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2018 un año clave en la regulación de la marihuana

Los avances para la comunidad cannábica sobre todo en este último semestre han sido esperanzadores. En el ámbito internacional, acontecimientos como los de Canadá con la legalización recreativa en adultos y Estados Unidos, con más de la mitad de sus estados con regulación en torno al uso de la planta, fueron algunos de los hitos que marcaron la agenda pública a lo largo del continente y en el mundo. Y en 2019 veremos quien da el golpe primero: España o México.

Texto y fotos por Arak Herrera Godoy

Llegada la década del 2000, diversos países de la Europa Occidental y América Latina empezaron a observar con detalle los acuerdos intencionales relacionados a las políticas de drogas, particularmente, lo establecido por la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes celebrada en marzo de ese año New York.

Dicho acuerdo, buscaba fijar tres puntos principalmente. «Primero, que el control y prohibición de la droga tenía que estar bajo el Estado, ya sea a través de una empresa estatal que regule la distribución y producción y por tanto la venta. La segunda era la prohibición de las drogas, consumo y venta. Y lo último, era darle un carácter penal al ámbito de las drogas, vinculado a la privación de libertad. El objetivo de la convención era promover a todos los estados miembros que incentivaran e incorporaran en sus legislaciones la parte penal». Así se estableció también el consumo para fines medicinales y científicos, precisa Alexis Garrido, analista en políticas y asuntos internacionales de la Universidad de Santiago de Chile.

Fue allí cuando comenzó la guerra contra las drogas. En países como Bolivia y Colombia, los militares se encargaban de esta labor. La misión de las policías como en el caso de México era reducir la producción de drogas para que no llegara a Estados Unidos.

No obstante, la paradoja de estas políticas prohibicionista era tener un efecto no deseado relacionado a la violencia: el mercado negro genera un mayor poder adquisitivo para narcotráfico, permitiéndole aumentar su capacidad armamentística y destinar inmensas fortunas en sobornos.

Uno de los primeros países en salirse de esta convención fue precisamente Bolivia, liderados Evo Morales, tras su vínculo indígena y ancestral con «Erythroxylum», la conocida hoja de coca, utilizada por el pueblo para trabajar en las alturas y realizar rituales. Primero se sale, pero después Morales vuelve entrar con algunas reservas. » A veces es mejor que el estado esté dentro que fuera», explica el analista de la USACH, quien agrega que fue así que muchos países comenzaron a ver otras propuestas vinculadas a la reducción del daño, la legalización de cannabis, entre otros.

Canadá y Uruguay, modelos de bienestar

Ya a comienzos de 1920, la prohibición de cannabis existía en Canadá. Sin embargo, según Garrido, ya a comienzos del 2000 nacen propuestas alternativas, respetando lo que la convención de 1961 estableció respecto al uso medicinal de marihuana.

Así, llegado el 2015, la legalización es una de las promesas de campaña del candidato liberal Justin Trudeau, quien en aquellos tiempos recordaba como su hermano estuvo preso por posesión de drogas, comenta Garrido.

Finalmente, en junio de este año, el Senado aprobó la ley Cannabis Act, Bill C-45 para consumo medicinal y recreativo.

Ana María Gazmuri (52), directora ejecutiva de Fundación Daya, explica que el proceso de Canadá fue de 18 años y que tuvo avances y retrocesos. Incluso, en algún momento se prohibió el auto cultivo. Para la actriz, ese modelo ha mostrado buenos resultados y toma tres ejes de consumo adulto: cultivo personal, un tercero puede cultivar para un número de pacientes (comunitario) y generar un expendio de productos para tratamientos medicinales.

«Me sumo a las palabras de Trudeau cuando dice por fin podremos proteger adecuadamente a nuestros niños y jóvenes y arrebatarles este mercado a los delincuentes. Creo que ahí están resumidas las ideas centrales de lo que fue en Canadá, más allá de los derechos personales», afirma. «Canadá lo ha hecho de esta manera, porque entiende que el enemigo a combatir es el mercado negro, por lo que tiene que movilizar y deponer productos en la variedad y precios suficientes para que el autocultivo o el mercado que exista aleje a los usuarios del mercado negro», ratifica.

A Gazmuri le gusta más este proceso que el de Uruguay, pues sostiene que se «quedaron cortos en el uso medicinal»: «Tú vas a Uruguay donde un médico, a un 55% le pides cannabis medicinal y te dan una papeleta de importación de Charlotte’s Web», asegura.

Uruguay fue el pionero en regular el uso medicinal y recreativo de Cannabis, a través de la ley 19.172 a finales de 2013. Pero ¿Cómo ha operado a lo largo de estos años la nueva legislación?

Simple. Uruguay tiene un registro de sus consumidores. «Quien les entrega la licencia es una institución del estado que se llama Instituto de Regulación y Control de Cannabis. Ellos hacen los convenios con la asociación de farmacias y se puede comprar un mínimo de 40 gramos al mes», explica Garrido.

Catalina Delgado, abogada especialista en regulación sanitaria y penal de drogas y ex directora jurídica en Fundación Daya, cuenta que Canadá es un país donde el bienestar es un derecho garantizado para sus ciudadanos. La salud es gratis y de calidad. Es por eso que la primera regulación que tuvo el país en torno al uso de cannabis fue sanitaria y finalmente recreacional. Canadá, al igual que Uruguay, tiene una visión de estado de bienestar. El 60% de la población uruguaya trabaja para el gobierno. Todos se consideran vecinos, no son muchos.

