Entrevistas

Delfina Guzmán: “Fumarse un pito de vez en cuando no le hace mal a nadie”

La actriz conversó con Cáñamo alejada de cualquier tipo de prejuicio. Deslenguada nos contó de sus primeras quemadas, de cómo enfrentó el tema con sus hijos y de cuán ridícula le parece la satanización de la hierba. En estas líneas Delfina demuestra que continúa siendo, como siempre, una adelantada. Publicada en la edición Nº32, diciembre de 2009.

Por Renée Amargas. Fotos por «Chuza»

“Voy a hablar con ustedes de pura hablantina que soy nomás”, confiesa risueña Delfina Guzmán, apenas la luz de rec le anuncia que cada una de sus palabras están siendo grabadas. Lo advierte porque, como dice, no sabe mucho sobre drogas. Y aunque se disculpa, la experimentada actriz habla con soltura porque, a pesar de no tener un discurso elaborado sobre el tema, tiene una postura muy concreta.

 

“No tengo una opinión científica frente al tema. Lo que sí tengo claro es que de repente en Chile se confunden las áreas. A veces los problemas que son netamente de la ciencia, como el aborto, la píldora del día después o la marihuana, se abordan desde un punto de vista ético. Eso no favorece el debate”, explica ya con el miedo al desconocimiento en el olvido. ¡Más sabe el diablo por viejo que por diablo! y Delfina es experiencia pura.

 

       ¿Fuiste hippie?

¡Al hippismo lo adoré!, cuenta con su inconfundible modo exagerado, desenfrenado y pituco. Fui hippie total fíjate, pero sin                     marihuana. Fui hippie en las relaciones humanas, en las concepciones sexuales de repente. Esa liviandad… ese juego erótico que           propusieron lo hippies, todavía lo encuentro precioso. No es el sexo con la trascendencia que se le da ahora por ejemplo, donde               está esa cosa de que gobierna el mundo. Ese sexo como meta lo encuentro una lata, no me interesa. Como juego lo encuentro fascinante.

 

También te involucraste en el mundo del teatro y te importó un pito tu familia cuica

Entré al mundo del teatro por eso que tiene la oligarquía chilena de vivir entre ellos, de cuidarse entre ellos. Eso de andar repitiendo las mismas conversaciones, los mismos prejuicios y la misma moral, sin abrir las puertas a un posible cambio, ¡Me carga! Ellos se vanagloriaban de no cambiar, de ser siempre igual, lo que a mí me indignaba porque la vida es un permanente cambio. Yo de repente salí con esta historia de mi profesión, entré a la universidad y se me abrió un mundo mucho más amplio y diverso del que había vivido. Me di cuenta que existían mil formas de solucionar y enfocar los problemas. Mil personas con vidas, valores y miradas distintas. Eso para mí fue tremendamente enriquecedor. Después de romper el himen de la familia encapsulada, se me abrió el mundo de par en par.

 

¿Qué te parece que se relacione a los artistas con las drogas?

Me parece que relacionar el mundo del arte con las drogas es un prejuicio. Hay tanta droga en el Banco Central como en el Hipódromo o como en, no sé… en cualquier Ministerio. No creo que las drogas se utilicen específicamente entre los actores. Esa idea se creó porque los artistas lo ocultan menos, pero el consumo de drogas no está centrado sólo en ese grupo de personas. Además el mundo del teatro no es tan de la noche. Las funciones son a las 7 o un poco más tarde. Yo a las 12 ó 1 de la mañana estaba en mi cama.

“Todos han fumado pito”

 ¿Fumaste pito alguna vez?

Una vez fumé marihuana y no me pasó nada ¡Pero nada! La verdad es que lo hice por monería nomás. Los niños míos fumaban también fíjate, y no tuve una actitud controladora, porque nunca hice… ¿Cómo decirlo?… una discriminación ética con las personas que fumaban.

 

¿Te acuerdas cuándo y cómo te pegaste esas quemadas?    

Sí, fue con unas amigas. Estaban todas fumando y me dijeron “ya, déjate de tonteras”. Entonces probé. No me fumé un pito completo… pero fueron como unas tres piteadas y no me pasó nada. Aunque he escuchado que parece que no pasa nada la primera vez o yo soy inmune, no sé. O tal vez en mi inconsciente tengo eso de no tolerar mucho la pérdida del control de la conciencia.

Delfina explica, tras sorber su taza de café, que no le gusta pensar en un placer que le quite la conciencia. “Aunque dicen que la marihuana exacerba la conciencia, pero no sé… no me ha pasado. Para mí la música, una buena película o un buen libro me estimulan a un nivel que, ni aunque me fumara 49 pitos mijita, lo lograría”, y suelta una risa desatada.

