Despejando interrogantes con Fundación Daya
Unos de los blancos directos a los que apuntó el informe del
Colegio Médico fue la Fundación Daya, que es un referente
latinoamericano en materia de cannabis medicinal. Después vinieron otros
cuestionamientos en forma de columnas de opinión, notas de prensa y
tuits de instituciones más o menos relevantes dentro de la discusión que
busca regular esta sustancia. Nosotros recogimos todas esas dudas y
fuimos a Fundación Daya para consultarles por cada uno de los puntos en
los que aparecen cuestionados. Estas fueron sus respuestas.
¿Por qué Médicos Sin Marca sitúa a Daya como parte del lobby de la industria cannábica medicinal?
Responde Nicolás Dormal, director de desarrollo de Fundación Daya.
Las confusas vinculaciones que hace esta organización sobre Fundación Daya solo revelan un ataque malintencionado en una columna disfrazada de periodismo de investigación. Quienes escriben la columna defienden intereses, con base en visiones de mundo y valores distintos, que crean discursos y argumentos para promoverlos; estas visiones se ven amenazadas por el avance global del uso medicinal de cannabis. Fundación Daya, en su compromiso de abrir caminos de alivio a quienes lo necesiten, ha postulado desde su creación la necesidad de implementar todas las vías de acceso al cannabis medicinal, tanto el autocultivo y los cultivos comunitarios como un derecho individual y/o colectivo amparado en la actual legislación, como el desarrollo industrial de fitofármacos de bajos costo; y esto es lo que hemos impulsado desde la fundación, en parte, con la creación de DayaCann. Hoy surgen nuevas visiones de hacer empresa, basadas en el bien común, en la que debiera basarse la nueva industria del cannabis medicinal que ya surge con fuerza en Chile; la palabra lobby, tiene una carga particular que se utiliza mañosamente para restarle fuerza a impulsos que buscan crear bienes públicos. Respecto al autocultivo, ha sido esta experiencia la que ha orientado y nutrido la investigación clínica y el desarrollo industrial de productos en base de cannabis. Es por ello que Fundación Daya valora y aplaude la autonomía de millones de pacientes a lo largo y ancho del mundo que han creado un verdadero sistema de ciencia ciudadana que traspasa fronteras, que rescata saberes y prácticas ancestrales, con muy buenos resultados. En este contexto, regular es, para nosotros, alumbrar una realidad para educar y proteger mejor. Los autores de la columna confunden regular el uso medicinal de cannabis con promover.
Sorprende, además, la dispar manera en que describe a
los actores de la naciente industria chilena del cannabis medicinal en
Chile; me nombran de manera particular vinculado a Fundación Daya y
Dayacann, cosa que no ocurre con ninguno de los otros entes mencionados,
como si detrás de esas empresas (todas empresas, ninguna otra ONG) no
existiesen personas que, a diferencia de nosotros, sí participan en
forma personal de las mismas. La columna fue escrita por integrantes de
la organización Médicos sin Marca, cuyo directorio lo conforman Gabriel
Rada, de la Fundación Epistemonikos, y Cristóbal Cuadrado, funcionario
del Colegio Médico, excoordinador de la Comisión de Salud de RD y uno de
los tres autores del triste informe del Colmed contra el cannabis. En
conclusión, el contenido de la columna nos parece poco serio; constituye
más bien el intento por dar un golpe bajo, montado con medias verdades,
a la única organización sin fines de lucro que participa de la
industria del cannabis medicinal en Chile. Desde Fundación Daya
comunicamos todos nuestros vínculos y relaciones, lo que se hizo
oportunamente en relación a nuestro vínculo con AusCann, hace cuatro
años, para la creación de DayaCann. Además de estar publicada en nuestra
web, la comunicamos a la prensa el año 2016, con el orgullo de estar
cimentando las bases de una nueva industria en Chile que impactaría
positivamente a zonas rurales de nuestro país. Hoy, con mayor orgullo
aún, podemos incluso anunciar la certificación orgánica que obtuvimos
este año, otorgada por el Servicio Agrícola y Ganadero, después de tres
años de rigurosa transición. Esto último resulta crucial en este momento
de emergencia ambiental que vive el planeta, lo que se contrapone a la
absurda demanda energética que ha generado la industria del cannabis en
países del norte, motivo por el cual América Latina está siendo foco de
interés para la expansión de estas corporaciones. Es el compromiso con
nuestros valores y la seriedad con la que nos hemos propuesto instalar
esta actividad en Chile lo que hoy nos permite cultivar cannabis para
otras industrias que se instalan en nuestro país. Es el caso de Khiron
Life Sciences, quienes desarrollarán localmente productos farmacéuticos
que serán sometidos a estudios clínicos; Fundación Daya colaborará en el
diseño de sus protocolos. Esta empresa también aporta financiamiento
para fortalecer el trabajo de educación comunitaria y formación de
profesionales de la salud que realiza Fundación Daya hace años.
