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Aldo Schiappacasse: «En Chile el principal problema no es ni la droga, ni la violencia, es la desigualdad social»

Aldo nos dice de entrada que nunca ha fumado, que aprovechó esta invitación para preguntarle a sus hijos más grandes si la habían probado y que su madre está interesada en las bondades medicinales de la planta. Nosotros le contamos sobre el CBD y la creciente atención que ha puesto la medicina en este cannabinoide. Schiappacasse reflexiona y nos dice que es el momento de sincerar la relación que tenemos como sociedad con las drogas, en especial con la marihuana. Acá la conversación con el periodista deportivo que cree que el doping por marihuana «no solo es una pelotudez, sino que además es una suerte de analfabetismo médico, que tiene más que ver con las convenciones sociales que con otra cosa».

Coordinamos con Aldo para juntarnos a conversar en la cafetería Cáñamo, ubicada en pleno Barrio Bellas Artes, un día viernes a eso de las dos. La idea era ocupar la ventana de horario que hay entre su pega de la radio y la tele, para hacer la entrevista y la sesión de fotos.

Para nuestra suerte, el día de la entrevista, Aldo Rómulo llegó casi media hora antes de lo programado y pudimos hacer con calma las fotos donde él aparece transmitiendo desde dentro de un indoor. Sentado adentro de la carpa, le pasamos el bong, que la marca Bonglab le envió de regalo, para que lo utilice como micrófono. Lo mira extrañado y cuando le decimos que es una «pipa» le encuentra sentido al objeto.

Una vez terminada la producción fotográfica, nos sentamos con las portadas de Cáñamo de fondo y que adornan una de las paredes de la cafetería. Aldo las recorre con la mirada, reconoce rostros y sonríe.

La vista gorda

Hay una frase hecha que dice que el fútbol es un reflejo de nuestra sociedad ¿Cómo uno se puede hacer cargo de esa expresión hoy en día?

Yo entiendo que no por casualidad fuimos campeones de la Copa Libertadores por primera vez en el 91, momento en que estábamos volviendo a la democracia, cuando de alguna manera sentimos que nos abrimos de nuevo al mundo, cuando conquistamos una vez más la autoconfianza y el orgullo de ser chileno. Pero son fenómenos que pasan pronto y todo el resto de la década de los 90 no ganamos nada porque entendimos que la alegría que llegaba era muy poca y, porque los poderosos iban a zafar. Pero y no por nada, cuando la justicia empezó a cuestionar a los poderosos, cuando viene el Caso Penta, sentimos que podíamos ir contra los grandes, que se podía romper, torcer la mano del destino y fuimos campeones de América, no una vez, si no dos veces. Entonces yo creo que sí, que el fútbol responde en alguna medida a lo que está pasando socialmente.

Hay muchos chilenos que al ver que la selección ganaba dos copas américas consecutivas sintieron que nos habíamos transformado en los mejores del mundo ¿Cómo viste y viviste ese fenómeno?

Afortunadamente a mí me llegó viejo, y por lo tanto puedo tener cierta perspectiva sobre el tema. Tuve la fortuna de transmitir más o menos todas las finales en las que estuvo Chile y uno entiende perfectamente que se alinearon los planetas para que se diera de determinada forma el triunfo. Vinieron técnicos extranjeros, se juntaron cuatro o cinco jugadores realmente increíbles, que el triunfo se consiguiera frente a los argentinos, a los que nunca les ganamos. De hecho, en las dos finales tampoco les ganamos. Entonces siempre sentí que aquí no había un antes y un después, ni un despegue definitivo. Claro, te golpea un par de años después cuando quedas eliminado del mundial y cuando a todos los equipos chilenos les va como las berenjenas en el plano internacional. Entonces tú dices: ya ok, pero tomémoslo con calma. Hay gente que cree que esta cuestión cambió para siempre. Yo valoro esos dos triunfos, la final de la Copa de Confederaciones, valoro la participación chilena en los mundiales como lo valora un gallo viejo, como una excepcionalidad y que no estás viviendo una cuestión que cambió para siempre.

El carrete es un tema recurrente en el fútbol ¿Dónde está el equilibrio entre el ámbito privado y público de un deportista?

Es que es una cuestión mucho más entretenida en ese sentido. Chile sale campeón de América teniendo que ejercer un juicio moral ineludible. En la mitad de su campaña más gloriosa, uno de sus mejores jugadores choca en un Ferrari a 180 km/hr en una carretera y un país entero, incluida la presidenta y el entrenador del equipo, tienen que tomar la decisión de si ejercen la presión moral de sacar al mejor jugador del equipo o decir, ¿sabes qué? en aras de un triunfo estamos dispuestos a perdonar esta cuestión. Y el país en términos mayoritarios, decide perdonar el pecado por una celebración final. La generación dorada es una generación súper carretera, que no tiene límites y que tiene muchos desbordes. Nosotros valoramos la inteligencia, la capacidad política, el compromiso con la causa mapuche de Jean Beausejour, pero él estuvo metido en dos de los escandaletes más profundos de la selección, por lo tanto, yo creo ahí también hay un elemento que es central y, es decir, oye el modelo clásico, el modelo de que estos gallos se abocan 100% disciplinadamente a lo que hacen no existe y eso reza para todo en la vida.

