ARGENTINA: A un año de aprobado el uso medicinal del cannabis, las familias aseguran estar peor que antes
Este programa también contemplaba la distribución gratuita por parte del Estado a todos aquellos pacientes inscritos en el programa, y permitía el cultivo a instituciones como El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas con fines científicos. También se permitiría la importación de aceite de cannabis y sus derivados para pacientes con enfermedades registradas en el programa y con la debida prescripción médica.
Sin embargo, la realidad de las familias después de un año de la esperada ley no es muy distinta a cuando la legislación del cannabis medicinal era inexistente. La demanda de productos cannábicos aumentó considerablemente después de que se diera este gran paso en el Senado pero Argentina no produce, importa o permite el auto cultivo de cannabis.
Las madres y padres de varios niños que dependen del cannabis en su vida diaria afirman que retrocedieron en el proceso y que están “peor que antes”, debido a tener una ley que realmente no se está aplicando. Valeria Salech, fundadora de Mamá Cultiva dice que “hay un abismo entre lo que pasa en la vida diaria de las personas y lo que ocurre en el Ministerio de Salud”. Otros padres se quejan de que el aceite solo se puede conseguir a través de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, que ha complejizado el proceso y que además solo distribuye un tipo de aceite que sirve para tratar la epilepsia refractaria, siendo inexistentes los tratamientos para otras enfermedades.
Pero parece que uno de los principales problemas es el dinero. El Gobierno admite que nunca se destinó un dinero específico para el programa de uso medicinal y que tiene que sacarlo de otros programas estatales. Además, en el artículo 8 de la ley se planteaba la creación de un registro de usuarios, para que también que el Estado pudiera regular la producción de los cultivadores particulares y no depender exclusivamente de las plantas del gobierno.
Lo cierto es que la falta de presupuesto y los requisitos que se plantean desde el Ministerio de Seguridad, están dificultando mucho que la ley se lleve a cabo como es debido. Según Salech “el programa es un fracaso. Mi sensación es que todo el tiempo estuvimos hablando del futuro. Nadie habla de la necesidad de hoy”. Además recalca que el gobierno no está dando respuestas a los enfermos que, desesperados, acuden a su fundación exigiendo una solución.
Para solucionar el problema, se han propuesto algunas alternativas como importar cogollos desde Uruguay donde el cultivo (a cargo del Estado uruguayo) es legal y hacer los aceites en Argentina, para lo que todavía no ha habido respuesta. También se han planteado proyectos en los que la Universidad Nacional de la Plata, con flores aportadas por Mamá Cultiva, desarrolle la producción de aceites, proyecto que fue rechazado.
Pese a que parece que los funcionarios del estado parecen estar más a favor de que la cosa funcione que hace algunos meses, la realidad es que los cultivadores de marihuana medicinal tienen que seguir escondiéndose como delincuentes y a riesgo de ir presos para mantener la producción de los aceites que mejoran la calidad de vida de los enfermos.
Fuente:Infobae