¿Cuál es el impacto de la investigación de Epistemonikos donde se deslegitima la evidencia existente sobre los beneficios del cannabis medicinal y, por ende, parte importante del trabajo que hace Daya?
Responde Nicole Halcartegaray, bioquímica, PhD en Biotecnología, coordinadora de investigación de Fundación Daya.
La base de datos creada por la Fundación Epistemonikos sobre la seguridad y eficacia del uso de cannabinoides clama ser la «mayor y más confiable recopilación de evidencia que se ha llevado a cabo sobre los posibles efectos terapéuticos de cannabis o sus derivados». Luego de analizar bibliografía relacionada con el cannabis en diferentes patologías, los reportes generados concluyen que el cannabis es ineficaz y que sus efectos adversos superan los efectos terapéuticos. Sin embargo, el trabajo fue publicado en una revista local, con un factor de impacto de 0,20 para el año 2018, lo que significa que es un medio que los científicos no leen ni citan, y que no repercute en el mundo científico.
¿Por qué este descubrimiento, supuestamente tan importante, no se publicó en una revista científica que estuviera a la altura del hallazgo? Curiosamente, estos resultados contravienen el reporte publicado por la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, que declara en 2017 que existe evidencia contundente de que el cannabis y los cannabinoides son efectivos en el tratamiento de dolor crónico en adultos, antiemético en el tratamiento de náusea y vómitos provocados por quimioterapia y en el tratamiento de espasticidad muscular en esclerosis múltiple. Además, detalla con claridad otros usos para los cuales hay evidencia científica moderada.
Si analizamos en detalle uno de los reportes generados por esta base de datos Epistemonikos, que contraviene directamente las conclusiones del reporte de la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, con respecto al uso de cannabinoides en el tratamiento de náusea y vómito provocado por quimioterapia, observaremos que las categóricas aseveraciones pronunciadas se diluyen en el camino.
El primer mensaje clave de este reporte dice que «no está claro si agregar cannabinoides a los regímenes antieméticos estándar genera beneficios en pacientes con náuseas y vómitos inducidos por quimioterapia, porque la certeza de la evidencia es muy baja». Entendemos que la certeza de la evidencia es baja, pero esto se debe a la selección de los artículos que se analizaron. Tan solo se utilizaron 4 ensayos para sacar esta categórica conclusión, de un conjunto total de 16 revisiones sistemáticas y 61 estudios de base existentes sobre el tema. Adicionalmente, en 3 de estos 4 ensayos se utilizó Dronabinol, un cannabinoide de origen sintético, que hoy sabemos que es inefectivo y presenta fuertes efectos adversos.
Es más, el segundo mensaje que deja este reporte es que «el uso de cannabinoides está asociado a un incremento sustantivo en los efectos adversos»: atención con el hecho de que el compuesto en evaluación acá es el Dronabinol y no los extractos vegetales estandarizados. Y los «graves» efectos adversos reportados son somnolencia, fatiga, sedación, boca seca, confusión (como tantos otros fármacos), y desaparecen al suspender el tratamiento. Otro sesgo en el reporte es que las respuestas parciales, es decir, disminución de síntomas, no se consideraron en el análisis, descartando automáticamente que la reducción de las náuseas o vómitos sea un resultado terapéutico. Adicionalmente, el seguimiento de los ensayos fue de 5 y 6 días, tiempo demasiado corto para poder ver resultados, debido a que los fitocannabinoides actúan por acumulación sistémica, que puede tardar hasta semanas en ocurrir.
