Entrevistas

Héctor Llaitul: «Las acciones de resistencia tienen un sentido de sabotaje»

“Las acciones de resistencia tienen un sentido de sabotaje”

Conversamos con el vocero de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), organización que es sinónimo de resistencia mapuche en un conflicto donde las autoridades han insistido por años en plantear la tesis del terrorismo y han hecho de todo para comprobarla. Lo último fue el montaje y las pruebas falsas en el marco de la Operación Huracán. Viajamos hasta el lago Lleu Lleu para conocer de primera fuente lo que pasa en la Araucanía. Camino a Puerto Choque nos encontramos con cerros degradados por los monocultivos de las forestales y comunidades empobrecidas en un territorio ancestral militarizado. Acá la historia de cómo se cuajó esa conversación con LLaitul, en plena zona de conflicto.

Texto y fotos:  Carlos Martínez Ramírez

La primera vez que me reuní con Héctor Llaitul fue a un par de cuadras de la Casa de Moneda. Entramos a una fuente de soda para escucharnos mejor y me di cuenta de que Héctor habla muy bajo y pausado, y que poco tiene que ver ese registro vocal con el personaje temible e irascible que han construido los grandes medios de comunicación.

Me pregunta cómo conseguimos su número de teléfono y vuelve a decir que le parece extraño que la Cáñamo quiera hablar con él, más aún cuando él nunca ha fumado marihuana. Le retruco y le digo que en esta ocasión no nos interesa hablar de ese tema.

Se queda un rato pensando y después me muestra su celular: todos los mensajes que le enviamos desde la revista aparecen cortados, inconexos. Héctor nos dice que su número está intervenido y me alerta que ahora nuestros teléfonos también estarán pinchados.

Después de eso nos pide un papel y dibuja un mapa donde establece el lugar de encuentro. Para él, el Sur es su Norte y así lo dibuja en la hoja blanca. Nos repite que no da entrevistas en Santiago porque es importante que los periodistas vayamos a la comunidad, allá en el lago Lleu Lleu, y veamos con nuestros propios ojos cómo las forestales expolian todo a su alrededor.

En bus a Puerto Choque

El día previsto para mi visita no se concretó. Un par de días después lo vuelvo a llamar y me dice que tome un bus a Concepción y cuando llegue al terminal le avise. A las 6 de la mañana estoy entrando al Terminal Collao. Me arrimo a un enchufe para cargar el celular y tengo la sensación de ser observado. Será la única que vez que me persigo durante todo el viaje y el café con pan amasado me ayuda a despabilar. Le escribo y me responde: espérame en la agencia de buses que viaja a Cañete. 

Llaitul llega a la hora prevista y acompañado por su hijo. Nos saludamos y caminamos a la agencia donde venden los pasajes. El encargado le dice que lo vio en la tele (a propósito de su intervención en la comisión investigadora de la operación Huracán de la Cámara de Diputados) y le pregunta medio en broma si será candidato. Llaitul sonríe y mueve la cabeza en forma negativa.

Concepción está a unos 130 kilómetros de Cañete y el bus se demorará cerca de dos horas en llegar. Héctor se sienta al lado mío mientras, y nuestro inicio de la conversación es a tirones: sé que estoy lejos de ser experto en el conflicto mapuche y no quiero caer en lugares comunes. Busco la forma de romper el hielo, pero el primero en hacerlo es él pidiéndome el celular para meterse a internet.

Pasa unos minutos revisando hasta que se detiene en una noticia sobre la quema de camiones en la comuna de Los Álamos que ocurrió el día anterior a nuestra visita. El Órgano de Resistencia Territorial (ORT) Leftraru, perteneciente a la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), había quemado dos camiones de la Forestal Mininco.

El comunicado del ORT entre otras cosas decía que estas acciones de sabotaje se enmarcaban en el apoyo concreto a la justa demanda del machi Celestino Córdova por volver a su rewe. Leo la noticia y la que pienso que sería una de las preguntas más complejas de hacer, saber si continúan realizando acciones incendiarias, queda resuelta desde el comienzo.

