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Enrique Paris: «Si la Biblia hablara de marihuana como habla del vino, esto no sería tema»

Archivo Cáñamo, febrero 2012

Edición n° 58

El currículo del Dr. Enrique Paris, daría para llenar varias páginas de esta revista. Basta mencionar que preside el Colegio Médico de Chile, uno de los gremios más reputados e influyentes del país. A pesar de sus galardones y su posición, no tiene problemas en asumir que no es experto en drogas así como tampoco que en el último tiempo ha cambiado su opinión sobre la marihuana, pasando de ser un contrario acérrimo a reconocer su potencial medicinal. El lanzamiento del libro “Apuntes para una nueva Política de Drogas” hizo inevitable el acercamiento con el Presidente de los galenos nacionales, algo ansiado por el equipo de Cáñamo pero jamás logrado… hasta ahora.

Por Claudio Venegas / Fotografía: Leslie Muñoz

¿Qué evaluación hace de las actuales políticas de drogas? 

Como dije en el lanzamiento del libro, acabamos de abrir una puerta hacia una nueva política de drogas. Creo que estamos en una nueva era y hay que revisar las políticas de drogas y probablemente hacer algunos cambios porque esta no ha sido exitosa. No soy especialista en  leyes, pero que lo importante para la visión que debe tener el país sobre el uso masivo de drogas, el consumo, la adicción, más que castigar, más que leyes punitivas, es más importante educar, conversar, discutir el tema, ponerlo en el tapete, sin tapujos y sin miedos. Nosotros quisimos hacer esto con este libro que yo sé que no comulga con las políticas oficiales pero que abre la posibilidad de la discusión.

Para una buena política de drogas, y de otros temas donde están involucradas las decisiones de las personas, como los trasplantes o el VIH, creo fundamental estimular esa capacidad de decisión personal pero con información adecuada y no siendo convencidos, por así decirlo, por otras personas pero sin fundamentos, para cualquier lado. No creo que haya que imponer las cosas, sino que conversarlas, hay que darle la libertad a las personas. Por ejemplo, con la ley de tabaco, donde estoy apoyando a “Chile Sin Tabaco”, es lo mismo. La gente puede decidir fumar, pero su libertad termina cuando afectas la libertad del otro, con respecto a este tema también va por ahí la cosa: yo puedo ser libre pero respetando a los demás.

Este principio de salud se podría aplicar a muchos tema, por ejemplo, a la comida chatarra. ¿Se puede obligar a la gente a ser saludable y cómo podemos regular esto? 

Por ejemplo, hablando de una droga como la marihuana, se sabe que en algunos países  es utilizada como medicamento, para ayudar a algunas enfermedades, quita el dolor, quita la angustia; pero se sabe también que en algunos otros sujetos puede desencadenar una crisis de pánico, esa gente tiene que saber eso para no usarla porque eso puede afectar a su salud. ¿y por qué nos preocupan casos como el de la comida chatarra, el alcohol, el tabaco, u otras sustancias que pueden dañar la salud gravemente? Porque, por un lado, al dañar la salud de las personas, acortas o disminuyes su calidad de vida, y por otro, porque también significa una carga muy importante al presupuesto de salud del país. Una persona obesa, por ejemplo, que tenga diabetes, hipertensión, una falla renal, significa una carga muy importante para el presupuesto de salud ¿y quien paga eso? Todos nosotros, con nuestros impuestos, con nuestros ahorros, y eso hace la diferencia y es algo que a la gente le cuesta entender. En el caso de algunas drogas también producen enfermedades, producen daños y problemas, la gente debe pensar en esto porque estoy gastando dinero que podría servir para el plan de alimentación complementaria que beneficia a muchos niños, o para el plan de vacunación, o para mejores drogas para el VIH. Eso es lo que hay que balancear. 

¿Pero cuál es el límite del rol del Estado en esto? Volviendo al caso de la comida chatarra, ¿se deberían cerrar todos los negocios que la venden? 

No, yo estoy en contra de las prohibiciones. Creo que el límite va más bien por la información, por la educación, por una campaña positiva; o sea, que el sujeto se convenza de que si come bien, va a tener un mejor bienestar, más endorfinas, más felicidad… por ahí va la cosa. También hay que buscar las causas en cada caso, porque algunos comen mal o toman, porque hay un problema de base que hay que identificar y que lo hace actuar en contra de su propia salud. Hay que decirle a la persona “piense usted por qué lo está haciendo”… eso también pasa por la educación, por los chequeos médicos, por la medicina preventiva, que casi nadie la ocupa. Yo creo que más que prohibir hay que ser proactivo.

