El hachís es uno de los métodos de consumo de derivados del cannabis más común de Europa y como las buenas variedades de marihuana, también tiene sus tipos y procedencias que han hecho que algunos incluso sean considerados auténticas delicias entre los amantes de las extracciones.
Desde el mítico rojizo hachís libanés, pasando por el Skuff holandés hasta el Royal afgani, son muchos los diferentes tipos de hachís que se pueden encontrar alrededor del mundo. Algunos de ellos son bastante difíciles de conseguir y solo están al alcance de algunos pocos afortunados que en ocasiones pueden recorrer el mundo en búsqueda de las mejores extracciones.
Sin embargo, con motivación y empeño y las semillas adecuadas uno puede convertirse en el mejor conocedor y creador de las más ricas variedades de hachís sin salir de su jardín de cultivo. Acá te presentamos algunas de las variedades de hachís más famosas:
Royal Afgani
Como su propio nombre indica, es uno de los hachises que se producen en Afganistán. Se elabora a través de una extracción en seco usando tamices con cogollos recortados previamente. Al polen o kief que queda después de este proceso, se le aplica calor y la sustancia se va amasando durante días, lo que genera una gran calidad y densidad. De hecho, este hachís es famoso por su sabor y efecto. A veces tiene un curado que puede llegar a durar hasta siete años. Procede de las típicas cepas afganas como la Afghan Express o la Khan Afgana.
Skuff holandés
Se elabora a partir de los primeros tricomas que caen después de tamizar los cogollos con una malla finísima. Con este sistema se consigue un hachís con un efecto psicoactivo súper potente en forma de cristales de THC prensados. Para elaborar esta delicia, que en ocasiones más del 60% es THC puro, se utilizan las variedades de la familia Skunk, como la Lemon Skunk o la Súper Skunk. Tiene un gusto algo amargo y un cuerpo poco denso, pero sus efectos son una auténtica bomba.
Hachís libanés
Este hachís se elabora el Valle del Baalbek y se caracteriza principalmente por su color rojizo, que se produce al dejar que la planta se seque prácticamente antes de cosecharla. Después las plantas se llevan a una nave donde se cuelgan y se secan de una forma muy similar a las hojas del tabaco. Los cogollos secos después se frotan con finos paños de seda y se obtiene un rico polvo, que se almacena en bolsas de plástico hasta el próximo invierno. Después se prensa a mano y los bloques pueden tener un toque más amarillo o más rojo. Su efecto es muy cerebral y tiene mucha cantidad del cannabinoide CBN precisamente porque se deja secar mucho tiempo antes de cosechar las plantas.
Bolas nepalíes
Este tipo de hachís se prepara en Nepal para acompañar y celebrar rituales religiosos budistas y algunas festividades hindúes. Los monjes de los templos lo queman en unos grandes incensarios usando brasas para que el humo llene toda la sala y así puedan entrar en un estado de paz espiritual. Para muchos que han podido probar esta variedad, la mente viaja y explora mientras el cuerpo permanece en un estado de gracia. Se elabora con cepas típicas de la región como la Nepal Kush o la Nepal Jam y su potente efecto solo es apto para los más experimentados.
Gardaa paquistaní
Este hachís se elabora en las montañas de Tirah Maidan, en la región que hace frontera con Afganistán. La sustancia se elabora con las primeras capas de polen o kief que se obtienen de las plantas de mayor calidad. El resultado es un “chocolate” de tonos café y negros muy oscuros, lleno de resina. Su pontencia es fuerte, teniendo un gran efecto narcótico y sedante. Se crea con plantas que proceden del área montañosa, como la autóctona Hindú Kush y sus descentientes como la OG Kush, la Blue Kush o la Bubba Kush.
Polen de Cachemira
Es bastante raro ya que es uno de los pocos que se elaboran apartir de sativas. La mezcla entre las culturas de los hindúes y pakistaníes da lugar a que se utilicen las extracciones en seco de origen árabe con genéticas sativas lo que da lugar a un polen de color más bien negro por fuera y café por dentro, de sabores afrutados. No es fácil de conseguir, pero ya tenemos a nuestro alcance varias cepas como la Night Sade o la Vanilla Kush, con la que podemos generar nuestro propio polen de Cachemira.
Crema de Manalí
Procedende de un pueblo con el mismo nombre situado en estado del norte de la India, Himachal Pradesch, se conoce como el mejor charas del mundo. Cientos son los viajeros que se aventuran hasta este lugar para probar un poco de este charas. Tiene un color negro y brillante, y a diferencia de otros charas, no tiene material vegetal. El charas se obtiene frotando los cogollos directamente con las manos y este en particular es menos intenso que otro tipo de charas. Su efecto es más eufórico y alegre y se puede obtener de variedades como la Himalayan Gold o la Rishi Kush.