Esa idea de que solo los sanos ganan…

Claro, eso no corre. Eso yo lo tengo claro hace mucho rato. No tengo ninguna duda que varios de los principales éxitos universales de la música fueron escritos e interpretados a la luz de inmensos carretes o a la luz de la influencia de elementos exógenos y que no por eso le resta ni valor ni mérito. Yo creo que, si tú analizas a John Lennon por ejemplo desde ese punto de vista, él no es el ejemplo moral y ético de la sociedad, y no vas a desacreditar todo lo que hizo John Lennon, por el contrario, vas a creer que a John Lennon algo le pegó un empujoncito para hacerlo aún más grande. Voy más lejos, yo creo que es inentendible Usain Bolt sin la sospecha. Sin la sospecha de que a su inmenso talento y a sus inmensas cualidades naturales le pegó un empujón. Yo soy un convencido de que todas las carreras desde de década del 70 para adelante, estás viendo una expresión deportiva cabal que es el talento, pero también estás viendo una lucha que es subterránea en términos de cómo ayudas a ese inmenso talento. Carl Lewis, Florence Griffith-Joyner, en los basquetbolistas, hay desde hace mucho tiempo una ligazón indiscutible entre su propia capacidad y, la capacidad química, médica, científica para lograr explotar lo mejor que tienen.

En ese sentido el tema doping por marihuana ha tenido que ser discutido en las federaciones deportivas, especialmente en los países donde es legal su consumo ¿Cómo ves ese proceso?

Honestamente, con respecto a la marihuana -en términos específicos- ha llegado el momento de sincerar las cosas. La marihuana no te sirve como doping. Nadie que consuma marihuana va a ganar los cien metros planos, nadie que se fume un pito antes de salir a la cancha va a correr más rápido que el otro o va a tener una visión más aguda de lo que está pasando en el fútbol. El cannabis en términos concretos no te sirve como doping, a diferencia de un montón de otros medicamentos, a diferencia de la coca y de otras cuestiones, que sí efectivamente en algún momento te pueden hacer rendir de manera física mejor que el adversario. Y por lo tanto que el cannabis siga dentro de las drogas catalogadas como doping, a mí no solo me parece una pelotudez, sino que además es una suerte de analfabetismo médico, que tiene más que ver con las convenciones sociales que con otra cosa.

Regular o despenalizar

¿Cómo ves la experiencia internacional con respecto a la regulación del cannabis?

Le tengo cierta desconfianza al término regular. Creo que todo lo que se regula desde el punto de vista del gobierno, del Estado, de la política, termina mal regulado. Prefiero con la marihuana hablar de despenalizar. Creo que despenalizar el consumo, el porte, la producción de marihuana es una cuestión que ya se cae de madura. En Chile ese doble estándar -y en el mundo- me sigue pareciendo terriblemente nocivo, desde el punto de vista de que ya ni siquiera con fines medicinales, sino que, por el mero placer de consumir, tu todavía tengas ese tipo de condicionantes. Yo en ese sentido, tengo claro que lo único que nos pertenece cabalmente, la única propiedad que tenemos es nuestro cuerpo.

Y que nadie te cuestione por eso…

Nadie debería poder cuestionarme. En ese sentido, la persecución contra el guatonismo me parece obscena. Honestamente si yo tengo donde comprarme ropa y me siento cómodo y feliz con lo que hago, porque cresta voy a tener que soportar ese bombardeo permanente para adoptar un código social determinado. Y eso me pasa con todo, me pasa con los tatuajes, me pasa con las operaciones estéticas y también me pasa con el consumo de cualquier tipo de sustancias, siempre y cuando no afecte a tu entorno. Hoy en día, el consumo más nocivo, es el consumo de alcohol que daña profundamente no solo al individuo sino al entorno. Por eso focalizar la penalización en contra del cannabis o en contra de la droga en general, por sobre el consumo de alcohol, a mí me sigue pareciendo extremo.

Nos dijiste que nunca has probado marihuana ¿cómo construyes este discurso desde algo que no has consumido?

No lo hice (probar marihuana) de fome. Salí del Instituto Nacional el 77, el 78 entre a la universidad y ese año ya estaba trabajando, pero además no trabajaba en cualquier cosa, trabajaba en fútbol, lo que significaba que me pasaba todos los fines de semana despachando revistas y relatando hasta la hora de la callampa, por lo tanto, no tenía ni fiestas, ni mucha posibilidad de carrete ni nada por el estilo. Además, había un régimen muy restrictivo en aquella época. Vivíamos en dictadura y si el consumo de marihuana y de drogas, sigue siendo perseguido hoy en día, imagínate como era en la época de la dictadura. Pero también hay una cuestión que tiene relación con mi educación y mi forma de ser: yo soy un hueón extremadamente racional, muy frío, poco emocional. No me gusta perder el control de mis sentidos, así que cualquier cosa que signifique perder el control me provoca temor. Pero, al mismo tiempo, tengo esa visión de sentir que hay increíbles obras musicales, películas, pinturas que han sido fruto del consumo moderado de algunas drogas que te ayudan y te incentivan la creatividad, así como hay otros elementos que sencillamente te la destrozan y te la marginan. Creo en la absoluta libertad con respecto a todo lo que sea probar y consumir, siempre y cuando no llegues a la adicción. Creo que, si hay algo que me desespera más que perder mi facultad y mi capacidad de raciocinio, es sentir que en algún momento soy adicto a algo, a cualquier cosa.