Héctor me explica algunos hitos históricos y describe geográficamente la zona; una vez que cruzamos el río Bío Bío dice: “estamos en territorio mapuche”.

Llagamos al terminal de Cañete no sin antes darme cuenta de lo militarizada que está la zona. Acá los policías usan trajes de Fuerzas Especiales y hay tanquetas ubicadas en varios lugares específicos de esta ciudad. A saber, la Región del Bío Bío, según consta en la cuenta pública de 2017 de Carabineros, es el lugar donde más controles preventivos se realizan en Chile, superando -incluso- a la región Metropolitana que dobla en habitantes a esta región.

Mirar cerros pelados

En Cañete comemos un completo mientras esperamos que salga la micro que nos lleva a Puerto Choque. Aprovechamos de pasar a comprar pan y algunas otras cosas. Ya instalados en la micro, alguien se sube a cantar una ranchera evangélica y Llaitul lo mira detenidamente. Más adelante nos dirá que ese “peñi, de apellido mapuche, de rasgos mapuche, está absolutamente perdido en su condición y no lo vas a sacar de ahí, no lo vas a convencer porque es un tema de ya más de un siglo de atomización, de asimilación, de racismo, en que alguna gente niega su condición de mapuche”.

A medida que avanzamos, en el paisaje se comienzan a suceder una tras otras las plantaciones de pino y eucalipto que son intercaladas por grandes extensiones de tierras baldías con restos de la industria forestal o biomasa como me comenta Héctor. También me comenta de la sequía que afecta a una zona donde el agua debería abundar.

Mientras viajamos aprovecho de corroborar el dato de la sequía y me encuentro con que en 2014, alcaldes de 41 comunas de esta región alertaron sobre la escasez hídrica que alcanzaba niveles críticos. La explicación fácil podría venir del cambio climático, pero acá la sobrexplotación es el factor fundamente ya que, y no debemos olvidar, hace más de 40 años existe el Decreto 701 que, a grandes rasgos, establece un subsidio estatal, cercano al 75%, y un paquete de exenciones fiscales para las empresas que cultiven pino y eucalipto, árboles que es su etapa adulta consumen cerca de 200 litros de agua al día.

El bus avanza y la vista se pierde entre estos monocultivos dispuestos en filas. De cuando en cuando aparecen pequeños manchones de bosque nativo donde sobrevive algo de la biodiversidad de esta zona. Después de una hora de viaje aproximadamente, la micro se detiene y bajamos.

Comenzamos a caminar y una camioneta que maneja una señora acompañada de su pequeño hijo nos acerca hasta una cabaña construida con la madera desechada del trabajo forestal. Es la casa de Héctor que cuenta con lo básico para sobrevivir. Es una casa muy humilde, con una conexión precaria de electricidad, cocina, dos piezas y un fogón afuera.

Dejamos nuestras cosas, nos ponemos de acuerdo sobre dónde podríamos grabar y caminamos hasta las orillas del lago Lleu Lleu.

“Esta entrevista la estamos dando desde una comunidad que se llama Puerto Choque, a los pies del lago Lleu Lleu que es considerado como uno de los lagos más limpios de Latinoamérica y conservado por esta visión mapuche de relación hombre-tierra. Si tú observas al frente tenemos una parte de lo que se conoce como la cordillera Nahuelbuta, que es una zona controlada y bajo explotación forestal. De hecho, allá arriba hay un vehículo que es del servicio de guardias privados que vigila constantemente”, apunta Llaitul hacia el cerro mientras me pide que los grabe con la cámara.

Contemplo un paisaje bellísimo pero que al mismo tiempo deja en evidencia el contraste: de un lado las comunidades ribereñas donde lo verde abunda y, del otro, el Fundo Choque que está bajo las reivindicaciones de las comunidades del sector, que actualmente está siendo explotado forestalmente y cuyos cerros están roídos por sucesivas plantaciones de pinos.

