Algunas plagas son difíciles de erradicar de nuestros cultivos y la mayoría, si no se logran controlar, terminan destruyendo nuestras flores. Una de ellas es la presencia de babosas y caracoles, que normalmente aparecen si hay humedad en el ambiente. Por eso, si tienes tu planta de cannabis en tu jardín como si fuese una más, es probable que te visiten estas amiguitas.
Los caracoles y babosas pueden afectar nuestras matas comiéndoselas, porque les encantan los brotes tiernos (podrás ver agujeros en las hojas más grandes y rastros de su ‘baba’). Son hermafroditas y no necesitan la presencia de otro ejemplar para poder procrear. Además, entierran sus huevos, y no queremos sus huevecillos cerca de nuestras raíces.
Para mantenerlas a raya podemos probar varias formas. Una es creando un ‘cerco químico’ para que cuando intenten cruzarlo sean ahuyentadas por reacción química y por la mucosa que liberan. Este cerco podemos hacerlo realizando un círculo alrededor de la planta, ojalá fuera de la zona de riego, ya que no queremos que con el agua se disuelva y sea absorbido por la planta en grandes cantidades, puesto que los elementos que utilizaremos suelen acidificar el PH de la tierra. Este círculo se puede hacer con ceniza o sulfato de hierro… Los caracoles y babosas no querrán atravesar esa línea.
Otro método es hacer un anillo con una lámina de cobre (como las que se usan para proyectos escolares) y colocarlo en el tronco de la planta. Con este método no podrán subir y comerse las hojitas. Otra opción es hacer ‘piscinas’ de cerveza en los lugares cercanos del cultivo: se entierra un recipiente al igual que una piscina y se llena con cerveza. Los visitantes se sentirán atraídos por la cerveza y caerán en nuestra trampa… Lo malo es que morirán ahogados (y borrachos).
Por Sr. Bigotes.