 

Tus hijos fumaban pitos ¿Qué hiciste como mamá? ¿Les pintaste el mono? ¿Te pusiste bruja y le tiraste los pitos al water alguna vez?

No, fíjate. Una vez uno de mis hijos llegó como a las 3 de la mañana con la pálida que le llaman, muriéndose. Me dijo “Mamá me estoy muriendo… fumé marihuana”. “Por huevón te pasa”, le dije. Y bueno después se durmió y ahí quedó todo. Yo creo que todos han fumado marihuana, por eso nunca en mi casa fue algo prohibido y menos satanizado. Pienso que mis hijos lo hacían de monos o porque en definitiva les gustaría a cierta edad, pero nunca tuve la percepción de que fumar se les pudiera transformar en un hábito vicioso o que les hiciera mal para la salud. Si me hubiese dado cuenta de eso creo que me hubiera puesto más dura, pero no ocurrió.

 

Incluso una vez mandaste públicamente a tu hijo Nicolás, cuando era Ministro de Hacienda, a fumarse un pito

¡Es que el pobre estaba tan tenso! Era un momento en que lo estaban proclamando como futuro Presidente, entonces me preguntaron que me parecía y yo dije: «¡Me muero! Quiero que ese niño se relaje, se vaya a Europa, se fume un pito y se olvide de todo el planeta”.

 

¿Qué te dijo por tamaña orden?

¡Naaada, linda! Él sabe que yo he sido siempre así, tremendamente impulsiva. Meto las patas cada 5 minutos por hablar más de lo que debo. Sólo me dijo «Mamaaaaaaa».

 

“EL DEMONIO EN CHILE ES EL ALCOHOL, NO LA MARIHUANA”

¿Qué piensas sobre la marihuana?

Creo que hay una gran diferencia entre marihuana, cocaína, éxtasis y todas esas cuestiones tóxicas. La marihuana, según dicen, puede ser una ayuda para la salud. Nunca he visto personas que fumen marihuana y estén enviciadas, enviciadas. Fumarla no necesariamente lleva al vicio. Encuentro que es mucho menos dañina que el cigarrillo. Yo por ejemplo, fui viciosa del cigarro, me fumaba una cajetilla al día sabiendo perfectamente bien que me hacía pésimo. Tenía una tos terrible y continuaba fumando ¡Eso sí que es vicio! No siempre la marihuana se transforma en una necesidad compulsiva.

 

¿Crees que se ha satanizado la marihuana?

Mira, hay distintos sectores. Hay gente que no se pregunta el por qué de la cosas. No se preguntan por qué habría que castigarlo. No analizan los hechos, sino que simplemente toman actitudes arbitrarias, frívolas y banales. Creo que se está satanizando a un demonio de tercer grado. El demonio en este mundo es el mercado y en Chile el alcohol, no la marihuana. Conozco personas que son consumidores, que de vez en cuando se fuman un pito y ya. Hay una diferencia bastante grande entre un drogadicto y un consumidor.

 

¿Te has percatado que no se hace esa diferencia? O socialmente no se reconoce por lo menos.

Claro. Es que eso es como decir que te vas a volver loca por tomar una copa de vino, ¿te fijas? Ahora, si andas con un chuico o con 15 botellas arriba de la mesa, hay que empezar a preocuparse. Pero esa es una preocupación por la salud, no una preocupación ética. El problema no es que fumes. El problema es que fumes más allá de lo necesario o que el vicio comience a manejar tu voluntad, eso es todo. Porque fumarse un pito de vez en cuando no le hace mal a nadie.

 

¿Por qué crees que se desplaza la preocupación de un ámbito al otro?

Por falta de capacidad intelectual. Nosotros somos una sociedad que proviene de una cultura judeo-cristiana, en la que está permanentemente presente el castigo y la culpa. Aquel que tiene una conducta diferente, lo primero que hace la sociedad es castigarlo. Porque hemos vivido con un cristo crucificado. Nos han enseñado que el hombre viene a la tierra a sufrir, a pagar culpas.

 

¿Qué piensas sobre legalizar la marihuana?

No hay que legalizar todas las drogas. Pero creo que la marihuana se debe legalizar porque así se acaba con el tráfico y porque no es tan adictiva. Si consumes no eres necesariamente un drogadicto. No es el caso de la cocaína y la pasta base.

 

¿Y cómo ves la posibilidad de legalizar el autocultivo?

Mira a mí me gusta la idea del autocultivo. Aunque pienso que se debiera legalizar derechamente la marihuana. Al prohibirla lo que se ha hecho es dejarla en las manos de un mercado negro que define cuánto cuesta y cómo se vende. Pero somos una sociedad a la que no le gusta cambiar. Que tiene poco espíritu aventurero. Somos una sociedad muy extraña.