Llaitul mira fijo hacia donde están las plantaciones o lo que queda de ellas. Son la expresión evidente del enemigo al que enfrenta. “La relación de conflicto entre nuestro pueblo nación mapuche  y el estado nación de Chile principalmente es por la actividad forestal. De hecho, ese es el problema, la gran contradicción, que existe hoy en el Wallmapu: hay un conflicto real, que se explica porque la mayoría de los procesos de reivindicación que tienen las comunidades, es la recuperación de los territorios que son ocupados por forestales. Estamos hablando de que, en una realidad de 2000 comunidades  1500 de ellas tienen problemas directos con las forestales y esa es la proporción de un conflicto histórico: comunidades en resistencia y en proceso de recuperación, haciendo frente a esta expresión de capitalismo que existe en la zona. Esto desmitifica en gran medida, lo que dice la versión oficial de que los mapuche están en contra de los agricultores, de pequeños agricultores o campesinos empobrecidos. Esa es una falacia.”

CAM: Coordinadora Arauco Malleco

El libro que escribió Llaitul con Jorge Arrate, Weichan: Conversaciones con un weichafe en la prisión política (2012), nos da luces de cómo se fue conformando la CAM. Si bien no tiene una fecha exacta, la quema de dos camiones en Lumaco, el 1 de diciembre de 1997, es su primera acción de sabotaje en contra de las forestales.

“La prensa registró este hecho como una acción terrorista, aunque era solamente una manifestación de la rebeldía de las comunidades, que se había gestado durante mucho tiempo. Era una corriente de protesta que nosotros veníamos apoyando en dos zonas, Arauco y Malleco. La quema de vehículos en Lumaco convulsionó a la opinión pública y a las autoridades chilenas y generó un cuadro completamente nuevo. A partir de entonces, se difundió la idea de ‘conflicto’, la gente de las comunidades de ser considerada pueblo ignorante y atrasado pasó a ser un factor activo”.

Lumaco fue la primera acción de un proceso de conformación mucho más profundo según nos relata Llaitul mientras nos guarecemos de la lluvia bajo el techo de su casa. “El planteamiento, de hacer escuela desde la lucha misma se dio desde el inicio de la CAM. Por eso los militantes se reinstalan y se ubican en la zona de Arauco principalmente. La CAM, y siempre lo decimos, es conocida por desarrollar 3 líneas de acción política: primero, por llevar adelante y ser parte del proceso de recuperación de tierras, para más adelante instalarse como plataforma del control territorial.  Segundo, pasar de ser insubordinantes frente al estado asumiendo solo la desobediencia y hacernos cargo ya del fenómeno de la violencia política que estaba subyacente y permanente en esta relación injusta frente al poder de dominación. No es hacerse cargo solo en términos de denuncia, a veces de forma  lastimera, sino de confrontar en los hechos esta violencia estructural y estatal, con un tipo de violencia legítima, de autodefensa”.

Con esta lógica de autodefensa, la CAM comienza sus acciones que son principalmente  de resistencia en zonas con demanda territorial. “No estamos hablando de lucha armada como afirma la derecha o actos que serian fenómenos de terrorismo. Esas son patrañas. Son construcciones artificiosas interesadas en mostrarnos de una manera. Las acciones de resistencia, principalmente las de tipo incendiarias, tienen un sentido de sabotaje, así se tienen que entender y así debieran ser cubiertas también por la prensa.  Porque detrás del sabotaje no hay una intención de aniquilamiento o de emboscadas indiscriminadas. Sabotaje es la destrucción de materia, de insumos, de propiedad, que tiene que ver con un tipo de economía que es de por si destructiva y dañina del mundo mapuche. Ese es el sentido del sabotaje. Porque en la historia de la CAM no hay ataque a personas. Detrás de cada acción hay una ética de acción política que no busca dañar personas. Es más, nosotros tratamos de evitar hasta los enfrentamientos con fuerzas de ocupación. Los únicos enfrentamientos en que se involucra la CAM son en la lógica de la autodefensa, cuando las fuerzas de ocupación realizan allanamientos hacia las comunidades”.

