Connie Achurra, chef Antes la comida no era mi aliada, porque me generaba un problema de adicción
Connie Achurra nos recibió en su casa donde preparamos la sesión fotográfica para la portada de este número. Durante la entrevista pudimos conocer un poco más sobre su forma de entender la función de la comida en nuestras vidas, su mirada sobre el feminismo y nos dio algunos consejos para sobrellevar de manera sana el bajón.
Por: Pablo Valenzuela / Fotos: Ronny Belmar
Producción: Equipo Cáñamo / Maquillaje: María De La Maza
Al llegar a la casa de Connie Achurra uno siente que la primavera está más cerca. En su hogar se percibe un aire de tranquilidad y los colores disienten con el Santiago gris de invierno. Las primeras en recibirnos son Trufa y Chía María (sí, sus mascotas tienen nombre de comida).
Antes
de las fotos comenzamos a conversar y de entrada nos enteramos de que
no está consumiendo cannabis, pero que existieron periodos en su vida en
que esta planta la acompañó. Además se crio rodeada de artistas y la
marihuana siempre se asomaba por ahí. Por eso, para ella hablar de los
caños no es tema y su consumo lo ve como algo normalizado. Nosotros
también creemos que no es tan importante sumergirnos en detalles y
preferimos conocer cómo ella se ha convertido en una embajadora de la
comida saludable.
¿Cómo comienza este estilo de vida y en qué momento decides compartirlo con el mundo?
Mi
llegada a la comida sana es parte de un proceso personal. Yo tuve
trastornos alimenticios casi toda mi historia de adolescente y de joven;
el gran cambio de switch se produjo cuando nacieron mis hijas. Cuando
me volví mamá de alguna manera me invadió una sabiduría y una calma como
para poder entender las cosas desde otro punto de vista y de manera muy
intuitiva empecé a hacer un cambio en la alimentación, porque tuve la
sensación de que ese sería un camino que me podría hacer muy bien.
Además, era un camino que no había probado, sentía que había agotado
todas las posibilidades y empecé a hacer grandes cambios, como sacar
los azúcares de mi vida y me empecé a sentir tan bien en tan poco
tiempo, que sentí que ese era un camino viable y que funcionaba. Ahí
empecé a rayar con la comida sana. Disfruto comer y amo la cocina y con
estos nuevos ingredientes podía hacer cosas increíblemente ricas, era
súper fácil. Yo soy profesora de música y paralelamente tenía mi taller
de arte, restauraba muebles y me dedicaba un poco a eso. Para mí la
cocina se volvió como algo extra, que hacía en lo cotidiano en mi casa,
porque así alimentaba a mis hijas y justo fue el boom de las redes
sociales, entonces empecé a compartir las recetas.
¿Siempre tuviste buena mano para cocinar?
Sabes
que no, mi mamá no cocina nada, en mi familia materna en general las
mujeres no cocinan; mi abuela paterna sí, era de las que llegabas a su
casa y había aroma de que algo se estaba horneando, hacía empanadas y
cosas ricas, pero yo cuando era chica no tenía onda con la cocina,
principalmente por mi mala relación con la comida, podría decir que la
cocina era en parte como la enemiga. Antes la comida no era mi aliada,
porque me generaba un problema de adicción y tenía mucho descontrol al
comer, comía muchas cosas que me hacían mal, entonces era un espacio que
no investigaba mucho.
¿Qué opinas sobre la diferencia de precios entre comida saludable versus algo con bajo aporte nutricional que es más barato?
Creo
que hay prioridades y para mí es extremadamente importante alimentarme
bien, así que invierto en eso. Para mí no es prioridad el auto, ni andar
bien vestida. La alimentación es prioridad: prefiero que mis hijas
anden vestidas con ropa de supermercado y que se alimenten bien. Hay
personas que me dicen «es que vale 10 lucas el aceite de coco» y yo les
digo tus botas cuestan ciento veinte mil pesos. Yo no estoy dispuesta a
que la comida sea lo más barato, tengo clarísimo que las calidades están
determinadas muchas veces por los precios en algunas cosas. Si tengo
100 lucas y de ahí tengo que distribuirlas en alimentación, ropa, cine y
carrete, la parte más grande siempre va a ser para la alimentación. Por
otro lado, siento que la industria alimentaria se dio cuenta de que la
comida sana se puso de moda también, está intentando llenarnos de
productos que parecen saludables, pero que en realidad no lo son. Hay
dos o tres cosas que efectivamente son un poco mas caras, por ejemplo
los frutos secos, los aceites y un par de cositas más, pero el resto son
frutas, verduras, legumbres, cereales y granos integrales, que es lo
que encuentras en la feria o en La Vega. Comer sano es como comíamos
hace 25 años atrás, que comíamos comida de verdad, que el pan era de
verdad, el plato del almuerzo era de verdad, las colaciones que a uno le
mandaban al colegio era comida real, no te mandaban un sin fin de
paquetitos plásticos con cosas, te enviaban un pan con palta envuelto en
una servilleta, una manzana o un pedazo de queque que hizo tu abuelita
con huevos de verdad, harina de verdad.
