Cuando partí nadie sabía que era reggae. Qué es esa guea, me decían
Quique Neira cerrará la Expoweed el domingo 2 de diciembre, en un show que viene a constatar el buen momento musical de este artista, quien mantiene una apretada agenda de presentaciones a lo largo del país. De ahí que nuestra excusa para interrumpir sus actividades con una entrevista, fuese su presentación en la feria cannábica más importante de Latinoamérica. Accedió sin problemas y nos recibió en su casa en Batuco. Ahí tuvimos la suerte de charlar en su estudio de grabación donde el reggae sonaba de fondo. Esta es la conversación entre café de granos y humo.
Por Carlos Matínez Ramirez / Fotos Ronny Belmar
Cuando sondeamos llevar a Quique Neira en portada, muchas personas nos preguntaron por qué lo pondríamos de nuevo en la tapa de la revista.
Al principio nos pareció una coincidencia que varias personas creyeran que la figura más importante de la escena del reggae en Chile y un artista con más de 3 décadas de trayectoria ya hubiese conversado anteriormente con nosotros.
Pero en estos 13 años que tiene la revista, Quique Neira nunca ha sido portada de la Cáñamo, pero sí una figura central en la normalización del consumo de cannabis en Chile. Sus canciones, sus dichos, incluso los
«En algún momento me sentí muy identificado con la música de Sol y Lluvia, eran los últimos años de la dictadura. Por esos días ya comencé a hablar en inglés y mi oído me empezó a permitir entender las letras. Y en ese ejercicio, escuché la letra de «Get up, stand up» de Bob Marley. Cuando entendí la letra, caché que aplicaba absolutamente a la realidad chilena de esos años. Fue ese evento en particular lo que me hizo cantar reggae».
problemas con la justicia que tuvo por plantar, lo transforman en una figura gravitante dentro de la cultura cannábica de nuestro país.
De ahí que, tal vez, el inconsciente colectivo ya le haya entregado una portada de Cáñamo a Quique Neira.
En su casa ubicada en Batuco, nos recibió cariñosamente pesé a que casi no había dormido desde que terminó su concierto en Arica y emprendió vuelo a la capital.
De trato afable (aunque se reconoce «mecha corta») y voz pausada, nos trata de chiquillos y «lo que necesiten» se transforma en la frase que más repite.
Lo esperamos entre el living y el patio, en este último lugar decidimos hacer la sesión fotográfica. Cuando llega nos pide disculpas por hacernos esperar y nos cuenta que la noche anterior estuvo tocando en la Expo Aricannabis.
«Cuando
recién partí, cantaba tres días seguidos con carrete incluido, pero
ahora ya no. Me he visto obligado a tener un orden. En la medida que
maduras vas entendiendo que lo que importa es llegar bien preparado para
tocar y poder disfrutarlo y transmitir eso al público. Amo esta guea
que hago, amo este trabajo que hago y lo amo al punto que el resto lo
pueda sentir. Por eso yo no solo ensayo cuando voy a tener shows. Yo
estoy de lunes a viernes ensayando con mi banda. Si yo hubiese entendido
esta seriedad cuando tenía 19 años, a lo mejor me hubiese demorado
mucho menos tiempo en llegar a este punto en el que me siento hoy, donde
estoy viviendo los mejores días de mi vida».
¿Y cómo notas que estás viviendo ese buen momento?
En
la tranquilidad que tengo al grabarme, al escucharme, al hacer los
mismos shows. Siento que los conciertos tienen un nerviosismo que es
distinto al de mi juventud. Es un nerviosismo que tiene que ver con las
cosas que uno no tiene bajo control. Pero no nerviosismo por lo que
puedas hacer, porque lo que más puede pasar es equivocarme. Pero uno va
teniendo esa tranquilidad que te da la madurez. Estos días son los
mejores de mi vida. Siento que es el momento en que mejor música
realizo, cuando mejor estoy cantando. Donde he logrado un mejor balance
entre el Quique artista y mi persona natural. El manejo del tiempo, del
ego, dejarlo fuera de la casa cuando estás en tu espacio familiar.
¿Y cómo se trabaja eso?
Es
dejar de ser un poco el Quique Neira personaje y volver a ser la
persona que debe ir a comprar pañales, el que debe ir a las actividades
de mis hijos para apoyarlos. Ahí no soy el protagonista, ahí toda la
agenda no vale nada frente a mis hijos. Eso es extraño para un artista
que ha tenido que aferrarse a la fe en sí mismo para salir adelante y
que sintió un llamado interno.