Héctor explica casi pedagógicamente cuál es el norte que se ha fijado la CAM: el horizonte emancipatorio como le han denominado. Para que la CAM lo alcance, trabajan sobre dos ejes estratégicos que tienen que ver con la resistencia y con la reconstitución del pueblo nación mapuche.

“No basta con resistir, también hay que reconstituirse. Nosotros planteamos la resistencia y la reconstrucción de la nación mapuche, que quede absolutamente claro. No se trata aquí de recuperar la tierra con un sentido distinto a lo mapuche, en que recuperamos terreno y sacamos los árboles de las forestales para después  volver a plantar con especies  forestales entrando así en la lógica extractivista, como parte del sistema capitalista. No, no se trata de eso. Se trata de reconstruir el mundo mapuche y anteponerlo a esa lógica, a esa realidad.  La recuperación de la tierra se desarrolla, pero no hay que entenderlo dentro del circuito capitalista o de acumulación de la propiedad privada. Lo que nosotros planteamos es recuperar el territorio, pero recuperar para reconstruir un tipo de sociedad: el mundo mapuche. Y ahí es donde está el choque de comprensión de dos mundos, dos lógicas y cómo entender al hombre y su relación con la tierra”.

Llaitul pone énfasis en el esfuerzo que se ha hecho por reconstruir el pueblo nación mapuche. “Hubo que patear la puerta, como se dice, con violencia inclusive, para que comiencen los procesos de resignificación de la  identidad propiamente mapuche, y a su vez se recuperen los elementos centrales de la condición humana, el respeto y la dignidad, para así crear las condiciones y se desarrolle finalmente un fenómeno étnico nacional que sería la plataforma para la liberación nacional, donde los mapuche indistintamente de las condiciones en que hayan estado o sobrevivan, puedan sentirse parte de un pueblo, parte de una nación y después pasen a comprometerse con sus estrategias de lucha para la liberación. Sin embargo este fenómeno cuesta que se desarrolle, pero  es a través de las acciones y de los distintos procesos de resistencia y  reconstrucción, que se ha producido un salto cualitativo”.

Para lograr esta reconstrucción del pueblo nación mapuche, la CAM plantea el retorno de los mapuche a las comunidades donde la vinculación con la tierra vuelve a llenar de sentido y ayuda a la revalorización.

“El discurso oficial y la prensa dicen: Pero cómo, por qué persisten tanto las comunidades, si la mayoría mapuche vive en las ciudades, en Santiago.  Entonces nosotros decimos que, eso no invalida una propuesta política de liberación. Nosotros planteamos que retornen los mapuche a las comunidades. Yo he retornado. Soy de los que se fue al mundo occidental, al mundo huinca, a estudiar, a buscar un futuro, por la miseria, por la pobreza, por la falta de tierra. Pero una vez que está este proceso, uno retorna a las comunidades pero también retorna al proceso de lucha y a luchar también bajo una estrategia. Por eso yo converso contigo aquí, porque este es un lugar estratégico. Aquí nosotros podemos morir ya sea en la lucha o de viejos, pero el proceso de recuperación territorial y por la autonomía va a continuar, porque los logros no van a ser de la noche a la mañana y va a ser un camino de mucho esfuerzo y sacrificio. Va a implicar mucho trabajo en hacer consciencia, de politización, de organización, y de lucha concreta. Eso es lo que estamos haciendo en el cotidiano y lo estamos haciendo ya en el sentido de cómo entender y asumir la autonomía. Porque para nosotros la autonomía no es como la definieron otras organizaciones que fueron por distintos lados, por la academia, buscaron por aquí o por allá cómo entender y cómo lograr la autonomía, a experiencias ajenas nos referimos. Nosotros la entendemos de otra forma; la entendemos más concreta, es la autonomía en los hechos. Más de acá, de terreno, de lucha. Entendemos la autonomía como un proceso para salirnos de lo no mapuche, así asumimos el proceso de descolonización necesario para la liberación”.