Con estos antecedentes, sería
irresponsable concluir que «ninguna terapia con cannabinoides tiene
efectos antieméticos», lo que sí podemos concluir es que la comunidad
científica necesita avanzar en generar estudios que sean cada vez más
robustos. Sin embargo, el reporte de la Academia Nacional de Ciencia,
Ingeniería y Medicina de Estados Unidos indica también que existen en
EE. UU. (aplicable a Chile y otros países) barreras que impiden la
correcta y efectiva investigación sobre las terapias asociadas a
cannabinoides. Se destacan en este reporte las barreras regulatorias que
dificultan o imposibilitan el acceso a los investigadores a material
vegetal de calidad apropiada para investigación, ya que las variedades
disponibles para estos efectos son insuficientes en variedad y calidad.
¿Qué pueden decir sobre las denuncias por irregularidades entre la Municipalidad de Arica y Fundación Daya?
Responde Nicolás Dormal
Contraloría ofició a la municipalidad de Arica, no a la Fundación, por falta de antecedentes en su rendición y por no haber comenzado la entrega del fármaco de cannabis a 100 pacientes de la comuna, como parte del programa de Cannabis Medicinal. Este Programa es parte de un proyecto innovador impulsado por Fundación Daya el año 2015, junto a diferentes municipios del país, los que contribuyeron al financiamiento de un cultivo que permitiría tener la materia prima para la elaboración de un medicamento sobre la base de cannabis que ya había sido desarrollado por Knop Laboratorios, quién aportaría a su vez, con la fabricación y entrega de los productos, una vez obtenido los permisos necesarios. El objetivo era facilitar el acceso ?a un muy bajo costo para el municipio? al fitofármaco para pacientes de sus comunas que, frente al fracaso de otros tratamientos, requieren de esta alternativa. Este proyecto convocó a alcaldes que, sensibilizados por las necesidades de los habitantes de sus comunas, y conscientes de la realidad del uso medicinal de cannabis, se comprometieron a impulsar la implementación de esta nueva alternativa en sus territorios. En diciembre de 2016 se entregó un informe a cada municipio con los gastos incurridos para el proyecto y la Contraloría Regional consideró que la rendición de Arica requería mayor información para comprobar que los recursos fueron utilizados para los objetivos del mismo.
Hemos entregado toda la información
adicional solicitada para subsanar esas dudas al municipio, dentro de un
proceso que se inició en enero del presente año para que éste, a su
vez, informe a la Contraloría Regional. Por su parte la Municipalidad
debió iniciar el proceso para recibir los productos por parte de Knop
Laboratorios en marzo de 2018, lo que aún está pendiente. Es un
procedimiento normal y atendible, cuya información pública existe desde
principios de año. Lo triste es que, tergiversando la información, llegó
a los medios un comunicado de prensa apuntando a la Fundación, con el
único fin de desprestigiar este proyecto colaborativo e innovador. Los
medios replicaron la información del comunicado, y luego debieron
corregir su contenido y cambiar la foto, ya que corroboraron que no era
correcta. Esta malintencionada acción fue realizada por la Fundación
Latinoamérica Reforma, y es una más de las constantes agresiones de esta
organización hacia Daya; y fue realizada la misma semana que se emitió
el informe del Colegio Médico y la columna de Médicos sin Marca, siendo
funcional a esta ola prohibicionista que se viene desplegando. Aquí
vemos cómo se intenta dañar liderazgos y desprestigiar con ello la
defensa y el respeto al autocultivo con fines medicinales y los cultivos
comunitarios. También se colude con quienes quieren frenar el avance
del primer fitofármaco nacional, primero también de Latinoamérica. Se
intentó sembrar dudas sobre el proyecto, cuando hoy existen cientos de