¿Ese llamado vino de la música?
Claro,
pero visto en el tiempo, te das cuenta que todo encaja y que aquí
estamos todos supeditados a un gran guionista universal. Yo conocí al
reggae por mi papá cuando era chico, pero mi atención al reggae era
porque la música en mi casa era muy importante. El país vivía una
situación muy rara y me tocó vivir una infancia rara también. Pero sentí
que cada pequeña cosa me ponía en el reggae. En algún momento me sentí
muy identificado con la música de Sol y Lluvia, eran los últimos años de
la dictadura. Por esos días ya comencé a hablar en inglés y mi oído me
empezó a permitir entender las letras. Y en ese ejercicio, escuché la
letra de «Get up, stand up» de Bob Marley. Cuando entendí la letra,
caché que aplicaba absolutamente a la realidad chilena de esos años. Fue
ese evento en particular lo que me hizo cantar reggae. Dije: yo quiero
llegar a cantar, pero cantar esa música y siento que esa música que
esperaba cantar en esa época, es la que estoy haciendo ahora, 32 años
después.
Reggae made in Chile
Desde que en 1996 apareció el disco «No necesitamos Banderas» de la agrupación Bambú, la voz de Quique Neira se ha transformado en un referente de la cultura reggae en nuestro país. Su incorporación a la banda Gondawana en 1996, con quienes alcanzó a trabajar en tres álbumes, vino a confirmar su calidad como artista y que se ha visto ratificada con su carrera como solista.
«Cuando partí nadie sabía que era reggae. Qué es esa guea, me decían. Muchas veces hice shows en lugares donde presentaba versiones reggae de otros temas. Lo hacía junto a mi primer grupo que después terminó siendo Bambú.
«El reggae hay que vivirlo, es imposible que sea una pose. Tal vez por ahí alguien pueda lograrlo, pero es super improbable porque tenih que vivirlo. Esta guea se siente. Es igual que los folkloristas, porque el reggae es floklor también. Es una decisión de vida. No podis decir que erih floklorista porque si no lo eres porque te van a pillar».
Muchas veces nos decían que ese ritmo no es de acá y que no iba a pegar». Nos cuenta Quique sonriendo.
Pero el tiempo dijo otra cosa. La voz de Quique se volvió un referente del reggae Chile y ese sonido lejano pronto se instaló como un género musical que perdura en escena musical chilena hasta hoy.
Me di
cuenta que mi misión como músico era posicionar el reggae como género
musical merecedor de respeto y tomado en cuenta como en el resto del
mundo. Acá en Chile costó que fuera entendido. Chile es un país muy
especial también. Además, hay una caricaturización. La idea de que hay
una especie de flojera eterna, de vacación sinsentido en la que uno
viviría. Se habla de Bob Marley igual que se habla de marihuana y la
verdad es que es mucho más profundo que eso. El reggae hay que vivirlo,
es imposible que sea una pose. Tal vez por ahí alguien pueda lograrlo,
pero es super improbable porque tenih que vivirlo. Esta guea se siente.
Es igual que los folkloristas, porque el reggae es floklor también. Es
una decisión de vida. No podis decir que erih floklorista porque si no
lo eres porque te van a pillar.
¿Entonces se puede hablar de un reggae con impronta chilena?
Claro, a esta altura hay un reggae profundamente chileno y hay muchos músicos que decidieron hacer reggae. Una vez hablaba esto
Víctor Jara ha marcado mi vida. A mí me ponían el «duerme, duerme negrito» para dormir en la noche. Es un iluminado absoluto. Creo que el tiempo va ir haciéndolo cada vez más grande aligual que Bob Marley. Ambos son como el buen vino: pasa el tiempo y cada vez son mejores.
con Álvaro Enrique y me decía «tú te enamoraste profundamente del folklor de Jamaica». Y esa opción que yo tomé, es de muchos hoy en día y están en la onda de pulir el talento en este género. Si uno se dedica al reggae, uno debe tener como meta ser el mejor músico. Yo no quiero sonar como un cantante jamaiquino. Quiero sonar chileno, latinoamericano, de Los Andes. Si digo que soy de Santiago de Chile, que se note que soy de ahí, que soy latino y orgulloso de serlo. Poder cantar reggae significa que somos todo el compendio de las razas que llegaron a las américas. Pensar eso me vuela la cabeza.
«Otra vez están aquí chiquillas»
La figura de Víctor Jara y Bob Marley están presentes en el cotidiano de Quique. Su polerón que trae puesto, un par de cuadros que adornan su casa y sala de grabación dan cuenta de ese vínculo. Por eso le preguntamos por la importancia de Víctor Jara en su carrera artística.