Esa autonomía que propone Llaitul, implica salirse de la lógica occidental, en el más amplio sentido. “Tenemos que salirnos de los partidos, de las ONG, de la Iglesia, de todo lo que haya influido o haya trastocado nuestras mentes, nuestros corazones, nuestro espíritu, nuestro ethos mapuche.  Y tenemos, por lo tanto, que lograr un tipo de independencia política, primero que nada, de los partidos políticos. Ningún partido.  Absolutamente ninguno. Desde aquellos conservadores de derecha, que es una contradicción que un mapuche sea así, hasta los partidos de izquierda, comunistas, e incluso organizaciones libertarias que parecieran muy cercanas. Lo que tenemos que hacer hoy día, y lo que estamos haciendo, es desarrollar la otra dimensión de la autonomía, tenemos que reforzar lo propio, recuperarnos  como mapuche, reforzar la identidad, el mapuche kimun, el mapuche rakiduam. En este sentido cuestionamos la postura culturalista que promueve una suerte de folklorización de la causa. La forma es la reivindicación de lo propio, pero para la reconstitución de nuestra nación.  O sea, si hay alguien que quiere hacer una ruka en la ciudad con todo el sentido cosmovisionario  hágalo, pero retornar a la comunidad es lo primero.

Pero ¿por qué es tan importante recuperar esa identidad?, le pregunto.

“Si tú recuperas la identidad, recuperas el pensamiento legado de nuestros  ancestros, recuperas tu cosmovisión, recuperas tu cultura, una forma de ver y vivir este mundo, un mundo por el que lucharon tanto nuestros antepasados. Entonces entras en un proceso más concreto de descolonización y que es la segunda fase de la autonomía que proponemos. Pero para hacer esa descolonización tienes que volver a tu zona, a tu lugar, recuperar tu tuwun y tu kupalme. Tienes que acercarte a las machi, a los lonko, a las autoridades tradicionales, a los lugares sagrados y ceremoniales, a todo lo que es propiamente mapuche. Recuperar el idioma, las  prácticas y costumbres, recuperar, en fin, todas las significaciones y emparentamientos que tenemos en el fondo los mapuche.  Identificar los cerros, las aguas, los árboles, la flora, la vegetación que está quedando en la biodiversidad y de a poco ir recuperando esa interacción  con equilibrio y reciprocidad, características de los mapuche de antaño, pero eso en el terreno, en la recuperación, en la lucha, en lo concreto, y eso se logra  principalmente con el control territorial, base de la autonomía. Porque  en el control territorial, tú puedes entrar a ese predio y sacar los recursos que pueda dar, y compras insumos y construyes  una casa, vas formando una puebla. Y así vas tomando posición. Y después vas sembrando, criando animales, reconstruyendo el mundo mapuche”.

“El Plan Huracán sigue”

 El 14 de junio en Temuco, el Juzgado de Garantía decretaba el sobreseimiento definitivo de los diez comuneros mapuche imputados por la denominada Operación Huracán. Uno de esos imputados era Héctor Llaitul, quien fue detenido en septiembre de 2017.

Según Carabineros, las pruebas habían sido obtenidas gracias al software Antorcha que lograba interceptar mensajes desde el celular del vocero de la CAM. Con el correr de los meses se logró demostrar que ese software no existía y que los funcionarios policiales habían colocados pruebas falsas en la investigación.

“Sin embargo, seguimos en la mira de la política represiva y la persecución política del Estado.  Te mostré mi teléfono, que está intervenido en lo que respecta a la mensajería, también a llamados, de si entran o no entran llamadas. Mi teléfono está monitoreado por Carabineros, eso según los indicios, que son los mismos del tiempo del Plan Huracán. Y por cierto, está el trabajo de seguimiento que realiza la PDI, que implica también escuchas telefónicas “.

¿Por qué cree que las autoridades policiales y de gobierno actuaron de esta forma?