pacientes que reciben Cannabiol en forma gratuita a través de los
municipios que se asociaron con Daya en 2015. Sus médicos se capacitaron
y hoy están teniendo la experiencia directa de los beneficios de este
fitofármaco en sus pacientes. Son tiempos donde las grandes empresas
del cannabis medicinal empiezan a operar en Chile y posiblemente ven
amenazados sus intereses con los avances de un desarrollo nacional que
permita productos de bajo costo. También algunas se sienten incómodas
con que Daya promueva el respeto a la soberanía y autonomía de los
pacientes, mediante el ejercicio del derecho al autocultivo. Recordemos
que el fundador de Latinoamérica Reforma, Sergio Sánchez, hoy está
contratado por Canopy Growth, la multinacional más grande del mundo de
cannabis para uso medicinal y recreativo, presente en los cinco
continentes. Vemos cómo, por un lado, desde una mirada prohibicionista y
escéptica se busca frenar todo lo avanzado, y por el otro se persigue
la validación de productos de cannabis importados. Este es el costo de
haber iniciado el camino en Chile. La seguidilla de eventos noticiosos
con que han intentado dañar a Fundación Daya, lo que busca es atacar el
autocultivo y el desarrollo de una industria nacional, ambos objetivos
impulsados por Fundación Daya para realmente respetar la libre
determinación de las personas. Ambas vías de acceso para uso medicinal
han sido reguladas en Canadá por el Ministerio de Salud (Health Canada),
el que toma en serio la educación de la población y genera guías
específicas para el autocultivo, incluso con un calculador en su sitio
web para orientar a los pacientes sobre la cantidad de plantas a
cultivar, de acuerdo a su prescripción médica. Curiosamente es el país
de origen de las empresas de cannabis más grandes del mundo que hoy se
expanden llegando incluso a Chile; sería deseable que promovieran las
mismas opciones de acceso en las sociedades donde se van instalando, que
las que gozan sus compatriotas del norte.
Existen cuestionamientos a Fundación Daya por apoyar una ley de autocultivo, y al mismo tiempo, por participar en DayaCann, empresa dedicada al cultivo de Cannabis para la elaboración de productos farmacéuticos. Lo anterior considerando que se trata de una fundación sin fines de lucro ¿Qué respuesta tiene a estos cuestionamientos?
Responde: Ana María Gazmuri, Directora Ejecutiva de Fundación Daya
Parece relevante aclarar qué es lo que se entiende por lucro, ya que suele haber mucha confusión; las organizaciones sin fines de lucro pueden realizar actividades que les generen ingresos (hay muchos ejemplos de ello), los que deben ser destinados solo y exclusivamente a los fines y actividades propias de la organización, no pudiendo estos ingresos ser retirados por persona natural alguna, como ocurre con la empresa privada. Las personas que trabajan en Fundación Daya no participan en ninguna actividad comercial, solo reciben su sueldo, como cualquier trabajador. Cuesta ver dónde podría estar el lucro. Enseñar a los pacientes a cultivar, como lo hacemos cotidianamente en Fundación Daya, es la manera más efectiva de apoyarlos en su conquista por la soberanía personal, por la recuperación de su rol de tomador de decisiones en su proceso de recuperación de la salud y el bienestar, al igual que se hace en forma regulada en Canadá y 20 estados de EEUU; no es un invento nuestro y los países de América Latina han adoptado las mismas prácticas que comienzan a resguardarse por la legislación o por la justicia. En este mundo donde los intereses comerciales buscan incidir en políticas públicas para sus propios beneficios, claro que el derecho al autocultivo puede afectar las expectativas económicas de una industria del cannabis medicinal, pero tal como sucede en Canadá, ambas realidades coexisten y permiten al ciudadano elegir cuál opción le acomoda mejor.
