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Consentina, la primera yerba mate con cannabis que se lanza en Uruguay

Se llenan 3/4 partes del mate con yerba. Se tapa el recipiente con la mano y se agita. Una aureola verde, perfecta e inútil como un cero, se dibujará en la palma. Agua fría primero, luego caliente, a punto de hervir. La yerba se hincha y el mate está pronto para que comience la ronda. Una tradición milenaria.

Ramiro Barreiro, desde Montevideo

La palabra yerba proviene del guaraní Caa, que significa planta o selva. Cuenta la leyenda que el dios Tupá visitó a la bella india Yarí, quien cuidaba de su anciano padre, inválido y ciego, en medio de la tundra. El creador del universo -para las tribus guaraníes- decidió premiar el trabajo de la muchacha con una nueva planta que le daría las fuerzas necesarias para semejante labor. En la actualidad, el mate sigue saciando hambres y espíritus y grandes debates y confesiones se dan en torno a su consumo.

El ritual es religión en Uruguay y Argentina, principal productor mundial de yerba, pero ha expandido sus fronteras en la última década y hoy se consume en Chile, Siria y Líbano. La diáspora rioplatense también llevó la bebida a España y Estados Unidos.

Pero en ningún lado es tan importante como en el país del candombe. Se estima que el 80% de la población uruguaya consume mate por lo menos una vez al día. Sin embargo, y por factores climáticos, Uruguay casi no produce la materia prima de su bebida más popular. La yerba mate que levanta extensos muros en las góndolas de los supermercados se importa de Brasil.

Con todo, puede decirse que el hábito de fumar marihuana en grupo adoptó en el Cono Sur de América el sincretismo del mate. Incluso en Brasil con el «D2», el nombre que allí se le da a la «americana», el «carioca», o como llame cada uno a la ronda marihuanera.

Muchas otras hierbas sí crecen en el pequeño país de Sudamérica, el único que ha legalizado el cannabis en la región. Los blends de distintas hierbas son ya clásicos en el paladar uruguayo y Rodrigo Puente entendió que, tras la sanción de la ley a fines de 2013, no podía faltar el más esperado: el mate con cannabis. Así es como nació Cosentina, la primera yerba mate que sale al mercado y que en su composición tiene menos de 1% de THC. Lo suficiente como para desplegar una gigantesca acción de marketing que abra las puertas al sector secundario de la producción cannábica, o también, a un gran acto de normalización de una planta que tiene una ley, pero todavía carece de legitimidad social.

Sin embargo, una primera versión del producto, que salió en octubre de 2016, tuvo un enemigo impensado: el propio Estado uruguayo que, con su ley, promueve el consumo de cannabis en todas sus versiones. El problema fue el etiquetado que, al parecer, no tenía las suficientes advertencias, a pesar de ser un producto completamente inocuo. La solución llegó 22 meses después, cuando la burocracia estatal habilitó un nuevo paquete, con una advertencia en letras demasiado grandes: «Yerba mate con agregado de cannabis de uso no psicoactivo (cáñamo)».

«Le arruinaron el marketing con ese texto gigantesco y esa es una de las tantas trabas que tienen los productos relacionados con cannabis en Uruguay», dice Sebastián Torterola, un investigador de 32 años que toma mate y es usuario de cannabis. «Es contradictorio porque está la ley pero la implementación cuesta mucho. Entonces, es más bien un folklore lo de esta yerba porque no se siente ni olor, ni gusto. Pero mezclar cannabis con mate aproxima a la rambla de Montevideo, el faso y la charla», admite.

«No ha sido nada fácil la habilitación para salir con la yerba», recuerda Rodrigo, «Y eso fue un tema jodido desde el punto de vista financiero, porque yo seguí invirtiendo». Pero todo cambió tras el Mundial, un evento en el que el mate terminó siendo una impensada estrella gracias al delantero de la Francia campeona, Antoine Griezmann, que lo popularizó como si se tratase de un uruguayo más.

Cosentina lleva un mes en la calle y, según su creador, «los inicios son buenos y alentadores aunque todavía estamos con baches en la distribución y nos han indicado que es difícil encontrarla. Nos va a llevar cerca de dos meses llegar a todos lados». «En conversaciones con los repositores nos dicen que muchos sacan el paquete y lo esconden en el carro», recuerda entre risas. Algo similar a lo que pasa con los preservativos.

Producción y mercado

«El único que gana dinero con la ley somos mi socio y yo», reconoce en su improvisado despacho Rodrigo Puente. Estamos dentro de un contenedor, parecido a esos que descansan cerca de los ríos en todas las ciudades del mundo que tienen puerto. Este es uno de los tantos que están desplegados en forma organizada dentro de las siete hectáreas donde se produce la yerba mate Cosentina. El lugar es un campo alejado poco más de 30 kilómetros de Montevideo, en el departamento de Canelones, el mismo lugar de referencia de Canarias, la yerba más popular del país. Los módulos reciclados hacen las veces de laboratorios, invernaderos, secaderos, o, como en este caso, simples oficinas. Para ingresar necesitamos que un empleado de seguridad fuertemente armado encierre a un feroz rottwailer que nos insultó a los gritos, y en su idioma. Y que en forma mágica calló, como si lo hubiesen apagado.