Porque el empresariado fue el que tocó las puertas de las autoridades y presionó al gobierno de turno. Exigieron mayor represión diciendo que querían presos a mapuche, a los dirigentes, y que esto fuera de cualquier modo. Queremos estado de sitio, estado de excepción, queremos a los militares en las comunidades, en fin. Todos estos llamamientos del empresariado, llamamientos públicos, porque hay antecedentes de llamamientos públicos y también reservados, obligaron a las autoridades, y en este caso a las autoridades de turno, el gobierno de la Nueva Mayoría a través del Ministro del Interior y el subsecretario se hicieron cargo. Ellos bajaron al territorio mapuche, alinearon a las autoridades locales, presionaron a las policías, a la fiscalía, y también trataron con algunos jueces de los tribunales.

¿A quién responsabilizan ustedes por este montaje?

La responsabilidad es del gobierno de turno, representada en la figura de su máxima autoridad, la señora Bachelet, así como de toda su representación política,  pero endosamos la responsabilidad directa en la figura del subsecretario Mahmud Aleuy, su creación y puesta en práctica. Creemos que fue desde su cargo en donde se mandato a los órganos  represivos, en este caso la ANI y las unidades de inteligencia de Carabineros, no solamente son responsabilidades operativas, sino también políticas.  Sin embargo, Aleuy fue responsable operativo también, él fue el que se reunió con ciertos ministros de la Corte de Apelaciones de Temuco de forma reservada; definió con qué jefes policiales,   determinó la operación. Y finalmente alojó esto en una unidad de inteligencia de Carabineros, digitando desde la ANI.  Fue desde la subsecretaria, con al ANI, con su director  Gustavo Villalobos y los jefes de inteligencia de Carabineros, el general Blu. Determinaron una operación de inteligencia, la bajaron a Carabineros apostados en la zona, quienes desarrollaron de forma torpe y afanosa las labores y se cayeron. Entonces la responsabilidad no es de gente que se haya arrancado con los tarros… Incluso la señora Bachelet no puede decir que no sabía. Ella no puede hacerse la desentendida de que un ministro de Estado de su confianza absoluta se vaya a reunir con la Ministra de seguridad de Argentina Patricia Bullrich para establecer un plan binacional en contra del movimiento mapuche autonomista y sobre la base de esta operación. Eso lo tiene que saber una presidenta, entonces, ella sabía del Plan Huracán. Por eso, en su momento, determinó blindar al General Villalobos por este tema.  Estamos hablando de responsabilidades políticas y, en el caso de Mahmud Aleuy, es mucho más allá de responsabilidades políticas: estamos hablando de que metió las manos en el plan con su gente, con sus asesores. Entonces este afán de dar continuidad a las políticas de criminalización, porque el Plan Huracán no es un caso aislado, hay que recordar que ya se han dado tres juicios por asociación ilícita en contra de la Coordinadora Arauco Malleco, tres veces y han resultado en fracaso. Nos referimos a la Operación Paciencia, de operaciones de desarticulación de la CAM también en términos policiales de inteligencia, como fue el caso del supuesto ataque  al Fiscal (Mario) Elgueta, también hay un montaje ahí y finalmente el Plan Huracán como la guinda de la torta. Si se analiza respecto de sus alcances y recursos, es impresionante la dimensión que tenía, la cantidad de personal y recursos involucrados. Porque aquí iban a procesar a 12 personas, pero con el tiempo se ha constatado que hay un material increíble de escuchas telefónicas que involucra a mucha gente.

¿De cuántas escuchas telefónicas hablamos?