La Ley Cultivo Seguro solo pretende evitar que se incauten las plantas de los pacientes ante un procedimiento policial, resguardando el derecho existente en la ley 20.000 a autocultivar para un fin médico. Resulta evidente que tomar este camino que les mostramos para ejercer el derecho al autocultivo los independiza de toda industria, los libera económicamente, aunque es claro que esta vía de acceso no va a resolver la necesidad de todos los pacientes, pero es el ejercicio de un derecho que entrega libertad terapéutica, práctica que, además, regula a la industria. Allí donde existe el derecho al autocultivo, la industria abusiva no prospera.
Por otro lado, la planta de cultivo
Dayacann, de la cual Fundación Daya es dueña en un 50% (único cultivo
legal en Chile del que participa una organización sin fines de lucro,
cuyo objetivo es la generación de bienes públicos y no el lucro de
personas naturales), hoy cumple con altos estándares internacionales y
es el único cultivo legal del mundo con certificación orgánica, la cual
fue otorgada este año por el Servicio Agrícola Ganadero, y con la
asesoría de Ecocert, después de un riguroso proceso de tres años. Ha
resultado ser también la plataforma que ha permitido gran parte de la
investigación con cannabis que se hace en nuestro país (trabajamos en
convenio con seis universidades, recibimos tesistas, acogemos prácticas
de profesiones de la salud y de servicio social, ofrecemos pasantías),
apoyando así el avance del conocimiento científico. Cultivamos la
materia prima del primer fármaco de cannabis de Latinoamérica,
desarrollado por Knop Laboratorios, el más barato en su tipo y que hoy,
con autorización del ISP, está llegando a miles de pacientes, a muchos
de ellos de manera gratuita. Esperamos que en un futuro Dayacann pueda
generar recursos para seguir así abriendo caminos de alivio, expandiendo
los servicios que Fundación Daya y los miembros de su red, a lo largo
de Chile, entregan con amor y dedicación a la comunidad.
¿Por qué Daya promueve el uso medicinal y al mismo tiempo decide participar en la producción de cannabis para el desarrollo de medicamentos?
Responde Ana María Gazmuri, directora ejecutiva de Fundación Daya
Desde un principio Fundación Daya ha estado comprometida con democratizar el acceso al uso medicinal de cannabis, defendiendo y promoviendo las tres vías de acceso: el autocultivo, los cultivos colectivos y los fitofármacos estandarizados de bajo costo. Todas estas posibilidades deben existir para responder adecuadamente a la demanda de los pacientes, y son ellos los llamados a escoger la vía de acceso que mejor se adapte a su realidad y sus necesidades. Dicho esto, aclaremos que Fundación Daya no produce medicamento alguno; lo que sí hace, a través de Dayacann, es cultivar materia prima para la elaboración de productos en base a cannabis, de manera ecológica y sustentable. Ante la falta de regulación estatal en relación al precio del cannabis medicinal en Chile, hemos adoptado los estándares uruguayos, los que han sido fijados por el Estado, en un modelo de total control del mercado. Con eso también incidimos en los precios que las nuevas empresas autorizadas a cultivar en Chile pretendan fijar a sus producciones, evitando el abuso que suele verse en la producción de fármacos en base a cannabis, en la que puede llegar a costar casi mil dólares un tratamiento mensual. Basta con observar lo que ocurre con Sativex, medicamento inglés con una composición 1:1 de THC y CBD, registrado en Chile y disponible en las grandes cadenas de farmacias, cuyo valor mensual llega a los 550. 000 pesos mensuales.
A pesar de que el autocultivo es la vía de
acceso principal de nuestros pacientes (74 % de ellos la utiliza),
esperamos que muy pronto exista una variedad de productos de cannabis
para uso medicinal con distintas formulaciones y concentraciones, y de
un valor incluso más bajo que el fármaco desarrollado por Knop
Laboratorios, para responder adecuadamente a las necesidades de quienes
no cultivan. Hemos demostrado que la producción nacional ofrece la
posibilidad de mejores precios y por lo tanto mayor acceso para los
pacientes, además de agregar valor para Chile en cuanto a generación de
empleo.
Otro de los cuestionamientos que hace Médicos sin Marca a Daya son los cobros que realizan por las consultas médicas.
