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Ivo Vukusic: «El objetivo de este informe siempre ha sido político»

Ivo Vukusic es médico cCirujano, egresado de la Universidad Mayor de Chile y parte del equipo de profesionales que componen el Instituto Chileno de Fenomenología Médica, organización que apuesta por una medicina integrativa. Conversamos con Ivo para conocer sobre el concepto de medicina basada en evidencia y las implicancias técnicas y políticas del informe sobre cannabis del Colegio Médico.

¿En qué consiste la medicina integrativa?

En la medicina integrativa uno lo que hace es buscar la mejor estrategia sanitaria, considerando siempre la medicina industrial. La medicina industrial uno la quiere mucho porque tiene mucha evidencia, y la evidencia en la toma de decisiones es un elemento fundamental. Pero las medicinas culturales muchas veces tienen diagnósticos distintos y a veces esos diagnósticos describen mucho mejor lo que le pasa a la persona. Entonces existen todos estos ejes diagnósticos que te permiten mirar con otros ojos toda la cultura de salud mapuche, toda la cultura de salud aymará, toda la cultura que viene de la ayurveda y del mundo del yoga, la medicina china, la antroposofía. Hay una serie de prácticas culturales que miran al hombre en su integridad y que andan fantástico. Cuando uno se empieza a dar cuenta de que las cosas no están en antagonismo, sino que en general tienen partes de verdad, partes de beneficios, partes de defectos, uno puede ir armando una integración que tenga muchas cosas que sumen más que resten.

¿Nos podría explicar qué es la medicina industrial?

La medicina industrial ha sido muy difícil de caracterizar porque la OMS, la cultura occidental y una serie de espacios se refieren a ella como la medicina a secas, entonces se va generando este constructo, que ya va a llegar a los cincuenta años, donde la medicina «es» la medicina industrial, y todas las otras prácticas médicas y el resto de la cultura sanitaria, que no está presente en este espacio industrial, no lo son. Su característica central es que la industrialización está en su ADN, donde se convierte el saber en un producto, y ese producto entra en esta dinámica de la industrialización. También es la primera que se plantea generar una clasificación internacional de enfermedades, que se conoce como la CIE, y genera el primer consenso diagnóstico a nivel global, que termina eliminando los diagnósticos culturales. Esta mirada tiene que ver con reorganizar nuestro conocimiento en torno al concepto de salud y enfermedad que, bajo esta lógica, va respondiendo a soluciones que tienen que ver con el producto. Entonces el tema de la construcción del diagnóstico va siempre de la mano de un producto, y en esa estrategia, la medicina basada en la evidencia surge como un elemento de discriminación respecto de la calidad de los productos.

¿Y en qué consiste la medicina basada en evidencia?

Busca limitar estrategias que le dan atribuciones de beneficio al producto, que este no tiene. En su aspecto más positivo tiene estrategias extremadamente finas, que permiten discriminar entre dos productos, entiéndase como fármaco o intervención quirúrgica o de otro estilo y, al poner estos dos productos a competir, la medicina basada en la evidencia me va a decir de manera bastante efectiva cuál es mejor que el otro. El dilema surge cuando los problemas son sistémicos, ya que cuando los beneficios de algo son sistémicos y las cosas son de naturalezas distintas, la medicina basada en la evidencia me va a hacer mucho ruido respecto a que yo pueda obtener resultados diferentes según cómo ordeno los datos. Entonces, cuando estoy haciendo competir dos cosas similares, me va a ser muy difícil organizar los distintos datos, pero cuando hago competir dos cosas muy distintas, me va a ser muy fácil tener resultados diferentes, y entonces puedo seleccionar cómo armo los ingredientes para tener la torta que yo quiero. Y ese es el elemento más negativo de la medicina basada en la evidencia. Hay otro elemento negativo que tiene que ver con que se ha cometido mucho fraude en el contexto de la medicina basada en la evidencia. Como lo que pasó con Cochrane, que fue la gran institución que te daba el respaldo de que acá hacemos medicina basada en la evidencia de manera real, pero salió el libro negro de esta institución y hemos visto que de alguna manera se volvió muy atractivo para la industria empezar a actuar a través de la Cochrane.

¿Las manos de financiamiento llegaron hasta ahí?

Llegó hasta la Cochrane. Entonces ahí hay un problema práctico de que esto no es tan neutro como uno podía aspirar y que refuerza la estructura diagnóstica que en términos clínicos debiera ser más laxa, ya que está inmersa en un contexto que es mucho más complejo. La medicina basada en la evidencia no apunta a los beneficios en las personas como globalidad, sino que apunta al beneficio de la indicación, que puede ser un producto directamente como un fármaco, como una intervención quirúrgica, y en el contexto muy específico de ese criterio diagnóstico. Entonces se hace un cierre muy potente, en que las enfermedades que son teoría se vuelven reales. Chile es un ejemplo brutal, porque nuestras enfermedades existen por ley. Por ejemplo, si el día de mañana en la CIE-14 se eliminara cierto diagnóstico, por ejemplo depresión, tendríamos que ir al Congreso para cambiar la ley y tal vez la UDI no esté de acuerdo con cambiar el diagnóstico y no se cambia la ley, ahí los médicos estaríamos forzados legalmente a realizar diagnósticos que en la medicina ya no existen.