¿Cuál ha sido el rol de los médicos, como gremio, en la actual política de drogas? ¿Qué les parece que SENDA – ex CONACE- dependa del Ministerio del Interior y  Seguridad Pública  y no de Salud?

El hecho de que dependa del Ministerio del Interior y Seguridad Pública es justamente un reflejo de cómo está pensada la política. Yo creo que debe depender de Salud, o de Salud y Educación, o de Salud, Educación y Medio Ambiente. A nosotros, como gremio, rara vez se nos ha consultado sobre la política de prevención de drogas o de tratamientos. Rara vez. Por eso este libro es un aporte inédito del Colegio Médico. Es primera vez que publicamos algo sobre drogas de este tipo, justamente, porque queremos aportar el debate, queremos que más gente lea, se instruya, se forme una opinión.

SENDA insiste en distinguir entre alcohol  y drogas, aludiendo al estatus lícito o ilícito de la sustancia, ¿le parece esto correcto? ¿No sería más preciso hablar de drogas a secas, o de “alcohol y otras drogas”? 

Evidentemente el alcohol también es una droga. Todos tomamos alcohol dentro de ciertos límites, pero también puede llegar a constituirse en un problema cuando se crea una dependencia, primero síquica, y luego síquica y física. Un sujeto que es alcohólico es tan drogadicto, por así decirlo, que uno que se  droga con otras sustancias. 

¿Por qué puede haber uso responsable del alcohol y de ninguna otra droga? ¿Hay una explicación razonable?

No hay explicación razonable. Me voy a poner como Piñera que siempre usa esa frase de la Biblia que me carga “el vino alegra el corazón del hombre”… entonces, como sale en la biblia, ahí está todo aprobado –dice con ironía-, como que eso le da tranquilidad a mucha gente, en cambio la marihuana no sale en la Biblia. Si saliera que “la marihuana alegra el corazón del hombre”, no estaríamos hablando de este tema. Desgraciadamente es parte de nuestra cultura. En otros países si está aceptado como cultura, así como el uso de hongos, de la ayahuasca, de otras cosas y nadie dice esto es malo, esto es grave… creo que hay que reestudiar el tema, ojalá, sin prejuicios.

Enrique Paris
Fotografía por Leslie Muñoz

A su juicio, ¿existe el uso medicinal de cannabis? 

En otros países existe el uso medicinal. Es un paliativo, es un anti angustioso, a pesar de que en algunos pacientes produce crisis de angustia, a otros los tranquiliza, les da bienestar, les ayuda a controlar el dolor, es anti nauseoso también… tengo toda esa información, yo creo que hay que discutir el tema. Me acuerdo del ex senador Ávila que proponía permitir el uso medicinal del cannabis… yo creo que hay que rediscutirlo. Yo he ido cambiando de opinión porque yo tenía mucho la visión toxicológica, de hecho, me entrevistaron en su oportunidad por la proposición de Ávila, y yo me negué rotundamente o sea dije que no, que cómo era posible, que estaba en contra; pero he ido cambiando de opinión. La evidencia científica ayuda mucho a tomar decisiones sobre los beneficios de cualquier sustancia, no estoy hablando solo de ésta: hay que discutir el tema, no me opongo a eso. 

Uno de los tantos efectos perversos que tiene el actual enfoque sobre drogas son las dificultades -si es que no prohibiciones- para investigar en la materia.

Yo creo que no se puede prohibir la investigación científica. No creo porque haya que tener temor a investigar sobre ese tema. No es bueno controlar, limitar, o poner corta pisa a la investigación, para eso hay protocolos de trabajo, si el investigador se somete a los protocolos, se somete a los equipos de ética que le van a decir si su trabajo está bien hecho o no, si cumple con todas las condiciones, yo creo que no hay problema. Hacerlo en secreto o sin las autorizaciones, obviamente que no lo comparto, pero hacerlo dentro de las normas para las cuales hay leyes de investigación, creo que es lícito. A lo mejor se encuentran otros beneficios que no hemos descubierto u otros problemas. Eso también sería bueno saberlo. 

