Estudios

Dato duro sobre pasta base de cocaína en Chile

El espacio geográfico donde se mueve la pasta base de cocaína es el margen y por lo mismo cuesta tener conciencia de quienes la consumen. Poco sabemos de ellos y, a nivel gubernamental, se han realizado esfuerzos mínimos para comprender esta realidad que permanece oculta en las costuras de nuestro país.

Por Carlos Martínez

La gran fuente de información estadística sobre el consumo de pasta base de cocaína en nuestro país, nos la proveen, por un lado el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA)  con su “Estudio Nacional de Drogas en Población General de Chile (2016)” y por el otro, y por otro, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública con su informe nacional “Procedimientos policiales por infracción a la ley de drogas 20000” (2017). De ambos estudios hemos seleccionados algunas cifras relevantes.

Un clásico de SENDA: la prevalencia del consumo

El estudio nacional de drogas que viene haciendo hace 12 años el Senda, tiene dentro de su metodología la medida de referencia llamada “prevalencia del consumo”  que sirve para describir la magnitud del uso de drogas ya sea a lo “largo de la vida”,  en el “último año” o en el “último mes” . Esto significa, en términos simples, que al “encuestado” se le consulta si alguna vez  ha consumido en su vida, en el último año o dentro del último mes.

Teniendo  claridad con este término, podemos decir que con respecto a la pasta base de cocaína,  se ha producido una diminución desde el 2014 al 2016 en el consumo “a lo largo de la vida”, aunque esta baja no es estadísticamente significativa. Otro dato interesante es que el  consumo de pasta base desde 2010 se encuentra por debajo de los valores registrados durante la década pasada.

Donde sí vemos una diferencia estadísticamente significativa es  la desagregación por sexo de la prevalencia de “último año”, con cifras del 0,7% y 0,1%, respectivamente. Por tramos de edades, el rango de 45 a 64 años se observa un descenso en la prevalencia, pasando de 0,2% en 2014 a 0,1% en 2016.

Para el nivel socioeconómico bajo, la prevalencia de consumo de pasta base es 0,7%, lo que representa un descenso de 0,7 puntos porcentuales respecto al estudio anterior lo que no es estadísticamente significativo.

Los arriesgados al alza

Si bien la percepción de riesgo del consumo experimental de pasta base (probar 1 o 2 veces) no presenta variaciones significativas respecto a 2014, con valores de 82,8% en 2016 para población general y de 75,6% en población adolescente, se puede observar un descenso significativo en la percepción de riesgo de consumo frecuente en población general llegando a 94,4% en 2016 y 92,6% en la población adolescente.

No es menor este dato de la percepción de riesgo, más aún si lo cruzamos con las cifras arrojadas por la prevalencia de consumo, porque nos indicaría que la gente ha dejado de consumir pasta base pero su sensación de riesgo frente a esta sustancia ha disminuido con el tiempo. Un dato más a la causa de que la política del terror contra las drogas no logra ningún efecto en la población.

2017: 12 toneladas de pasta base decomisadas

El informe anual entregado por el Ministerio de Justicia y Seguridad Social, con respecto a los procedimientos policiales por infracción a la ley 20000, nos arroja algunos datos interesantes de lo ocurrido en 2017 con respecto a este tema.

En el informe se establece que se produjeron 37.155 procedimientos policiales relacionados con drogas, lo que representa una disminución del 1,8% con respecto al 2016. Del total de esos procedimientos el 78,5% correspondió a delitos flagrantes y el 43,1%.

Con respecto a los decomisos de pasta base, éstos se concentran en las regiones Metropolitana (30,8%), Antofagasta (22%) y Tarapacá (13,5%). Siendo la cantidad de pasta base incautada en 2017 de 12.542,63 kilos.