La temporada de siembra en Chile se extiende desde septiembre hasta enero, a excepción de las regiones extremas del país, donde se puede plantar un poco antes: en la zona norte, más o menos desde agosto y, en la zona sur, desde noviembre. Claro que todo esto es relativo, debido a los frecuentes cambios de clima. Pero si vas a tener un cultivo tardío, lo más seguro es que verifiques y tengas en cuenta algunos tips.
Archivos Cáñamo. Fecha original de publicación noviembre 2015, edición N° 103.
Sin duda, lo primero es que el tiempo de exposición de la planta a la luz solar sea de un mínimo de cuatro horas diarias. Esto asegura un crecimiento estable y parejo en la etapa vegetativa. También puedes usar la técnica de esquejes, al menos hasta diciembre, lo que te deja un mes de crecimiento vegetativo para florar un clon de tu planta favorita.
Una segunda consideración son las semillas autoflorecientes. Estas puedes sembrarlas incluso hasta fines de febrero en la zona central, y hasta mediados de abril en la zona norte. Hacia el sur, eso sí, el tiempo se acorta para las ‘autos’, por lo que la recomendación es probar cultivos solo hasta fines de enero. Cabe hacer notar que las variedades automáticas con predominancia índica tendrán tiempos de cosecha mucho más rápidos que sus similares sativas.
Si cultivas auto, feminizada o regular, es importante que escojas variedades de acuerdo a tu zona. Hay resistentes al moho para zonas muy húmedas. Las sativas, por ejemplo, se dan muy bien en climas templados o cálidos, en consecuencia, sus resultados serán mejores que en zonas con bajas temperaturas (donde rinden más las índicas), ahorrando problemas de cultivo comunes y corrientes que retrasan la cosecha.
Finalmente, ten en cuenta el volumen de tierra o sustrato en que sembrarás tus semillas. No es lo mismo sembrar a fines de enero directo a tierra que en una maceta de 10 litros. Mientras más tarde siembres en exterior, menos cantidad de sustrato necesitarás. Una buena cosecha tardía se puede obtener de macetas de 20 litros a un mínimo de 10 litros en las que se da un crecimiento radicular parejo y controlado mucho más fácil y rápido que si cultivaras directo a tierra, donde, al no encontrar ‘tope’ de crecimiento, las raíces se demorarán más.
En resumen, como sea que cultives, considera siempre estos tres factores: cantidad de luz, variedad de semilla y cantidad de sustrato. Si los administras bien, tendrás un cultivo exitoso, incluso en el caso de que plantes a fines del primer mes del año.