Fiscalía cierra investigación por querella presentada por el Instituto de Salud Pública contra Daya
En el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, la justicia dio por cerrada la
investigación iniciada por querella contra delito a la salud pública presentada por el
Instituto de Salud Pública (ISP) contra quien resulte responsable, basado en una
denuncia de Sebastián Contreras, paciente oncológico y miembro de la Comisión
de Salud de Revolución Democrática (RD), a quien, al parecer, el cannabis le
generó efectos no deseados. En su testimonio de los hechos ocurridos hace casi
dos años, alude a la Directora Ejecutiva de Fundación Daya, Ana María Gazmuri.
La audiencia de comunicación de no perseverar en el procedimiento, que sólo
tardó 5 minutos, estuvo a cargo de la magistrada Alicia Rosende.
“Estamos en el Centro de Justicia, donde nunca debimos haber estado, porque
somos ciudadanos, somos usuarios medicinales de cannabis, somos familias que
han encontrado en esta planta una mejor calidad de vida. No somos delincuentes,
nos somos criminales, no somos traficantes: Estamos defendiendo el derecho
soberano que nos asiste a encontrar las mejores vías para cuidar nuestra salud y
la de la comunidad”, dijo la actriz y activista social, tras salir de la audiencia, donde
estuvo acompañada de pacientes y usuarios de Cannabis Medicinal, junto a
agrupaciones relacionadas como Fundación Mamá Cultiva, Fundación Tata
Cultiva, entre otras. Compartimos la declaración pública que leyó después de la
audiencia:
DECLARACIÓN PÚBLICA
“Fundación Daya, en sus siete años de vida, se ha dedicado por completo a abrir
caminos de alivio y bienestar mediante el uso medicinal del cannabis,
respondiendo a la necesidad de miles de pacientes chilenos de acceder a
opciones terapéuticas que permitan una mejor calidad de vida, mediante una
atención cercana y humanizada, que reconoce al propio paciente como el
protagonista de su proceso. Fomentamos la educación y el empoderamiento, el
desarrollo de la autonomía y el ejercicio de la soberanía personal en los procesos
terapéuticos. Defendemos la libertad de las y los ciudadanos para decidir, y los
acompañamos en ese camino. Siete años en los que hemos visto el inmenso
impacto del uso medicinal del cannabis en miles de familias chilenas, que han
encontrado la posibilidad de una vida más digna.
Pero este camino se ha visto empañado por el actuar de un Estado a ratos
indolente, hasta indiferente con esta creciente realidad, al punto de ni siquiera
asumir públicamente los pasos ya dados, como los cambios regulatorios del año 2015 que reconocen plenamente el uso medicinal del cannabis y legaliza la vía
farmacéutica. Un Estado que se resiste a generar una adecuado y completo marco
regulatorio para el cannabis y sus usos, un Estado que, en vez de hacerse
responsable de su rol como garante de derechos, como anhelamos la inmensa
mayoría, decide perseguir y criminalizar a los más vulnerables, a los enfermos, a
aquellos que este sistema cruel en que vivimos desecha y abandona. Un Estado
que pretende desconocer que el cultivo personal de cannabis es un derecho
amparado por la Ley 20.000, causando un gravísimo daño a quienes decide
perseguir. Esta sistemática vulneración de derechos de usuarios medicinales de
cannabis ha contado afortunadamente con defensores y jueces que,
paulatinamente, han ido despertado a esta realidad, realidad presente no solo en
Chile, sino también en el resto de Latinoamérica y el mundo. Ha sido la Justicia la
que, una y otra vez, ha fallado a favor de los usuarios de cannabis que ejercen el
derecho soberano a cultivar sus propias plantas. Agradecemos en este sentido la
gran labor realizada por la Defensoría Penal Pública (DPP) a favor de los
pacientes.
El actual gobierno ha iniciado en el año 2019, acciones que criminalizan y
estigmatizan también a quienes promovemos la investigación, desarrollo y
aplicación del cannabis para fines médicos con el objetivo de frenar este avance,
llegando incluso a utilizar el derecho penal indebidamente para amedrentar y
coartar nuestra labor.
Lamentamos que instituciones como el Colegio Médico (Colmed) hayan sido
funcionales a esta oleada represiva de la administración del Presidente Sebastián
Piñera, elaborando un informe que no resiste el más mínimo análisis científico ni
político, asesorados por el adalid del negacionismo del uso medicinal del
cannabis, Mariano Montenegro.
Este informe cumplió su objetivo y logró permear a la Comisión de Salud del
Senado, donde se estancó la Ley Cultivo Seguro, después de una apabullante y
transversal aprobación en la Cámara de Diputados con el 88% de los votos.
Recordemos que este proyecto de ley propone una modificación del Código
Sanitario que impediría, ante un procedimiento policial, la incautación de las
plantas de los usuarios medicinales de cannabis con la presentación de receta
médica, sin limitar por ello la labor del Ministerio Público.
