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La incipiente industria del cannabis medicinal en Chile: Creando evidencia ante el dolor

Desde hace tres años, Felipe Varas y dos socios comenzaron a representar en Chile a la empresa de cannabis más grande del mundo: la canadiense Canopy Growth. A través de la marca Spectrum Cannabis, estos chilenos realizarán estudios clínicos con productos canadienses que buscan palear el dolor en pacientes que lo sufren crónicamente.

Por: Carlos Martínez/Fernando Santibáñez – Foto: Jorge Rosales

«Nosotros venimos a solucionar problemas que la gente que sufre no ha resuelto con otros productos en base a cannabis». Con esa afirmación, Felipe Varas, de 38 años y socio fundador de Spectrum Cannabis Chile, define el objetivo que busca con el posicionamiento de su empresa, la filial nacional de la gigante canadiense de la industria mundial de cannabis, Canopy Growth.

La batalla que han dado muchos actores en el campo del cannabis medicinal es un antecedente propicio para que Spectrum Cannabis Chile tome forma y se convierta en el nexo entre la medicina tradicional poco abierta a probar con formatos novedosos y con cannabinoides entre sus componentes y el cada vez más creciente y sólido activismo por la regulación del cannabis medicinal.

Muchos se preguntan cómo ingresar a la industria. Es innegable que las múltiples actividades que se realizan en el ambiente del cannabis, los muchos emprendimientos con novedosas técnicas y productos, y el olor pito cada vez más normalizado por las calles que a veces tienen el mismo nombre aunque las separe un desierto, un valle o la selva valdiviana, apuntan a la forma en que en el futuro se va a regular la industria local.

Realizar estudios clínicos fue la idea que más convenció a Varas y sus dos socios para comenzar a entrar al inexplorado mundo de la naciente industria cannábica chilena y, por qué no decirlo, latinoamericana. «La evidencia es el mejor método para convencer a los doctores», dice.

Varas y sus socios querían estudiarlo todo. Desde la mejor forma de desarrollar sus productos hasta el marco de legalidad y regulatorio al que debían adecuarse desde el primer minuto en que decidieron materializar la idea. Querían conversar con los que ya estaban en eso. Y así lo hicieron con Canopy. La empresa que cotiza en la bolsa canadiense y que vale más de 12 mil millones de dólares, con filiales por, al menos, media docena de países.

Chile era un país donde el negocio de Canopy podía penetrar más rápidamente porque cumplía con todas las características para ser una especie de paraíso para la compañía canadiense. «Chile tiene un marco regulatorio conocido, el ISP es referente como institución en Latinoamérica, además de que está toda la infraestructura para empresas que desarrollan estudios clínicos», explica Varas.

Hoy las acciones de Canopy Growth se cotizan en cerca de 46 dólares canadienses, unos 35 dólares norteamericanos, o unos 24 mil pesos chilenos. Hace unos tres meses, Canopy le compró la parte que le correspondía a la empresa de Varas y que ellos mismos habían pagado a la canadiense para obtener su licencia.

Para que eso ocurra, los socios de Spectrum Chile tuvieron que viajar en 2015 a Canadá para presentarles la idea y quedar bajo su alero. La potencialidad que vieron los canadienses para que Chile sea referente en la región fue inmediata, por lo que aceptaron llegar a un acuerdo.

Así, la compañía canadiense envía los aceites que se encapsulan y que los chilenos probarán en pacientes que presenten una característica especial: sufrimiento de dolor. Ese es el sello de lo que quieren hacer en los distintos laboratorios y, por qué no, en hospitales o lugares en los que puedan desarrollar sus estudios.

Y es que, además, según un estudio de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor, ACHED, el 32% de los chilenos sufre algún tipo de dolor no oncológico, lo que equivale a casi seis millones de personas que habitan esta larga y flaca franja de tierra. Un problema masivo al que hacer frente.

«Chile es un ambiente ideal para la investigación, hay buena infraestructura y buenos investigadores, así que queremos desarrollar ese trabajo», afirma el fundador de la filial chilena de Canopy. En América Latina, no hay país que tenga más estudios médicos por habitante que Chile.

El gran problema que encontró Varas y su equipo fue que muchos médicos no se atreven a recetar cannabis a sus pacientes porque no existe un formato para el consumo que sea consensuado, universal y probado. Por eso, sus productos serán cápsulas, tal como gran parte de los medicamentos para tratar otras enfermedades y cuyos componentes están proporcionados de forma controlada.

La idea es, entonces, probar tres tipos de cápsulas y que se diferencian por sus colores y su composición. La azul, en la que se centra el primer estudio clínico de Spectrum Chile, es una cápsula para el tratamiento del dolor crónico y que tiene proporciones de THC y CBD balanceados. «Estamos haciendo evidencia, vamos a probar tres productos distintos y vamos a demostrar científicamente si sirven o si no sirven», adelanta Varas.

Las otras cápsulas son de color rojo, con contenidos altos de THC y que podrían combatir trastornos del sueño, y la capsula amarilla, con un nivel de CBD mucho mayor y que ayudaría a tratar la ansiedad. Para todas esperan realizar estudios médicos en fase 1, 2 y 3. Cada una de las cápsulas tiene componentes fijos y se utilizan variedades establecidas respectivamente. Cada una de las tres recetas es única e invariable.

Para eso, la gigante canadiense invirtió 10 millones de dólares para el desarrollo investigativo en Chile a través de su filial. Ante estas cifras, no es de extrañar que despierte interés en futuros inversionistas o patrocinadores. De hecho ya se han reunido con el presidente del Senado, el socialista Carlos Montes, junto al director médico de Canopy, el doctor Mark Ware (entrevistado por Cáñamo en la edición deoctubre), para charlar acerca de la situación del cannabis medicinal en Chile.