Responde Ana María Gazmuri, directora ejecutiva de Fundación Daya
Fundación
Daya no es un ente público de salud, no recibe financiamiento ni
subsidio estatal, por lo tanto se hace necesario poner un valor a las
atenciones médicas y terapéuticas, de manera de poder costear, en parte,
el servicio entregado. Parece fácil comprender que a los 39
profesionales que trabajan en la sede central de la organización se les
retribuye su trabajo con un sueldo, y que el sostener nuestro centro de
atención -que realiza más de 1.300 atenciones mensuales? tiene un costo.
Aun así, y a pesar de que el valor de las consultas ?tanto de
terapeutas y médicos generales como de especialistas (neurólogos y
psiquiatras)? está muy por debajo del precio de mercado, cualquier
paciente que tenga dificultades para pagar la consulta es atendido de
manera gratuita, los que constituyen cerca de un 15 % de nuestros
pacientes. Esto es parte esencial de nuestra cultura organizacional.
¿Qué pasó en la interna de Revolución Democrática que terminó con la salida de Ana María Gazmuri de ese partido?
Responde Ana María Gazmuri, directora ejecutiva de Fundación Daya.
Renuncié después de un proceso de desgaste, enfrentando fuerzas conservadoras que se resisten a aceptar la realidad del uso medicinal de cannabis. Sorprende asumir que en un partido que se dice de izquierda, este tema, que es una lucha ciudadana, encuentre tamaña oposición. A pesar de que el autocultivo medicinal de cannabis forma parte del programa de gobierno de Beatriz Sánchez, a pesar de que toda la bancada del partido votó a favor de la Ley Cultivo Seguro, la Comisión de Salud se negaba a reconocer esta como posición oficial del partido. Incluso, insólitamente, dijeron estar en contra de la Ley Cultivo Seguro, ya que, según ellos, favorecía los intereses de un laboratorio, lo que denota la nula comprensión de los alcances de la ley, que justamente protege el derecho al autocultivo medicinal e independiza a los pacientes de cualquier vínculo con la industria. Y si bien en RD el 2018 logramos un avance, al aprobar un voto político apoyando el autocultivo de cannabis para fines medicinales, pasando a ser esta la postura oficial del partido, ahora en 2019 esas fuerzas prohibicionistas se articularon para dar vuelta su derrota.
Cabe señalar que en relación al autocultivo para fines no médicos no había oposición alguna en RD, sino pleno consenso, incluso por parte de la Comisión de Salud, en ese entonces coordinada por Cristóbal Cuadrado. Pero Cuadrado es autor de la declaración del Colmed en contra del cannabis, declaración que excluye por completo los usos no médicos. Incoherencia máxima, un claro doble estándar. Mi renuncia, entonces, se debió a que yo no estoy disponible para volver a dar una disputa que, supuestamente, estaba superada. La actual directiva no estuvo a la altura de conducir políticamente esta situación, dejando carta libre a esos sectores ligados a las sociedades médicas y alineados con la retrógrada postura de la actual directiva del Colegio Médico. Recordemos que bajo la conducción del doctor Enrique Paris el Colegio Médico apoyaba el uso medicinal de cannabis e incluso patrocinó las anteriores versiones de nuestro Seminario Internacional de Cannabis Medicinal. El mismo doctor Enrique Paris que este año estará presente abriendo con sus palabras la quinta versión de nuestro Seminario Internacional de Cannabis Medicinal). Pero lo importante, en términos políticos, es que mi renuncia obligó al partido a ordenarse, pese a las viejas prácticas de querer pasar máquina; hoy queda públicamente claro que Revolución Democrática sí apoya al autocultivo medicinal de cannabis. Recibí un inmenso apoyo tras mi renuncia desde todos los sectores políticos, obviamente desde los otros partidos del FA, pero también de la ex NM y de la derecha. Ha sido un inmenso alivio haber renunciado, entiendo que esta situación ha dañado la imagen y credibilidad de RD, pero fueron más que advertidos de que esto pasaría si no ordenaban con claridad sus posturas y vocerías.