El informe del Colmed fue instrumentalizado por miembros de este gobierno como
el director del Senda, Carlos Charme, el ministro de Salud, Jaime Mañalich y la ex
directora del ISP, María Soledad Velásquez, para iniciar una campaña de
desinformación y desprestigio contra la labor de los médicos y directivos de
Fundación Daya en particular, y contra el acceso democrático al cannabis en
general.
Es así como en septiembre del 2019 aparecen más de siete publicaciones en el
diario El Mercurio, entre reportajes, artículos editoriales y cartas al director, claramente orquestadas tras el objetivo de dañar la reputación y credibilidad de
Fundación Daya.
Esta campaña culmina su escalamiento con declaraciones del Ministro Jaime
Mañalich que instruye a la Directora del ISP a presentar una querella a quien
resulte responsable por el caso de un paciente oncológico, estudiante de Medicina
y miembro de la Comisión de Salud de Revolución Democrática (RD), a quien, al
parecer, el cannabis le generó efectos no deseados. Si bien la querella no apunta
directamente a mi persona, se basa en la denuncia del estudiante de medicina,
Sebastián Contreras, al que no conozco personalmente, quien realiza una
denuncia en mi contra, por haberle donado, mediante otra persona que milita en
RD, hace casi dos años, un aceite de cannabis que, según afirma, le habría hecho
mal. No guardo ningún rencor hacia Sebastián y le deseo lo mejor, solo lamento
que se hayan aprovechado de su situación de vulnerabilidad con fines que se
alejan por completo de la ética y el apego a la verdad, guiados por ambiciones
políticas.
Casi simultáneamente, la entonces directora del ISP, María Soledad Velásquez,
bloqueó la producción de una nueva partida de Cannabiol, primer fármaco chileno
en base a cannabis, dejando a miles de pacientes sin su tratamiento. Existe un
fármaco de cannabis importado, Sativex, disponible en farmacias chilenas, de
similar composición al nacional, pero cuesta 13 veces más caro que el producto
nacional hoy suspendido; resulta evidente que la inmensa mayoría de los chilenos
no pueden pagar 600.000 pesos mensuales por un tratamiento, es decir, dos
sueldos mínimos. María Soledad Velásquez hoy ya no ejerce sus funciones en el
Instituto de Salud Pública, ya que la Contraloría no tomó razón de su designación
por presentar conflictos de interés por su anterior rol de lobbista de la industria
farmacéutica.
Concluyendo, vemos que en Chile se criminaliza a usuarios medicinales de
Cannabis que ejercen su derecho al autocultivo, se persigue a quienes
defendemos el derecho al acceso democrático y se bloquea el producto nacional
de bajo costo que con tanto esfuerzo se ha desarrollado. Se ha querido dañar a
Fundación Daya, pero Fundación Daya es una organización querida y respetada
por la comunidad, comprometida en ser un foco de luz y compasión, de encuentro
y humanidad, que no duda un segundo en alzar la voz por los perseguidos y
criminalizados, por los abandonados por un sistema de salud cruel que discrimina,
desecha y olvida.
Hoy celebramos que el Ministerio Público haya apelado al sentido común,
decidiendo no perseverar en esta causa y dar como cerrada la investigación por
falta de fundamentos para una acusación, pero esto no se trata de mí, ni de
Fundación Daya, sino de una legítima demanda ciudadana que crece
exponencialmente en Chile y en el mundo, convirtiéndose en una alternativa
segura, económica y eficaz frente a tantas dolencias y sufrimiento que aqueja a la
humanidad. Estamos en tiempos donde las sociedades exigen respeto a la libertad
de elegir en muchos ámbitos de la vida, incluyendo los tratamientos y alternativas terapéuticas que mejoren la calidad de vida y generen bienestar. El cannabis es
una planta medicinal y su uso es un Derecho Humano; no bajaremos los brazos
hasta abrirle camino en todos los rincones de nuestro país. Por la salud, la
seguridad y la dignidad de miles de familias chilenas”.
Ana María Gazmuri
Fundadora y Directora Ejecutiva de Fundación Daya
Hitos relevantes del proceso.
El 16 de Septiembre de 2019, la Directora del ISP, María Soledad
Velásquez y la abogada Sandra Tapia -con presencia la prensa- presenta la
querella por delito a la salud pública.
- Si bien la querella no la alude directamente, Ana María Gazmuri, se siente
afectada con el caso y solicita, con el patrocinio de la Defensoría Penal
Pública (DPP) la carpeta investigativa para conocer su contenido. Esta fue
rechazada por el Ministerio Público por declarar la causa bajo secreto. - La abogada María Paz Bahamondes, abogada defensora de la DPP,
reclama sobre la decisión del Ministerio Público en audiencia de cautela de
garantías. El tribunal rechaza la cautela, sin embargo rebajó el plazo del
secreto de la investigación interpuesta por el Ministerio Público de 120 a 60
días. - A una semana de vencerse el plazo de los 60 días y de la correspondiente
audiencia de cautela de garantías fijada para el 14 de enero, el Ministerio
Público decide no perseverar en este procedimiento por cuanto durante la
investigación realizada no se han reunido antecedentes suficientes para
fundar la acusación. - La audiencia de cautela de garantías queda sin efectos y se cita a
audiencia de comunicación para el mismo 14 de enero.