Si hay algo que caracteriza a los chilenos es su capacidad para emprender. Y hay quienes han sabido ver la oportunidad de negocio que existe en el mundo del cannabis. En Volá son una de esas empresas, que han querido «subirle el pelo» a la parafernalia chilena con un producto de calidad. La pipa Falco es una de ellas y la han lanzado al mercado como la primera pieza de una nueva línea de pipas de diseño de alta gama.
La pipa Falco, está inspirada en la fauna chilena, concretamente en el cernícalo, ave que habita todo el territorio nacional, desde el desierto de Atacama a Tierra del Fuego. Esta inspiración en las suaves y perfectas formas de este pájaro, han dado como resultado una pipa con un diseño elegante, moderno y que resalta el gusto por el perfeccionismo. Esta pieza perfectamente podría ser un elemento decorativo en la estantería de cualquier living. Una pieza decorativa con la que poder hacerse el “choro” al enseñar a los invitados que además, se puede fumar en ella.
La primogénita Falco está hecha artesanalmente en cerámica, a excepción de su difusor que es de vidrio. Fue diseñada por Simon Espinosa y el arquitecto Diego Almarza, y fue el artesano ceramista Luis Canales quien le dio vida al primer Falco con sus manos. Falco ha sido el resultado de un largo proceso de diseño y de ensayos y errores, que por fin han dado lugar a la pieza exacta que sus creadores estaban buscando. Otros profesionales, como carpinteros y sopladores de vidrio han trabajado colaborativamente en la cuidadosa elaboración de esta pieza.
Falco ofrece una experiencia única al fumar. Se adapta perfectamente a tus manos y ofrece una resistencia suave antes de la primera burbuja y una exhalación clara y limpia. En definitiva, una rica experiencia que acompaña al cuidado diseño de la pipa.
Con Falco, queda más que claro que hay calidad en los productos nacionales. Cada vez son más los emprendedores que se arriesgan a crear cosas nuevas en este rubro, que perfectamente podrían competir con los productos de alta gama de otros países. Un ejemplo de lo lejos que se puede llegar con el sello “hecho en Chile”.