En el informe del Colegio Médico sobre cannabis medicinal se sustentan mucho en esta idea de la medicina basada en evidencia. Pero usted también apuntaba a que este informe es parte de una agenda valórica.

Es parte de una agenda valórica política y es un informe que se cristaliza de manera muy tendenciosa y la priva del criterio más técnico. El Colegio Médico era un espacio de muy alta confianza dentro de los mismos profesionales, dentro de la población general, y este informe genera muchas dudas en torno a eso porque hay muchos elementos que aparecen en el informe que son sencillamente mentira. Entonces uno podría pensar que como el día de hoy el Colegio Médico miente en relación a un informe técnico respecto de la cannabis, el día de mañana yo puedo leer un informe de financiamiento de la salud y pensar que es una propuesta positiva, pero puede ser que la propuesta sea falsa también y así, sistemáticamente, entramos en este círculo de desconfianza institucional.

Entonces uno podría entender que el informe tenía como objetivo impactar en la ciudadanía más que en el mismo grupo de colegiados.

El objetivo siempre ha sido político y eso es lo primero que genera ruido. Parte con este informe de Epistemonikos que siempre se ha planteado como que no pertenece a la industria cannábica ni a la industria farmacéutica, pero no se plantean los vínculos políticos y quiénes financian esos estudios. Hay una presencia muy fuerte del partido democratacristiano en todo este proceso de limitar el acceso medicinal al cannabis, y que es parte de una agenda valórica que se quiere meter en el control de las conductas de la sociedad a través de las leyes, poniendo al Colegio Médico como un garante de aspectos técnicos que sustentan dichas legislaciones que lo que buscan es bloquear la libertad de las personas dentro de su propia toma de decisiones. Entonces es muy fuerte que el grupo que lidera este proceso dependa directamente o indirectamente de recursos que vienen de la Senadora Goic, de espacios que se vinculan directamente a términos políticos y que están particularmente representados por la Democracia Cristiana y por un sector de Revolución Democrática. Esta agenda valórica, además, es parte de un sector menos liberal de la derecha. Lo que paga a un asesor la senadora Goic supera con creces lo que le paga la industria farmacéutica a un médico. Los recursos políticos no son diferentes a los recursos de los laboratorios y representan un sesgo de la misma manera, que centra en esta discusión que tiene que ver con limitar las libertades individuales. El estudio de Epistemonikos no va a la Cochrane, no va a un espacio científico, no va a la Revista Médica de Chile, va rápidamente a todos los correos de los parlamentarios. Entonces es una agenda que es netamente política, que no tiene que ver con el conocimiento del cannabis. Si este estudio de Epistemonikos que demuestra que la cannabis no tiene ningún efecto terapéutico fuera cierto, fuera verdad y tuviera un peso técnico lo suficientemente grande para lanzar ese discurso, sería portada en Nature. Gabriel Rada estaría ahora en la portada de la (revista) Time y se haría un capítulo entero de la revista Nature de medicina sobre el hombre que transformó todas las políticas públicas de Canadá, de Israel, más de la mitad de estados de los Estados Unidos, Holanda… porque daría un giro total a todo lo que hemos aprendido de medicina cannábica en los últimos años. Sería una cuestión prodigiosa y no está en ese espacio, no está postulando a ese espacio porque este no es un tema médico, es un tema político que es parte de esta estrategia de dar argumentos médicos a problemas sociales para limitar el acceso de las personas a sus libertades individuales. Y es una estrategia histórica que usaba la Democracia Cristiana a la cual ahora adhiere este sector de Revolución Democrática.

En este sentido, ¿es mucho más conveniente que un doctor tenga la posibilidad de recetar cannabis, que no la tenga?

Todos los médicos estamos habilitados, por ley, a recetar cannabis. Lo único que se quiere cambiar es que ese acceso pueda ser por un autocultivo con una criminalización más limitada. ¿Qué quiere decir esto? Que hoy en día lo que pasa es que el autocultivo con fines medicinales está permitido, pero no de manera tan clara, entonces muchas veces a la gente se le criminaliza. Además, y pese a que todos los médicos estamos facultados para prescribir cannabis, en ninguna facultad de medicina se enseña sobre el sistema endocannabinoide, que se conoce desde los años 60, ni se enseña sobre el uso y la prescripción de cannabis, lo que sería muy bueno porque al aprender de cannabis uno aprende rápidamente acerca de los riesgos, y en las escuelas de medicina -en las que se consume mucha cannabis- tendría un impacto sobre el consumo de los mismos médicos en formación. Y por el lado del Colegio Médico, este no ha realizado ningún avance en hacer capacitación respecto al tema; podría hacer una capacitación que levantara más los efectos negativos y disminuyera los efectos positivos, podría tener ese criterio de contención de daños y eso tampoco sería particularmente criticable, pero no hay un interés de hacerlo, sino que hay un interés de bloquear el tema legal específicamente, como si la salud se construyera en el Parlamento, y esa es la idea más frustrante de esto.