«Esto nunca lo había contado antes. Mi mamá logró cruzar palabras, alguna vez, con Víctor Jara porque ella era de las Juventudes Comunistas y me contaba que con sus amigas fue a muchas presentaciones de Víctor Jara a fines de los 60. Fueron tantas veces, que Víctor Jara las reconoció y les dijo «otra vez están aquí chiquillas». Mi mamá cuenta que tuvieron una conversación muy simpática que muestra la calidez que uno ve en Víctor Jara. Esta historia la escucho desde muy chico y siempre me costó entender lo que le hicieron, como podía ser algo así. Yo creo que a Víctor Jara a pesar de que el fascismo en Chile ha intentado por todos los medios bajar el perfil, y hay gente que dice unas barbaridades tremendas. Víctor Jara al igual que Violeta Parra, será recordado como uno de los músicos más importantes del siglo XX. Cuando se revise la historia se va hablar de estos lados gracias a ellos, a Víctor Jara y a pesar de que el fascismo intente taparlo. Porque no se puede tapar el sol con un dedo y Víctor Jara es un sol, es un astro, es una persona que vino a este mundo en otra misión».
Quique se explaya sobre lo importante que es la figura de Víctor Jara en su vida. De su niñez
«La Expoweed ya es un clásico y es el fiel reflejo de cómo la sociedad necesita responder a esa necesidad de ampliar libertades. En todos los años en que se ha realizado la Expoweed está todo bien, no hay desmanes, nunca hay ataos, todo es sencillo. Bonito. Y la gente va a seguir asistiendo».
recuerda como su profesora colocaba cara de «eso no puedes decirlo» cuando él hablaba del cantautor asesinado por la dictadura.
«Víctor Jara ha marcado mi vida. A mí me ponían el «duerme, duerme negrito» para dormir en la noche. Es un iluminado absoluto. Creo que el tiempo va ir haciéndolo cada vez más grande al igual que Bob Marley. Ambos son como el buen vino: pasa el tiempo y cada vez son mejores. Yo escucho a Víctor Jara y encuentro que el tipo estaba absolutamente en la vanguardia. Mucha gente intenta hacer esas composiciones que a Víctor Jara parece que le salía muy fácil. Esa mezcla de armonías intrincadamente hermosa. «Te recuerdo Amanda» tiene una introducción que ya se la hubiese querido David Gilmore. Es hermosa la guea. Era un genio y estoy feliz de que su figura toma cada vez más fuerza».
«Ya no fumo tanta yerba»
Hemos estado cerca de 3 horas en su estudio de grabación. La segunda ronda de Marley Coffee, marca de la cual Quique Neira es embajador, nos provoca la subida esperada.
Quique nos cuenta que por allá en 2001 y arriba del escenario del Festival de Viña, habló por primera vez de la marihuana.
«Ese día en adelante me eché el tema encima y desde ahí todo el mundo me pregunta por mi opinión acerca de la marihuana. Yo sentía que lo que dije en Viña era lo que tenía que hacer. Conocía a tanta gente que lo tenía que ocultar. Y yo sentía que también puedo ser un aporte como músico porque mi música tiene un compromiso con esas ideas. Por lo mismo, no insulten la inteligencia de la gente. Soy capaz de tener equilibrio en mi vida. Puedo ocupar cosas que me gustan y hacerlo de forma balanceada. Por ejemplo, yo no fumo cuando tengo que manejar porque considero que tengo deberes también. Y si los gueones dicen que tu no podis esperar que cualquier cabro tenga balance frente a la marihuana, es porque hay mucha ignorancia. Entonces son dos cosas y lo que necesitamos es más educación y mejores oportunidades. Está todo conectado».
Antes de despedirnos le pedimos que nos cuente algo sobre su show en la Expoweed el próximo domingo 2 de diciembre.
Ahí estaremos poniendo harto reggae. La Expoweed ya es un clásico. Es un reflejo de lo que está pasando. Son hitos que van marcando acercamientos a libertades que las sociedades deben permitir. Es algo masivo, grandota. La gente lo pasa chévere. Los mismos medios lo cubren porque es noticioso. La Expoweed es el fiel reflejo de cómo la sociedad necesita responder a esa necesidad de ampliar libertades. En todos los años en que se ha realizado la Expoweed está todo bien, no hay desmanes, nunca hay ataos, todo es sencillo. Bonito. Y la gente va a seguir asistiendo.