Este lunes, los servicios de seguridad del aeropuerto de Beirut (Líbano) detuvieron a cinco personas que intentaban embarcar, en un avión privado, cerca de dos toneladas de pastillas de Captagón (una droga a base de anfetaminas) y otra cantidad de cocaína almacenada en cajas.
Hasta ahí, nada nuevo. Lo novedoso es que uno de los involucrados era el príncipe saudí, Abdel Mohsen ibn Walid ibn Abdelaziz (sí, así se llama), quien fue aprehendido en el marco de la mayor incautación de drogas llevada a cabo por dicho terminal aéreo, mismo que en el último tiempo –y debido a la guerra en Siria– se ha convertido en una puerta de entrada para el narcotráfico hacia los países del Golfo.
De acuerdo a la Agencia Oficial Libanesa, las pastillas iban dentro de maletas y el avión se dirigía a la ciudad de Riad, capital de Arabia Saudita.
Vía: biobiochile.cl