Hace un rato contabas que te enteraste ahora que tus hijos habían fumado marihuana. ¿Cómo fue ese esa conversación, acerca de las drogas, si es que alguna vez la tuviste?

Ya, pero mis cabros son más grandes. Habría que hacer la aclaración de que yo tengo cuatro, dos chicos y dos grandes y los grandes ya andan por los veintitrés, veinticinco. Creo honestamente que la decisión sobre el consumo de drogas tiene que ser tomada cuando tienes tu personalidad formada. Cuando las condicionantes en tu vida de alguna manera te permiten tomar decisiones racionales. Yo entiendo que gran parte del consumo de drogas hoy surge de la desesperanza, de la búsqueda de elementos que te permitan hacer más grata una vida que muchas veces es tremendamente hostil. Yo entiendo y rechazo que haya un porcentaje importante de la población que accede a las drogas más baratas, más tóxicas, más dañinas desde el punto de vista de la incapacidad y de la imposibilidad de encontrar otros estímulos sociales que te permitan el crecimiento. Que tomes un destilado o que tomes un trago en una fiesta, que fumes un porro, que consumas coca en pleno uso de tus facultades a mi francamente me resbala. Lo que sí me preocupa es el consumo indiscriminado en las poblaciones y la droga como escape a una sociedad que no te entrega otras alternativas, que existan mafias organizadas del narcotráfico, en los sectores más vulnerables. Cuando no hay más opciones, tu obligación como gobierno, como Estado, como sociedad, es brindar alternativas de escape. Que haya voladores de luces, que tiren fuegos artificiales con respecto a lo que van a ser en relación al consumo de drogas, es francamente indignante al lado de otro tipo de realidades que son las que tenemos que atacar primero y eso, pasa básicamente por la desigualdad social. En Chile el principal problema no es ni la droga, ni la violencia, es la desigualdad social, la desigualdad educacional, la desigualdad deportiva. Hoy desde el punto de vista deportivo, no tienes ni un grado de comparación entre el deporte que se hace en el Grange o en El Nido de Águila o en el Verbo Divino, con respecto al colegio A-131. Ahí está la verdadera diferencia, y mientras no ataquemos esa diferencia social, tirarse en picada contra la droga, es sencillamente un escapismo gubernamental, un escapismo estatal.

Drogas en el tablón

¿Cómo ves esa relación entre drogas y barras bravas?

Creo que las barras bravas surgen básicamente como un fenómeno de pertenencia en los 90s: la caída de los ideales políticos, la caída del muro, la caída de una serie de referencias, y la juventud necesitaba de un grupo de pertenencia y, el grupo de pertenencia empieza a ser la barra tal como había pasado en Inglaterra y, tal como había pasado en Argentina. A partir de ese grupo de pertenencia, empieza la organización interna y en la organización interna yo siento, que los liderazgos están marcados como casi siempre, por el poder y el dinero, y el poder y el dinero en un grupo como ese, surge inmediatamente a partir del narcotráfico. Entonces si hay un grupo donde es fácil que florezca ese mercado, es una barra brava. Ahora eso que parece choro, viene aparejado claramente con una red organizada que siempre es lo que te caga la cuestión. Yo en términos generales estoy en contra del poder, yo creo que es el poder el que malea.

Por último, hay un video que circula en internet donde haces referencia a la marihuana en pleno despacho ¿Es recurrente sentir olor a marihuana en los estadios de todo el mundo?

Yo valoro mucho ese gesto fíjate (Ver video), porque primero fue real, segundo fue valiente porque estábamos en el noticiero. Tu cachai que en los noticieros hoy en día está todo libreteado, el único hueón dentro del noticiero que puede hablar la cuestión que quiera es el comentarista deportivo, que tiene un margen de libertad que tiene que saber aprovechar. Ese día en el estadio de San Diego o California, no me acuerdo donde mierda era, los mexicanos hacen parrilla muy al estilo gringo llegan en su auto, sacan un toldo, le tiran una parrilla y listo, pero, además, era un consumo casi universal de marihuana y el olor, yo encontré que fue fascinante. Yo nunca había sentido tan profundo y penetrantemente esa mezcla de olor a marihuana con asado y lo encontré la raja. Lo dije casi sin pensarlo y es, sin duda alguna el hit de mis redes sociales con respecto a cualquier cosa.

¿y tú gesto haciendo que fumabas?

La Cony (Santa María) me dijo nos comemos un asadito y yo le dije, claro y después lo bajamos. Pero fue real, o sea era una nube, pero una nube fantástica de comida y yerba que yo te diría, que es casi la mezcla perfecta.