider es el del ensayo y error, además de constancia y disciplina a la hora de iniciar estudios autodidactas en el tema.

«Empecé a cultivar seriamente cuando fui a Barcelona, antes sólo jugaba al cultivo y de repente a finales de los 90, se corría la voz de unas nuevas tiendas de cultivo llamadas grows shops que habían abierto. Creo que el primer grow de España fue HousePlant Madrid, luego abrió HousePlant Barcelona, tienda de la que estuve a cargo. Empecé a trabajar primero en CANNA, y eso me puso en contacto de golpe con todos los grows de Cataluña, que llevaban un tiempo cultivando», comentaba hace 4 años atrás, en su primera aparición en Revista Cáñamo.

«Soy un chaval, humilde de barrio, de Pamplona, que ha hecho las cosas bien y ha amado la planta y que por eso ha llegado a sitios insospechados. Tengo tal simbiosis con la planta que si alguien la está maltratando y me muestra su cultivo yo sufro por ella. Es un ser vivo. Yo empatizo con la planta. Casi que empatizo más con las plantas que con las personas. Las plantas te muestran lo que hay, en cambio las personas siempre te están ocultando cosas. La planta si no tiene agua, se va para abajo. Si está contenta, sus hojas están para arriba».

Para Javi la idea de empatizar con la planta va por el lado de atenderlas como se merecen, que vivan en el paraíso y que cuenten con las condiciones óptimas para desarrollar su máxima potencia. Por eso, cuando le preguntamos acerca de cuáles son sus criterios a la hora de crear una nueva variedad y si en el proceso intervienen las tendencias comerciales, Javier sonríe.

«Yo creo que la gente se ha puesto en sintonía con el trabajo que he realizado, porque la primera persona para quien creo una variedad es para mí. Para mi paladar. Entonces cuando me saturo de un sabor voy buscando otro, y si el mercado está muy saturado, por ejemplo, de naranja, pues voy investigando las cosas que a mí me gustan. Intento aportar también sabores y cosas diferentes a la carta que ya tenemos, que ya es bastante extensa. No quiero sobresaturar el ‘menú’, por así decirlo. Entonces cuidamos mucho qué variedades metemos. Hemos estado cuatro o cinco años sin sacar variedad. Si los bancos quieren sacar 5 o 6 variedades cada año y volver loco al consumidor, pues la filosofía nuestra no es así. Tenemos unas cepas que están muy consolidadas, no hemos necesitado sacar una variedad nueva. No solo trabajo con las gringas, no me dejo dominar por el mercado. Si me enseñan una de esas nuevas que me gusta, la cojo e intento trabajar un poco las variedades que me gustan a mí».