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¿El cannábis potencia la creatividad?

Por René San Martín, Doctor en Psicología y  Neurociencia 

“El cannabis aumenta la creatividad”. Esa es una de las ideas más repetidas a la hora de mencionar algunos de los beneficios a corto plazo de su consumo. Además de la evidencia que aporta la experiencia en primera persona, dicha creencia se ve reforzada por casos de famosos científicos, artistas y/o empresarios que le han atribuido al cannabis parte de su creatividad (Stephen King, Carl Sagan, Bill Gates, Steve Jobs, Bruce Lee, por mencionar a algunos). Veamos que nos puede decir la psicología y la neurociencia.

Primero es importante delimitar qué entendemos por creatividad y qué procesos involucra. Para definir creatividad, tomaremos como referencia la definición del experto en educación Ken Robinson, la cual sintetiza años de investigación de este y otros autores sobre la creatividad y su desarrollo a través de las llamadas ‘escuelas creativas’. Robinson define a la creatividad como el proceso mediante el cuál se desarrollan ideas que son originales y valiosas. “Originales” en el sentido de que son ideas novedosas, que no resultan obvias y que son poco comunes. “Valiosas” en el sentido de que solucionan algún problema, que puede ser prácticos o teórico, o generan algún producto intelectual, artístico o tecnológico que es valorado por otros.

Desde el punto de vista de los procesos involucrados, siguiendo ahora las ideas de Graham Wallace en su libro ‘El Arte del Pensamiento’, la creatividad se daría a nivel mental/cerebral en una sucesión de cuatro pasos: 1) preparación (experienciar y/o analizar el problema o la situación), 2) incubación (el problema o la situación “descansa” para dejar que el cerebro forje nuevas conexiones sin supervisión de la conciencia), 3) iluminación (surgen una solución o respuesta sorpresiva a través de la experiencia del ‘eureka!’) y 4) ejecución y verificación (se trabaja en la ejecución de la idea y se analiza su valor).

Basados en las premisas antes expuestas, la idea es entregar luces acerca de cuándo y cómo interviene el uso de cannabis en el proceso creativo, si las ideas que se generan bajo los efectos de la planta tienen un “valor”, para otros o para sí mismo, luego que estos han desaparecido, y muy importante, cómo potenciar la relación cannabis-creatividad.

¡EUREKA!

La expresión «¡Eureka!» (que significa en griego “lo he encontrado”), se le atribuye al antiguo sabio griego Arquímedes cuando descubrió mientras se metía en una bañera, la relación entre los volúmenes de un cuerpo que se sumerge en el agua y el del agua que desplaza (principio de Arquímedes). De ahí que se describa la experiencia de la tercera etapa del proceso creativo, la iluminación, con este concepto. Y es precisamente respecto de ella, que diversas investigaciones han demostrado que el cannabis tiene un efecto potenciador.

La experiencia del ‘eureka!’, en la fase de iluminación, generalmente toma la forma de una súbita comprensión de una conexión existente entre ideas o conceptos que antes parecían totalmente desconectados entre si. Esta conexión adquiere valor por mostrar la solución a algún ‘puzle mental’ que ha mantenido a la persona inquieta durante un tiempo. Es la frecuencia de estos ‘eurekas’ lo que parece aumentar de forma significativa cuando se está bajo el efecto del cannabis.

Recientes estudios nos dan una clave de por qué. Primero es necesario entender el modo en que el cerebro trabaja con conceptos e ideas. La evidencia que poseemos hasta hoy sugiere que dichos conceptos e ideas se encuentran almacenados en una inmensa red conceptual que opera sobre el soporte físico de una aun más inmensa red de neuronas en la corteza asociativa del cerebro (parecido a cómo la red de contenidos enlazados de la word wide web funciona sobre el soporte físico de la red de computadores y servidores que es la internet).

En el cerebro los conceptos parecen activarse de acuerdo a un principio de propagación por proximidad, generando lo que conocemos como ‘primming conceptual’. Un ejemplo sería el siguiente: si lees la palabra ‘pájaro’, es muy probable que acuda a tu conciencia la palabra ‘ala’ o la imagen de un ala, y es más probable lo anterior a que acuda a tu conciencia la palabra ‘avión’. Esto se explicaría porque en nuestra mente hay menos grados de separación entre ‘ave’ y ‘ala’, que entre ‘ave’ y ‘avión’.

Pues bien, en el 2010, un equipo de la University College London mostraron que el cannabis genera un estado de ‘hyper-priming’, es decir, la activación de una idea o concepto se propaga a ideas y conceptos que normalmente estarían demasiado ‘lejos’ en la red conceptual como para co-activarse. Así el cannabis ayudaría a descubrir y analizar conexiones entre conceptos que existen en nuestro cerebro, pero que normalmente no alcanzamos si quiera a considerar.

La dopamina es otro elemento importante para entender este proceso. Se trata de un neurotransmisor generalmente excitatorio, es decir, un mensajero químico a través del cuál la activación en una neurona activa neuronas vecinas. Una de las cosas que hace el THC es aumentar la liberación de dopamina, generando estados de activación neuronal continua ahí donde usualmente las neuronas oscilan entre la activación y el reposo. Entre otras zonas del cerebro, este fenómeno de hiper-activación ocurre en dos regiones que son claves pare entender la alta frecuencia de experiencias ‘¡eureka!’ cuando estamos en vuelo.

Primero, el THC hiper-activa las corteza asociativas del cerebro, las regiones donde distintas memorias, conceptos e ideas, se almacenan y se conectan una con otras. Esta hiper-activación de la corteza asociativa estaría a la base del fenómeno de hiper-primming que describíamos en el párrafo anterior. Segundo, el THC hiper-activa una región conocida como núcleo accumbens, que es la región encargada de las sensaciones y atribuciones de valor. Este segundo componente explicaría por qué las nuevas relaciones entre ideas se asocian también a un exacerbado entusiasmo cuando estamos suficientemente impregnados de THC.

Hábitos de Vuelo

Ahora bien. Para que exista un proceso creativo auténtico y completo no basta con la experiencia del ‘!eureka!’, la cual sólo corresponde al tercero de los cuatro sub-procesos de la creatividad que comentamos al comienzo. El círculo se cierra y el proceso creativo ocurre si y solo si la persona completa la cuarta etapa: la ejecución de la idea y la verificación de su valor. Para esto el cannabis no presta gran ayuda en la mayoría de las personas. Por ejemplo, dado que la sensación de descubrimiento e iluminación ocurre de forma tan frecuente cuando estamos bajo la influencia del cannabis, muchas nuevas ideas simplemente se pierden en el momento, sin que su ‘ejecución y verificación’ lleguen a concretarse. Es por esto que quiénes ocupan el cannabis con fines creativos necesitan desarrollar ciertos ‘hábitos de vuelo’.

Una buena sugerencia es llevar un cuaderno de notas a revisar cuando el efecto del THC pase. Otro buen hábito de vuelo para el usuario creativo es utilizar lo que en economía conductual se conoce como dispositivos de ‘pre-compromiso’. Por ejemplo, si durante una experiencia de consumo se te ocurre una idea que consideras valiosa y quieres desarrollarla a pesar del esfuerzo que requerirá, no pierdas el impulso y haz en el mismo instante algo que te deje comprometido a desarrollarla. Sin ir más lejos, así surgió esta columna.