¿Se ha perdido con los años la dedicación de preparar la comida o es por falta de tiempo?
Creo
que mi aporte en ese sentido es poder volver a reivindicar el tiempo y
el gasto de energía, amor y todo lo que significa cocinar. De alguna
manera el mercado durante muchos años se encargó de hacer parecer que el
tiempo en la cocina era tiempo perdido, con mensajes como «no pierda el
tiempo en la cocina». Si tienes tiempo para ver maratones de Netflix,
para estar en Facebook, para ir al mall, no me digas que no tienes
tiempo para cocinar. Nuevamente volvemos al tema de prioridades. Si mi
plan es alimentar a mi familia mejor, más sano, tengo que tener mi
despensa y mi refrigerador adecuado a eso; si no quiero que mis hijos
coman chocapic, no compro ese cereal y no tengo en la casa. Pero no todo
es tan estricto, depende de los valores que cada uno les haya entregado
a sus hijos. En el verano si vamos a jugar a una plaza y venden
helados, obvio que les compro uno a cada una, pero yo tengo la certeza
de que la comida que comen en la casa y que el almuerzo que llevan todos
los días al colegio es de tan buena calidad, que si van a un cumpleaños
y se comen un pedazo de torta, no pasa nada. Hay un equilibrio muy sano
que todos debiésemos lograr, porque si los tenemos en una burbuja, todo
lo prohibido les va a generar una ansiedad y cuando estén solos se van a
comer todo lo que pillen.
Para los consumidores de marihuana, el bajón es un tema. ¿Cómo podemos bajonear cosas saludables?
Primero,
yo creo que la clave está en preparar el bajón antes de fumar, porque
tomar la decisión del bajón cuando uno está volado es como tomar la
misma decisión que cuando estás con mucha hambre. Entonces uno se
encuentra en un momento de vulnerabilidad en el que vas a tomar una mala
decisión. Si llegas de la pega a las 8 de la noche muerto de hambre y
no tienes nada para comer, obvio que vas a pedir una pizza, que sería un
ejemplo cercano de lo que te pasaría con el bajón, pero si dejaste
preparada una quínoa, unas verduras salteadas y tienes todo listo,
seguramente te vas a comer eso y vas a decir qué rico, comí algo que me
hizo bien. Una buena opción para bajonear serían dátiles o bolitas
dulces en base de dátiles, frutos secos que son fáciles de andar
trayendo, o algo más elaborado podría ser una quínoa, un cuscús, pero
planificarlo, ahí está la clave.
«Eres lo que comes». ¿Qué come Connie Achurra?
Sí,
totalmente eres lo que comes. En general soy más estricta conmigo misma
que con mis hijas. No me permito salir de mi buena alimentación porque
no me hace bien para el alma. Cada vez que como algo de eso determina mi
ánimo, la relación con el mundo, etc. Ahora estoy pegada con la quínoa,
hoy desayuné quínoa, de hecho. Soy vegetariana, mis proteínas estrellas
son las legumbres y el huevo, amo las legumbres, podría comerlas de
lunes a lunes sin aburrirme, me fascinan, pero no me gustan preparadas
de forma típica, como los porotos con riendas. También estoy obsesionada
con el humus, entonces hago de garbanzo, garbanzo con berenjena, de
betarraga, con cilantro. Para mí preparo unos humus más picantes y lo
otro que me gusta mucho es que yo soy súper matera, matera a morir y en
el invierno tomo el triple de lo que tomo habitualmente. También ando
rayada con las kombuchas, es una bebida fermentada, como un hongo que se
fermenta en té, además es el rey de los probióticos. Y lo otro que no
puede faltar es el chocolate amargo, 75% cacao y con un cuadrito quedo
conforme.
¿Qué tips entregarías a todos aquellos padres que no logran darles una dieta balanceada y nutritiva a sus hijos?