En el campo trabajan 30 personas fijas y en cosecha se agregan otras 100. En este momento están empleados en el cuidado de unas 25.000 plantas, distribuidas entre invernaderos y tierra, al aire libre. Esperan otras 50.000 para primavera y para la cosecha de marzo o abril la idea es tener 100.000 más.

Rodrigo tiene algo de razón. Según informes recientes del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), las farmacias uruguayas vendieron más de 1.200 kilos de marihuana con efecto psicoactivo desde que se habilitó el expendio en estos comercios, en julio del año pasado.

El organismo detalló que desde el 19 de julio de 2017, cuando se comenzó a vender cannabis, hasta el pasado 5 de agosto, «se realizaron 248.945 transacciones de paquetes de cannabis de 5 gramos, totalizando 1.244.725 gramos vendidos». Los uruguayos pueden comprar hasta 40 gramos mensuales de marihuana que se venden en sobres sellados de 5 gramos a razón de 1,40 dólares el gramo. El sistema comenzó con menos de 5.000 inscriptos y un año después alcanza 27.500 anotados. Haciendo números arriesgados, el Estado facturó apenas 4.500 dólares por día, sin contar las pérdidas.

Entonces, ¿Por qué le iría bien a Cosentina?

Lo responde el mismo Rodrigo: «La yerba es un producto muy auténtico de Uruguay, que lo identifica mucho. Aprovechando las bondades de Uruguay en cuanto a la ley, sacarla era un tributo a la cultura del país, aunque nos costó mucho más de lo que pensábamos. Entendíamos que el éxito iba a ser rápido por las características propias que tiene el mate en el mercado».

«La yerba me decepcionó completamente», dice Bernardo Meyer Oholeguy, quien administra un hostel en Montevideo, «Pensé que podría ser interesante porque me gustan las yerbas compuestas, pero a esta no le sentí nada». Las expectativas del hombre de 30 años eran altas, dado que su plan ideal para los sábados de mañana es «faso y mate con una de estas dos cosas: una música o un partido de la liga inglesa de fondo. Después de eso, tenés todo el día para gozarte».

«Eso de que la marihuana no es soluble al agua es relativo», advierte Rodrigo, en defensa de su producto. «Hay dos puntos muy importantes. el mate es una infusión con ciertas características, ya que tomas el mate y en él hay algo que llamamos arrastre, porque parte del componente de la yerba es un polvo que se lleva tricomas. De hecho es por eso que en ocasiones la bombilla se tapa. Parte del debate en el ministerio de salud pública fue, justamente, ese punto».

«A su vez, el tema de la hidrosolubilidad es una parte en estado natural, pero también hay varias técnicas en las cuales trabajamos sobre la membrana celular para lograr un producto que es hidrosoluble. Es por eso que nos inclinamos hacia el mate», agrega.

«La marihuana me estimula la concentración, la autopercepción y la conciencia con pensamientos introspectivos. También me relaja. El mate, por el contrario, me estimula demasiado y tiendo a disminuirlo. Ni loco me tomo un litro de mate habiendo fumado, pero sin fumar sí. Yo creo que no son complementos», reflexiona Sebastián Darricarrere, un médico general de 32 años que vive en Maldonado. El profesional admite que «el mate se ha hecho cultural como rutina y en Uruguay tenemos una sobredosis que lo entendemos como normal». El consumo per capita en ese país es de 10 kilos de yerba por año y se cree que sólo en Montevideo se desechan diariamente unos 125 kilos de yerba usada que, por estar mojada, pesa más.

«A diferencia de otras yerbas, Cosentina tiene una protección al efecto secundario y no ocasiona molestias gástricas», aclara el ingeniero agrónomo, «Tampoco tiene el efecto de ponerte nervioso y por eso nuestro slogan es ‘La yerba que te hace bien’, ese es el resumen de lo que proponemos porque el nuestro siempre fue un enfoque terapéutico, aunque no somos un laboratorio ni queremos serlo».

No obstante, las instalaciones de BCBD, la empresa madre que produce Cosentina, tienen cierto parecido con un laboratorio. El proceso de producción es bien detallado: varias etapas de secado, esterilización y picado en distintas fases de maduración. Luego, sí, la mezcla con tres tipos diferentes de yerbas, una de ellas, de origen orgánico. La producción también alcanza para proveer al otro blend que salió al mercado, de nombre Abuelita.

La experiencia en primera persona no difiere demasiado del resto de las yerbas. El producto es suave y parece coincidir con el paladar uruguayo. Se trata de una yerba equilibrada y que perdura, manteniendo el gusto durante la cebada. Es rendidora y aguanta cuerpo y sabor durante todo un termo de un litro.

«El mercado uruguayo es muy chico y desde el punto de vista económico no es tan atractivo», reconoce Rodrigo, quien revela que este primer momento tiene como objetivo testear el producto y así poder participar a nivel internacional. En ese sentido, y si bien Cosentina aún no llega a cubrir la demanda del mercado interno, el producto estrella de BCBD tiene pedidos de España, Israel, Alemania, Polonia y Chile, principalmente la zona sur.

«Hoy el único producto derivado es el nuestro y, a 5 años de sancionada la ley, los únicos que estamos facturando algo somos nosotros, y en solo un mes. Estamos contentos porque hicimos girar la rueda», se emociona Rodrigo. Resta saber si el camino, de ahora en más, será de rosas o de espinas.