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Hernán Caffiero «El camino de la selección chilena en 3D»

“Tuve la mala idea de meterme al medio de la turba de peruanos y cuando cacharon que era chileno me sacaron a punta de patadas en la raja”, Hernán Caffiero.

Archivos Cáñamo. Fecha original de publicación mayo 2014, edición N° 84.

UN VIAJE AL CENTRO DE LA ROJA

Te guste o no el fútbol, ver El Sueño de Todos, la película que revive el camino de Chile hacia el Mundial de Brasil 2014, es una experiencia espectacular, y si además lo hacemos al estilo Cáñamo, chelita en mano y con una buena dosis de THC en las neuronas, la experiencia de exacerbar tus sentidos se transforma en un verdadero gol de media cancha.

A menos de dos meses para que empiece el Mundial, con Chile clasificado y el ánimo de los hinchas de La Roja por las nubes ¿Habrá para cualquier futbolero algo más motivante que revivir el camino de la selección chilena rumbo a Brasil 2014?

Si, y eso es verlo en 3D.

Una experiencia que pudimos vivir gracias a la invitación que nos hizo Hernán Caffiero (33), el director de El Sueño de Todos, un documental que retrata en 3D el camino de la selección hacia el torneo que en junio próximo se celebra en la tierra del rey Pelé. Un trabajo que lo llevó a seguir al equipo de todos por buena parte de Sudamérica y filmando todo en 3D, la técnica de moda que ya han traído a Chile películas como Ávatar o El Hombre Araña.

Esta película es un verdadero viaje, un trip audiovisual que te agarra de los sentidos y te deja absolutamente inmerso en medio de lo que estás viendo, nos anticipa Caffiero, mientras nos explicaba un poco acerca de su trabajo.

Con esa promoción, y considerando que además de fanáticos de La Roja, en Cáñamo somos amantes de La Verde, nos pareció imprescindible averiguar qué es lo que pasa cuando a un apasionado del fútbol y de la weed, se le presenta la opción de mezclar estas dos pasiones y potenciar así la sensación de ver El Sueño de Todos en 3D y con las neuronas agarradas por alguna buena cepa. Una experiencia que debería rondar lo divino, y cuya comprobación nos parecía a estas alturas una responsabilidad que estábamos dispuestos a asumir.

“Quien no es fanático del fútbol va a poder vivir lo que se experimenta estando dentro de la cancha, va a sentir la presión que hay detrás, va a poder vivir en noventa minutos una experiencia que nunca ha tenido en su vida. Lo más cercano a experimentar un LSD sin consumirlo.”

Fue así como una tarde de sábado, chelita en mano y con las neuronas totalmente tomadas por un poco de Amnesia Haze, llegamos a ver la peli. ¿El lugar? los estudios de Tridi 3D Films, la primera productora chilena en desarrollar la tecnología 3D estereoscópica y que Caffiero creó luego de haber aprendido la técnica el año 2008 en Estados Unidos. Allá su maestro fue Robert Luttrell, un realizador neoyorquino que cuando apenas tenía dieciocho años le hacía las pantallas estereoscópicas a Salvador Dalí, un verdadero artesano del 3D. Con él, Caffiero había trabajado en la ampliación a 35 mm de Raza Brava, un documental sobre la Garra Blanca, que insólitamente se vio fuera de las salas de cine cuando recién se había estrenado: Nos explicaron que se les llenaban las salas de flaites del Colo-Colo y que espantaban al resto del público. La sacaron al día siguiente de su estreno y eso me provocó un hoyo financiero más o menos heavy. Yo había trabajado esa película con Heavy Light Digital, una compañía de Nueva York que había participado en producciones como ‘Súper Zize Me’ de Michael Moore o ‘Ciudad de Dios’. Cuando los gringos cacharon que me había quedado la cagá con ‘Raza Brava’, me invitaron a aprender la técnica del 3D, pero de manera artesanal, relata el director.

¿Pero qué significa que este sea un 3D artesanal? Quiere decir que, como en Chile no existía la facilidad para usar directamente cámaras 3D, Caffiero tuvo que usar los recursos que le entregaba el mercado chileno, adaptando cámaras normales que unió una junto a otra, montándolas, sincronizándolas y haciendo así de dos cámaras una sola. Porque el 3D consiste básicamente en emular la visión del ojo humano para generar la sensación de distancia con los objetos. De esa manera, el ingenioso equipo de El Sueño de Todos tenía a cada camarógrafo manipulando una cámara que en realidad eran dos, una para el ojo izquierdo y otra para el ojo derecho, adaptadas para funcionar como una sola; El mercado acá no me daba la posibilidad de agarrar una cámara compuesta. Entonces el primer desafío fue construir soportes para adaptar dos y armar una sola con ellas. Y ahí empezamos a pegarnos palos en la cabeza, porque primero las cámaras tienen que tener el mismo uso, que ojalá hayan sido hechas el mismo año y que los lentes sean similares. Por eso hablamos de 3D artesanal, porque todo eso se hace a mano, confiesa el realizador de la película que empezó a registrar el camino de la selección chilena desde el comienzo de la era Borghi, hasta la clasificación con Sampaoli.