Aquí
el problema principal está en cuando me dicen «mi hijo solo come
salchicha con puré», y yo respondo no, guachita, tú le das a tu hijo
salchicha con puré, los hijos no hacen las compras en el supermercado ni
pagan con su red compra, lo primero para mí es que lo que comen los
niños chicos siempre es responsabilidad 100% de los papás, aquí no hay
margen de error. Si tu hijo de 4 años no come nada sano y solo quiere
papas fritas, es porque tú le das solamente papas fritas para que no te
haga un berrinche, y partiendo de esa base, los niños comen lo que ven
en sus casas. Ver a tu mamá comiendo verduras, legumbres y
disfrutándolas es muy distinto a ver a tu mamá a dieta, modo castigo,
comiendo pura lechuga y odiándola, eso les queda en la memoria a los
niños y ahí comienzan a generar traumas con las cosas sanas. Por eso es
responsabilidad de los papás, la clave está en ser un buen referente
para los más pequeños, no significa ser una especie de monje que solo
come granos y cereales.
A propósito de las noticias que han ido saliendo en los medios sobre el movimiento feminista, ¿cuál es tu postura con respecto a este tema?
Yo me considero
absolutamente feminista, me cuesta entender que una mujer no sea
feminista, como que se contrapone de alguna manera. El feminismo tiene
un montón de ramas y áreas de diferentes cosas, a mí me interesa mucho y
siempre ahondo en mi discurso que tiene que ver con el autoestima, con
los estereotipos de género y físicos, que son cosas que el feminismo ha
permitido tenerlos en la palestra y son temas que a mí me afectan de
forma directa, y que me doy cuenta además que al visibilizarlo en el
país no son temas fáciles. Personalmente me llevo muy bien con las
mujeres y no es cosa fácil, ya que entre el mismo género no somos muy
solidarias. Parte de mi discurso es sentirse una mina común y corriente,
y me pasa que muchas se sienten identificadas con eso. Soy y me creo
feminista porque creo en la igualdad, me crié en una familia donde las
mujeres siempre la han llevado, jamás hubo un abuelo que mandaba por
sobre mi abuela. En mi familia eran todos libres, donde cada individuo
pesaba por sí mismo. Tengo un hermano hombre y dos hermanas mujeres,
somos una familia de muchas mujeres empoderadas, con personalidades
superpotentes, en mi crianza jamás el papá era el que mandaba, ambos
tenían el mismo poder y voz, pero podría decir que mi mamá quizás
mandaba más donde pasábamos más tiempo con ella.
¿Cómo ves a tus hijas en unos años más, en una sociedad donde la mujer está luchando por sus derechos?
Mis
hijas están en un colegio y en un entorno donde participaron de las
tomas feministas, asisten a charlas y ciclos feministas, entienden el
tema y el concepto a la perfección. Seguramente en 8 o 10 años más va a
ser todo distinto, espero ser para ellas lo que mi mamá o mi abuelita
fueron para mí. No soy una mamá estricta, pero tampoco soy una mamá
amiga. Yo simplemente quiero tener hijas felices, respetándoles sus
espacios. Si les va bien en el colegio y son felices, bacán, pero si les
va mal porque les cuesta y no es el colegio lo que aman pero sí otra
cosa, bacán también. No tengo ninguna expectativa en base a los
resultados, solas deben encontrar su camino que las haga felices y en
donde se sientan plenas, si se casan o no, si no quieren tener hijos, si
les gustan los hombres o las mujeres o vivir en el Himalaya yo las voy a
apoyar, pero en ellas está buscar su camino, mientras ese no les haga
daño, ahí voy a estar yo guiándolas y apoyándolas siempre. Lo único que
espero es que sean mujeres íntegras, conscientes, generosas, felices y
libres pero que sean un aporte en lo que hagan siempre.
Por último, ¿cómo ves la comida chilena en unos años más con toda esta mezcla de sabores y gustos de otros países?
Los países están en constante cambio, y seguramente en 10 años más vamos a tener muchos niños de otras razas, mestizos, mezclas de colores, de acentos y de nombres, que encuentro maravilloso. Obviamente en la cocina va a pasar lo mismo, y va a pasar con la música, con los bailes. No hay nada más enriquecedor para una cultura que cruzarse con otra, sobretodo en la riqueza que tenemos en Latinoamérica a nivel cultural. Nuestro gran problema es que somos incapaces de mirar con un poco más de perspectiva, mezclarnos siempre va a ser un aporte, en la cocina ya se está notando. Hace 4 años atrás por ejemplo me costaba un mundo encontrar el camote y ahora vas a La Vega y hay un pasillo de camotes. Entonces obviamente la diversidad nos enriquece. Me cuesta tanto entender a la gente que está en contra de la inmigración, de la diferencia, me cuesta entender también a aquellas personas que quieren que todas seamos iguales. Creo que la gran riqueza de los seres humanos es que todos somos distintos y espero que eso nos potencie, que la diferencia no nos haga enemigos.