Kullaka, que en Aymará significa hermana y compañera, es el nombre de una nueva fundación santiaguina creada por y para mujeres. Está compuesta por sus fundadoras, Sol y Maite y las más de 15 mujeres migrantes y emprendedoras que componen la red que provienen de países como Perú, Colombia, Venezuela y República del Congo. Kullaka ha conseguido salir adelante gracias a un Corfo denominado “Ponle Color” mediante el apoyo de Socialab, y esperan seguir consiguiendo fondos para mantener la actividad que llevan realizando desde febrero, ayudando a que mujeres de otros países puedan tener una red de apoyo y generen un sustento económico con sus productos y servicios.
Pero esta idea de crear una fundación que pueda ayudar a mujeres migrantes, aunque suene muy bien, tiene un trasfondo bastante más oscuro. La violencia que sufren las mujeres parece estar más descontrolada cuando se trata de personas que vienen de otros países. El acoso callejero o la presunción de que por ser de un país determinado la mujer está más predispuesta a tener relaciones sexuales, son solo algunas de las cosas que lamentablemente están instauradas en el modo de pensar sobre la mujer migrante en muchas sociedades.
Los comienzos de Kullaka
El proyecto Kullaka ha tenido varios meses de gestación, ya que no se trata de un “llegar y actuar” si no que se ha tenido que hacer un trabajo desde la raíz, estudiando los problemas y oportunidades que afectan a las mujeres que emigran a otro país. Por eso, ha sido clave el trabajo a través de una metodología participativa, para conversar con todas las mujeres y a partir de esos encuentros, poder esclarecer las necesidades que se deben cubrir. “La mejor manera para trabajar con grupalidades y no imponer una verdad propia a otras personas, es tener claro que las propias necesidades no siempre son las necesidades del resto, porque hay factores culturales, geográficos y sociales que hacen que todas las personas seamos distintas”, cuenta Sol. “Además ellas también nos han entregado mucho conocimiento y crecimiento tanto laboral como personal a lo largo de este proceso”.
“Una de las primeras cosas de las que nos dimos cuenta fue que había muchas chicas que llevaban ya muchos meses en Santiago y ni siquiera conocían la ciudad. Decidimos entonces hacer tours todas juntas, para que intercambiaran experiencias y también pudieran conocer mejor el entorno de la nueva ciudad y sociedad en la que habitan”, cuenta Maite, psicóloga de profesión. Aunque la idea principal de Kullaka es conseguir que se genere una red estable de apoyo en Chile a las mujeres que llegan de otros países en busca de una oportunidad, a medida que avanza el trabajo surgen este otro tipo de barreras que, en conjunto, todas tratan de superar. Así surgen talleres de todo tipo y encuentros que se pueden llevar a cabo gracias al trabajo de las chicas y de varias voluntarias.
El principal objetivo de Kullaka está claro: “queremos convertirnos en una red que potencie a mujeres latinoamericanas y afrodescendientes con los distintos oficios que ellas realizan apelando a la autonomía económica y a su vez, generar encuentros para apoyarnos mutuamente como mujeres que habitan el mismo territorio”, cuenta Sol. Y es que para las mujeres que hemos vivido la emigración en nuestra propia piel, tener una red de contactos al llegar al país de destino es algo básico y mucho más cuando tu idioma materno no tiene nada que ver con el del lugar donde estás buscando mejorar tu situación. “Nuestra motivación es la de ofrecer herramientas para las mujeres que llegan a vivir a Chile, que les permitan tener una mejor calidad de vida, conocerse con otras mujeres y en el fondo, poder desenvolverse acá sin que tengan que perder sus raíces”, remarca Maite.
Herramientas para un futuro mejor
Para potenciar que todas estas mujeres consigan tener un ingreso extra que les permita darse a conocer y en un futuro mejorar su situación económica, la fundación ha creado un e-commerce en el que todas pueden vender sus productos y servicios. Esta tienda virtual funciona a través de la página web de Kullaka, con un sistema Webpay y mediante un sistema de envíos. La idea es que todas las mujeres puedan extender su trabajo hacia un público más amplio y no quedarse en nichos pequeños. La fundación no les cobra por el uso de este e-commerce, pero sí que añade un pequeño porcentaje a los precios de los productos y servicios para poder así pagar los impuestos, ya que Kullaka debe emitir las boletas de todo lo vendido. Este porcentaje está destinado también al propio funcionamiento de la web y para pagar Webpay, que también se queda con un porcentaje de la venta.
Entre los productos que realizan estas mujeres hay accesorios diversos, textiles, joyas con distintas materialidades, bordados y telas africanas, entre otros. Y en cuanto a los servicios, los principales son respostería y maquillaje y algunas mujeres realizan interesantes terapias alternativas, como constelaciones familiares, flores de Bach o respiración ovárica. Es una súper buena instancia para aprovechar estas Navidades y hacer regalos con sentido.
La web de Kullaka también tiene una sección bloggera, en la que se contarán las historias y las realidades de las chicas que están detrás de los productos y servicios que se venden en el e-commerce así como reseñas de todas las actividades que realizan tanto para mejorar sus emprendimientos, como para seguir creando esa idea de grupo y comunidad de apoyo: “nosotras queremos entregar las herramientas para que las chicas puedan desenvolverse mejor en el país y que ellas además puedan dar a conocer al mundo un poco más de su historia de vida”.
Y es que en todos los países donde existe la inmigración, se crean guetos. Por un lado, el migrante, al estar lejos de su país, busca refugio entre sus pares. Y por otro lado el nacional muchas veces tampoco hace nada por la inclusión de estas nuevas culturas en la suya propia. Kullaka se ha propuesto generar estas instancias de intercambio, en el que no solo las mujeres que migran puedan salir adelante, si no que toda la sociedad se beneficie de este intercambio cultural presente ya en todas las comunidades.