Con la técnica del 3D artesanal aprendida, de vuelta en Chile Caffiero se dedicó a grabar en ese formato para empresas como LG, Minera Escondida, Nike o el Canal del Fútbol (CDF), para estos últimos hacía compilados de partidos o entrevistas a jugadores, un primer paso que dio pie para concretar la idea de registrar el camino de la selección chilena durante las clasificatorias para el Mundial, un proyecto que comprometió una inversión de casi un millón de dólares.
Nos costó ganarnos la confianza de los jugadores, hasta que un día les mostramos un adelanto de cinco minutos. Quedaron locos y nos ovacionaron ene rato. Para mí era súper raro que me aplaudieran los mismos a quienes uno está acostumbrado a aplaudir, cuenta el director, mientras agrega que los futbolistas son especiales, se mueven mucho con las emociones. Si un equipo gana, las puertas se abren y si pierde cagaste, porque no van a querer hablar con nadie. Esa bipolaridad emocional del mundo del fútbol hace que cueste mucho entrar cuando eres alguien ajeno. Yo tenía la autorización para grabar, pero el permiso final es del técnico y hay que ganarse su confianza. Así que un día nos juntamos, grabamos con él. Después les hicimos una presentación a los jugadores y les fascinó. A partir de eso cambió la actitud del plantel

“Ver El Sueño de Todos en 3D y con las neuronas agarradas por alguna buena cepa es una experiencia que debería rondar lo divino, y cuya comprobación nos parecía a estas alturas una responsabilidad que estábamos dispuestos a asumir.”
y el cuerpo técnico hacia nosotros. Con Claudio Borghi, al final de su periodo podíamos subirnos arriba del bus a grabar cuando el equipo iba rumbo al estadio. Cuando se fue, tuvimos que volver a ganarnos la confianza del nuevo cuerpo técnico, desde cero.

Siguiendo a La Roja por Sudamérica, el equipo de El Sueño de Todos vivió también momentos complicados. En Colombia, salimos del estadio después del partido y como ellos habían clasificado, estaba la cagá en las calles (N. de R. Colombia 3 – Chile 3 / 11 de octubre del 2013). El estadio Metropolitano de Barranquilla está en las afueras de la ciudad, a unos 10 kilómetros. En ese momento el taco era también de 10 kilómetros, con toda la carretera rodeada de poblaciones brígidas. Empezaron a salir grupos de pendejos que iban reventando los vidrios para robar a la gente, pegándole, y nosotros íbamos en una camioneta con cámaras de veinticinco millones de pesos, que ni siquiera eran nuestras, y con todos los equipos. Además del chofer, el guía también era colombiano, un negro gigantón que pusimos en el asiento de adelante. Por suerte pasaron de largo, pero la verdad es que estuvimos muy cerca de ser asaltados y perder todo. En Perú también nos pasó algo parecido, la hinchada local se apostó afuera del hotel de la selección chilena para no dejar dormir a los jugadores y les tiraban fuegos artificiales y tronadores a las piezas, mientras la policía peruana se cagaba de la risa. Tuve la mala idea de meterme al medio de la turba de peruanos y cuando cacharon que era chileno me sacaron a punta de patadas en la raja. Nos relata emocionado Caffiero, mientras nos damos el lujo de ver, antes que nadie, un documental que en 3D es simplemente la raja.
A estas alturas, la dosis de Amnesia Haze ya había hecho lo suyo en nuestras neuronas y la sensación de realidad era, a opinión de todos los que estábamos ahí, simplemente sublime. A mí en realidad ni siquiera me gusta mucho el fútbol, pero la experiencia de ver un documental como este, que te muestra el lado B de los partidos, más encima en 3D y voladito, es una de las mejores voladas que he tenido, si hasta sentía los gritos de la barra atrás mío, confiesa uno de los asistentes a la exhibición.

Así, el trabajo de Hernán Caffiero es un paseo clandestino por la interna de un grupo de futbolistas que siempre se ha caracterizado por ser prácticamente impenetrable. Hermetismo que el equipo de grabación (15 cámaras 3D entre ellos) se encarga de amilanar luego de unas cuatrocientas horas de grabación, ganándose poco a poco la confianza de duros como Alexis Sánchez o Gary Medel, quien incluso se da el lujo de cogotear a un hincha que se mete a la cancha a pedirle su camiseta y que en cambio ve como el pitbull le quita su gorro y luego lo expulsa. Todo registrado en la película. Este film es un trip. La gente puede ir a verlo en el estado que quiera, pero el formato en que está hecha tiene un elemento psicoactivo intrínseco, que la hace propia para verla en una dimensión desconocida. Quien no es fanático del fútbol va a poder vivir lo que se experimenta estando dentro de la cancha, va a sentir la presión que hay detrás, va a poder vivir en noventa minutos una experiencia que nunca ha tenido en su vida. Lo más cercano a experimentar un LSD sin consumirlo, asegura el realizador, mientras nosotros seguimos sumergidos en la alucinación del 3D, que por lo demás, cuando se vive pilsen en mano y cannabis en la mente, se transforma en una vivencia suprema.

Una experiencia absolutamente recomendable, que se agudiza gracias a un trabajo de sonido espectacular que te hace escuchar un ceacheí en la nuca o sentir la respiración nerviosa de los jugadores antes de salir a la cancha. Una sacudida que hace al espectador viajar al estadio mismo, y además lo hace sentir dentro de cada una de las escenas. Hasta el punto que uno inconscientemente se hace a un lado cuando un pelotazo parece venir hacia la cámara. Porque en definitiva El Sueño de Todos es eso; un pelotazo a la cara, pero en 3D.