Aun cuando hay agrupaciones que abogan por mejorar las condiciones para poder cultivar de manera segura, sin temor a ser detenidos y formalizados bajo la pesada y anticuada mochila de la ley 20.000, para el representante de Canopy en Chile, los avances en la materia son notorios y valorables, por eso apuestan por la consolidación en ese mercado.

«Estamos partiendo por lo más básico porque en realidad no hay nada. Estamos trabajando en terapias coayudantes paralela a los tratamientos convencionales que están haciendo», comenta Varas para aclarar que su discurso «nunca ha sido que venimos a curar enfermedades, que se van a mejorar del cáncer, ni mucho menos».

Para crear videncia trabajarán con pacientes. Es por eso que están buscando crear alianzas con algunos hospitales, debido a que el trabajo del día a día con un paciente que sufre de dolores crónicos, es, a juicio de los socios, el escenario ideal para desarrollar investigación.

«Un doctor o un equipo de profesionales de la salud que quizás no sabían de los beneficios del cannabis, o simplemente no estaban seguros de ellos, vivirá la evidencia de un tratamiento con cápsulas creadas para tratar el dolor», argumenta Varas para enfatizar en los potenciales beneficios que existen para el desarrollo científico el estudio del cannabis medicinal.

Para la filial chilena es muy ambicioso pensar que de aquí a dos años puedan comercializar su producto por Chile y Latinoamérica, pero en tres años, afirman, podrían ya estar en el mercado farmacéutico como un medicamento más para realizar tratamientos coayudantes para paliar el dolor.

Felipe Varas asume que para que el avance de su empresa sea exitoso, deben trabajar con tres pilares fundamentales como soporte para su desarrollo, ya que es evidente que la industria apenas está dejando los pañales, si es que no los tiene bien puestos aún.

El primero, dice, es la educación. Una de las tareas que deben cumplir en su proyecto es la de poder instaurar el estudio del sistema endocannabinoide en las escuelas de medicina del país. Para eso quieren «aterrizar en Chile los planes de estudio que en Canadá ya funcionan y queremos que las mismas universidades nos abran un espacio».

Luego, el producto de calidad que entregan. Desarrollado en Canadá, el medicamento es el formato más farmacéutico que pueden ofrecer. De hecho dejaron un estudio con gotas en fase 1 para dedicarse a las cápsulas como modo de consumo. Para Varas, la calidad de la empresa canadiense se refleja en «los tres años que llevan actuando como producto para cerca de 80 mil pacientes, de los cuales no hay registro de intoxicaciones o peligros asociados al consumo del medicamento».

Y en último lugar, la investigación que desarrollan junto a un equipo médico y científico, lo que conducirá a resultados, sean positivos o negativos y que en Chile lidera el doctor Sergio Sánchez, pionero en la prescripción médica del cannabis en Chile y miembro de Latinoamérica Reforma, agrupación que aboga por los derechos del consumo terapéutico de cannabis y otras drogas, que, además, diseñó el estudio médico para probar la primera cápsula.

Debido al respaldo con el que ha contado, Spectrum Cannabis Chile se proyecta como una empresa que trabaja de manera seria con el cannabis medicinal. «Nos estamos aliando con la empresa de marihuana más grande del mundo, cuando haces las cosas bien nadie te critica, porque además no trabajo en un área gris, trabajo en un área completamente legal en Chile», analiza el socio de Spectrum en el país.

Para Felipe Varas no hay razones para que se critique su entrada a un mercado en el que son pioneros como lo es la industria del cannabis. Asegura que quienes están a favor del autocultivo y ven con malos ojos la entrada de empresas para la venta de medicamentos en base al cannabis están errados al evidenciar, según sus palabras, que le están quitando una parte del mercado a ellos.

«Si estás por el autocultivo está bien, es para ti y tú sabes cómo consumes tu marihuana de forma medicinal, pero quienes no encuentran una solución en esas alternativas pueden optar a estas cápsulas», reafirma y agrega que «Canopy incluso vende semillas en Canadá. Eso demuestra que no está en contra del autocultivo».

«Es injusta la caricatura del cerdo capitalista para nosotros. Jamás vamos a negar la planta en sí, pero decir que una cosa es buena o mala es sesgado, hay cosas buenas para unas personas y para otras. Si a alguien le sirven sus aceites, perfecto, yo le estoy ofreciendo una solución a gente que no la encuentra de otras formas. Si alguien autocultiva jamás va a tener competencia», señala.

«Existe el estigma de la marihuana en Chile, pero yo no me preocupé de lo que pensaran. Yo vi una buena oportunidad y la tomé y me preocupé de que sea un producto serio», dice Felipe Varas, a pocos meses de que empresa más grande del mundo encontrara en Chile a unos aliados estratégicos para expandirse por Latinoamérica.

«Quizás en cinco años más tú vas a poder decir que el producto sirve para los callos, pero para eso voy a tener que demostrar científicamente que sirve a través de un estudio y en eso estamos trabajando», explica Varas.

La innovación será fundamental en el desarrollo de la compañía chilena, así también como el de los futuros miembros de la industria. «Estamos a nivel mundial, vamos a tener información que ahora no existe y será generada en Chile». A mediano plazo esperan tener sus propios laboratorios para pequeñas producciones exclusivas para investigación, ya que la producción se concentra exclusivamente en Colombia para latinoamérica, con estándares de la empresa canadiense.