Cada vez hay más amantes del cannabis alrededor del mundo y personas a las que no solo les gusta fumar para sentir esa agradable sensación de bienestar, si no que quieren aprovechar al máximo las propiedades de esta extraordinaria planta. Las píldoras o capsulas de cannabis pueden ser medicinales o con alto contenido en THC, para pasar piola a la hora de tomar nuestra dosis diaria de marihuana.
En lugares afortunados de Estados Unidos, Uruguay o Canadá, donde la sustancia es legal, es muy fácil conseguir medicinas y flores de calidad ya que se venden en farmacias o en los famosos dispensarios, estas tiendas especializadas en vender todo tipo de productos relacionados con la marihuana.
En otros sitios donde no tenemos esa suerte, solo nos queda tener ganas de sumergirnos en el mundo del cannabis y fabricar nosotros mismos nuestras propias cápsulas. Y por qué no decirlo, estas medicinas o cápsulas caseras son infinitamente más baratas que las que encontraríamos en un dispensario legal certificado, ya que como ocurre con casi todos los productos que se comercializan, lo que hagamos en casa siempre será más económico.
Primero, es importante saber los ingredientes, productos y herramientas que vamos a necesitar, y procurar que el lugar donde vamos a hacer nuestras cápsulas esté limpio, ordenado y libre de interrupciones indeseadas, ya que generar nuestros propios productos cannábicos también tiene algo de espiritualidad relacionada con la planta.
Lo que vamos a necesitar:
– Flores de cannabis (la cantidad depende de cada uno, de lo potentes que queramos que sean las cápsulas, así como la variedad, ya que podemos utilizar una variedad con más THC si lo que queremos es volarnos rápido y sin levantar sospechas, o una variedad con más CBD si vamos a usar las píldoras con fines medicinales)
– Aceite de oliva virgen extra
– Cápsulas de gelatina (se venden en Mercado Libre)
– Una jeringuilla
– Un moledor
– Una olla
– Un bol de vidrio
– Un colador
– Un bote de vidrio
Primer paso: lo primero que hay que hacer es moler finamente todo el cannabis hasta conseguir una textura bien homogénea. Después, en un bol de vidrio, debemos mezclar la marihuana con el aceite de oliva (también se puede utilizar aceite de coco, depende de los gustos) y removerlo todo bien durante aproximadamente un minuto.
Segundo paso: Hay que poner la mezcla a calentar al baño maría, a unos 120 ºC durante al menos dos horas, vigilando la cocción de vez en cuando ya que es muy importante tener cuidado con el calor al que sometemos la mezcla porque el THC se empieza a evaporar a temperaturas mayores a los 157ºC. Este es el proceso de descarboxilación de la marihuana, por el que, a través del calor, conseguimos que los cannabinoides se desprendan y se unan al aceite.
Tercer paso: debemos usar el colador para filtrar toda la mezcla resultante, exprimiendo todo con mucha precisión para no perder ni una gota de este preciado líquido. Podemos poner todo el contenido resultante en un bote de cristal. Hay que dejar enfriar la mezcla hasta aproximadamente unos 40 grados.
Cuarto paso: con la jeringuilla, debemos tomar el aceite e ir rellenando cada cápsula, dejando un pequeño margen para luego poder cerrarlas. Para este paso, también existen una especie de máquinas que permiten hacer muchas cápsulas a la vez, pero no son necesarias a no ser que queramos producciones muy masivas.
Y ya estaríamos listos. Solo se necesita algo de tiempo y dedicación y ya tendríamos nuestras píldoras de cannabis, perfectas tanto para uso recreativo como medicinal.