Si  nos remitimos a cómo surge el Plan Huracán y en qué contexto se da,  la vemos como una arremetida político-judicial para salvaguardar los intereses de los sectores empresariales comprometidos con la causa mapuche, en donde las autoridades dieron rienda suelta a la ley de inteligencia  en la criminalización de la causa mapuche. Y fue a través de la ley de inteligencia, porque ahí están los escritos, está todo claro, que se solicitaron intervenciones telefónicas. Fueron los generales Blu y los jefes de la UIOE quienes pidieron en la Corte de Apelaciones de Temuco autorización para intervenir teléfonos con efecto retroactivo, como lo permite esta ley  (que viene del gobierno de Lagos ) la que no ha sido normada, discutida, y que se implantó así de forma oscura y que por lo mismo, nos remite a tiempos de la CNI, de la DINA. Entonces cuando se solicitan legalmente 60 teléfonos a intervenir, nunca quedó claro el periodo, si era para adelante o hacia atrás, con efecto de qué tipo. Y nunca fueron 60 teléfonos los intervenidos legalmente, sino que también se habla de intervenciones de más de 200 teléfonos, esto según investigaciones periodísticas. Estamos hablando de que personal de inteligencia estaba permanentemente escuchando todo lo que hablaba desde teléfonos de gente considerados blancos. Muchos recursos, tanto en personal, dineros, tecnología, etc. ¿Para qué? ¿Para desarticular un grupo que cometía acciones? No, para nosotros el Plan Huracán no fue para desarticular grupos o un grupo: el Plan Huracán era para frenar una propuesta política al interior del movimiento autonomista mapuche, una expresión que planteaba la liberación sobre la base de la recuperación de territorios y autonomía. Hacia allá se direccionó el Plan Huracán”.

Le preguntamos a Llaitul si esta conversación podría estar siendo monitoreada y si la revista podría comenzar a estar en la mira de los aparatos de inteligencia.

“Claro, porque nos dieron cobertura, nos dieron posibilidad de hablar, de hecho intervinieron medios que de alguna manera se relacionaban con la causa mapuche”.

Entonces, cualquier cosa que toque la CAM…

A toda expresión de resistencia, pero la obsesión era; todo lo que se relacione con nuestra propuesta política, porque quieren aniquilar no a personas, sino que a un ideal. Se persiguen ideas, se persiguen propuestas, se persigue un proyecto político y su posibilidad de visibilizarse, de expandirse, la posibilidad de validar y de posicionar la lucha de un pueblo, más allá de las fronteras inclusive. En los hechos, tenían muchas intervenciones telefónicas, pero ninguna como para criminalizar o vincularnos con algún ilícito. También mensajes de texto normales, tienen carpetas y carpetas, durante mucho tiempo. Luego se metieron a las aplicaciones y ahí surge este chanta del Alex Smith que dice que tenía el descubrimiento a través de programas software y todavía nadie les cree en realidad. Los expertos dicen que ni por si acaso funciona el famoso programa Antorcha. Pero él ahí insiste en que sí, y solo tuvo el respaldo de canal 13, un medio de comunicación que está comprometido directamente en el montaje.  Entonces, si hubiesen intervenido correctamente solo hubieran encontrado comunicaciones normales, y no habría en los hechos algún antecedente serio, pero como no había nada, nada en los chat u otro, finalmente, terminaron construyendo la prueba y la prueba la construyeron sobre la base de mensajería no más. Lo único que les quedó fue implantarla en los teléfonos y fue en el momento en que se requisaron los celulares.  Y fue a partir de ahí para adelante, una acción en la desesperación, muy torpe por cierto y que fue desmantelada. Pero el Plan Huracán como ámbito de inteligencia sigue. Ahora con otros agentes. Y la gente cree que terminó, al menos así parece en una etapa procesal, pero en lo relativo a la persecución política esto sigue, sigue adelante y es porque la lucha mapuche autonomista se proyecta. Ahora bien, debemos decirlo, el Plan Huracán también tiene una dimensión de golpe mediático, con el objeto de golpearnos en nuestra impronta de consecuencia como expresión autonomista y revolucionaria, por eso se construyó prueba falsa ahí donde no existía nada, para mostrarnos como una organización criminal sin línea ni principios.  Y finalmente, a pesar de estar en desventaja frente a un enemigo poderoso, como organización mapuche no bajaremos la guardia ni frente a estas operaciones ni frente  a otras medidas  con lógicas fascistas como la creación de unidades “antiterroristas” y el perfeccionamiento de leyes de excepción que pretenden perseguir y aniquilar la justa causa del pueblo nación mapuche. WEUWAIÑ (Venceremos).