El 2008, durante el gobierno de Bachelet, CONACE dejó la cannabis en lista 1 en el Reglamento de Drogas, a la par de drogas como la cocaína y la heroína pero dejó a la morfina está en lista 2, es decir que sería menos peligrosa.

Bueno yo no soy experto en cannabis pero por lo que he leído y estudiado, sinceramente, creo que es una exageración… y que la morfina esté en segundo lugar –pone cara de extrañado-, creo que hay que revisar ese tema y revisar la literatura, ver las publicaciones actuales, argumentar y contra argumentar. 

Se queda pensando en la pregunta y agrega “qué raro que la Bachelet haya puesto la marihuana en lista 1… estoy seguro que alguno de sus hijos fumó marihuana”. Y continua:

Yo le pediría acá en Chile al ISP que investigue el tema, que dé su opinión técnica porque es la institución de salud pública que regula los medicamentos y diga si esta sustancia puede entrar al listado de medicamentos que puedan palear el dolor, o las nauseas, o  problemas de cáncer… desafío incluso al ISP para que nos dé su opinión en algún momento.

Considerando que en la actualidad hay personas que hacen uso medicinal del cannabis, pero que no cuentan con asesoría médica en la materia. ¿Qué tendría que pasar para que los médicos puedan colaborar en este sentido? 

Esto pasa por la educación. Acá en Chile, por ejemplo, antiguamente el colegio médico se oponía fuertemente a la medicina complementaria, que le llamamos ahora, porque había falta de conocimiento. Si este tema pasa a salud, si se pone en las mallas curriculares, si se hacen estudios, estadísticas… voy a inventar “el 15% de la población usa cannabis y dentro de este 15% hay un 1 o 2% de la población que le hace mal”, es bueno que los médicos sepan a la gente que le hace bien a la que le hace mal, para prevenir a la gente que le hace mal y aconsejar positivamente en el uso de esta sustancia a la gente que le hace bien. Es  igual que si estuviese prohibido el ácido acetilsalicílico (la aspirina), pero lo va a tomar una persona que tiene una ulcera y a los tres días va a estar sangrando porque nadie le informó, porque él tampoco se pudo informar, porque la persona que le dio la receta no era la adecuada, o sea, obviamente que sería mucho mejor que hubiese control, que hubiese investigación, estudios, que hubiese una farmacología conocida de la sustancia para poder aconsejar sobre su uso racional o irracional, adecuado o inadecuado; en ese sentido comparto esa idea pero es como una cosa bastante remota si no pasamos primero por otras etapas.

¿Qué rol puede jugar el Colegio Médico en este sentido? 

Lo que dije en el lanzamiento del libro: el Colegio Médico no es una institución dogmática nosotros no nos afiliamos con ideas políticas ni filosóficas ni religiosas. Nosotros aceptamos a todo el mundo dentro del colegio porque es un gremio y obviamente, aceptamos que el gremio dé la posibilidad de dar otras visiones de lo que es la medicina, de las terapias, de los tratamientos. No nos cerramos a contribuir al debate de los grandes temas médicos. Así como hablamos de los planes de salud, de vacunación, también tenemos que dar nuestra opinión sobre medicamentos, sobre drogas, sobre enfermedades. Estamos abiertos, deberíamos ser un lugar de encuentro, de discusión, de dialogo, no queremos ser dogmáticos.

¿Alguna experiencia cercana con sustancias psicoactivas?

No. Fume cigarros a escondidas. Yo soy de un colegio Jesuita, ahí  jamás escuche de la marihuana. Luego estudié medicina en la Católica, yo era muy nerd no participaba de las fiestas ni salía ni nada. 

¿Alcohol? 

Alcohol sí.

Un familiar cercano fumó marihuana y bueno… eran las peleas porque yo no lo toleraba. Él tuvo una crisis de pánico por la marihuana, una vez me llamó, estaba en el metro, empezó a sentirse mal… en fin. Luego supimos que el tenía una enfermedad de base por así de decirlo, pero faltaba información. Si hubiese sido una cosa médica y si hubiese sabido que no podía fumar, seguramente no lo habría hecho pero bueno, no lo sabíamos y le hizo mal.

Fotografía por Leslie Muñoz