Con esta nueva política en Canadá los consumos adolecentes no aumentaron. Para Trudeau no regularizar este tema era un daño social, pues las drogas están. Vivimos en «Un mundo con drogas», tal como sostiene Emilio Ruchansky en su libro: «La represión médico-legal del consumo de sustancias controladas (más conocidas como drogas ilegales) ha provocado un panorama desolador. Quien las consume -más allá de sus diversos motivos y de si mantiene o no un uso problemático- resulta víctima de aquellos que se empecinan en protegerlo», señala el texto.

EE.UU.: los 33 estados

El pasado 6 de noviembre, tras las elecciones legislativas en Estados Unidos, el estado de Michigan legalizó el consumo de cannabis para fines recreativos. Por su parte, Misuri y Utah se suman al uso medicinal de la planta. En total, 33 son los estados que permiten el uso de cannabis para tratamientos médicos. De estos, 10 acceden también a su consumo recreativo.

Estados Unidos federalmente tiene políticas súper prohibitivas, pero como tal, varía según el territorio la legislación. California reconoce el uso de cannabis en su máxima expresión, asegura Delgado. «Yo creo que todo esto tiene que ver con el desarrollo de conocimiento de lo que es el cannabis», ratifica.

«El mercado de la marihuana en EEUU movió más que la industria del vino», sentencia Garrido.

Pedro Mendoza, es abogado y uno de los fundares de revista Cáñamo. Para él, » el cambio más importante a nivel mundial es lo acontecido en Canadá. En el caso de EE.UU, «lamentablemente con Donald Trump a la cabeza no sé sabe qué puede llegar a ocurrir en Estados Unidos, pero siempre va ser importante lo que pase allí. Indudablemente va ser el mercado más grande del mundo», asevera.

¿Y Chile cuándo?

La política exterior chilena se apega a las convenciones internacionales. Sin embargo, más que imitar modelos de afuera, Garrido dice que hay que conocer como es el mercado y la sociedad chilena para generar políticas propias. Así entonces, explica que, ley 20.000 es una símil a la ley prohibicionista de 1961.

«En lo que hay que avanzar ahora es en que se cree una institucionalidad para fines medicinales», afirma Garrido. Esto es lo que busca la ley de cultivo seguro y su modificación del código sanitario: auto cultivo personal protegido por una receta médica.

La cámara de diputados aprobó esta iniciativa con 121 votos. Su promulgación seria un hito mundial, sostiene Gazmuri, quien apunta a los beneficios de la legalización son muchos: quitarle poder al narcotráfico, garantizar un acceso seguro y razonable a la sustancia y mejorar las políticas educativas. «La ley cultivo seguro no te autoriza a cultivar lo que hace es revertir la carga probatoria de la ley 20.00, porque hoy día tú eres culpable hasta que se demuestre lo contrario. «La receta médica es herramienta suficiente para impedir la incautación de las plantas mientras se investiga», asevera la actriz.

Delgado explica que Chile debe regular para no criminalizar: «Yo creo que hay un 60% de condenas injustas por drogas». Es por esto que urge la Ley de Cultivo Seguro.

«Nuestra regulación hoy día reconoce nuestro derecho a consumir, a proveerse de drogas y sea comprando. Yo puedo comprar para mi uso personal y es legal, su venta es ilegal. Puedo producirla también, pero no vender», precisa la abogada. Sin embargo, la ley 20.000 es la que invierte la carga probatoria. Paradójicamente, sostiene, en dictadura se castigaba al narcotraficante y «era mucho mejor».

La receta médica, con esta ley, también ampararía al cultivo comunitario.»Hoy día las agrupaciones que realicen cultivo colectivo, clubes de cultivo, que estén funcionando como una cooperativa con un numero acotado, fijo y permanente de miembros como un club de socios sin fines de comercialización alguna, son totalmente lícitos dentro de nuestro actual marco jurídico.» No obstante, advierte que no se puede llamar cultivo colectivo al comercio encubierto en lugares que cobran por el gramo al tener receta médica. En una cooperativa, uno paga los costos de la producción del cultivo.

¿México o España?

Al culminar la Segunda Guerra Mundial, después de 1945, México quedó con muchos campos de producción de cannabis que tenían mucha rentabilidad. Esta política de reducción de drogas, generó como toda prohibición, más violencia.

«Sin duda que México, junto con Colombia han sido los países más afectados en Latinoamérica por la guerra contra las drogas. Sus comunidades, miles de muertos. La violencia generada se ha vivido en su máxima expresión y eso es algo que sigue ocurriendo. Frente eso, esta nueva administración también se está planteando y ya claramente ha sido expuesto, que van a caminar hacia la legalización total a raíz de ya tener cinco casos de jurisprudencia en la corte», asegura Ana María Gazmuri.

El 8 de noviembre pasado, el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó su proyecto para la producción, venta y consumo de marihuana, el cual espera se apruebe a mediados de 2019 y con ellos disminuir la violencia en el país.

La pregunta que surge es quien lo hace primero, México o España, sostiene Gazmuri. «Me parece súper interesante la propuesta que ha levantado Podemos en España. Recuperando un liderazgo económico del país y situándolo en la Unión Europea como un actor relevante gracias al impulso económico que daría el cannabis medicinal. Nuestra propuesta es muy similar a la propuesta de allá», acota la activista, quien espera que el próximo año seamos nosotros los que regulemos y demos la sorpresa.